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Capitanes intrépidos

Aventuras. Drama Harvey Cheyne (Freddie Bartholomew) es un caprichoso y malcriado niño rico que está haciendo un crucero con su padre. Inesperadamente, cae por la borda del yate y es rescatado por un barco de pesca al mando de un intrépido capitán (Lionel Barrymore). El pesquero tiene que acabar la larga campaña de pesca antes de llevar al chico a tierra firme. Harvey, al principio a regañadientes, conseguirá adaptarse a la dura vida en alta mar gracias ... [+]
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
28 de septiembre de 2009
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me hace difícil escribir esta crítica, me siento ahogado en aquel mar por donde Manuel navegó, mis lágrimas tienen el sabor del mar salado, donde un día fueron a parar las de tantos hombres. Y la de un niño. Un niño al que el agua acuñó, con marea serena y educada, haciendo de él un caballero de alma fuerte y valiente, un futuro capitán de barco en el que todos remarán a la misma vez y en el mismo sentido.

Antes era un niño maleducado y presuntuoso, envenenado por el poder, entero inocente, de su padre para con él. Creía que la vida se componía de regalos y favores, bajo el hacha de la amenaza, actitud imperante en su forma de ser. Pero fue una tarde, o una mañana, en la que una caída fue un despertar en aquellos ojos insolentes. De la infinidad se dibujó entre la niebla una barca que constituiría su destino inminente, el aclarar de aquella mirada inyectada en sangre sería paulatina, un viaje sin retorno hacia la sensatez y la bondad que sólo no podría arremeter.

Aún con esa actitud rebelde y caprichosa permaneció algún tiempo, esperando el retorno a los mundanos placeres de la ciudad.

Una noche, en busca de icebergs, escuchó un estraño instrumento y un cante dulce y desacompasado. Allí estaba el marinero, como una leyenda, como un mito, cantándole a la alegría y recordando a un padre, cerca allí en su memoria pero en inmensa lejanía, allá donde las estrellas nacen, en el lugar donde la vida es invisible pero evidente. Para siempre se paró el momento, aquella foto que miras con añoranza a tiempos queridos, un acomodo en una estación, una enseñanza.

Nunca te olvides de él.

Va por tí, portugués.
h e r m a n ô n e g r ö
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18 de junio de 2006
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi por primera vez Capitanes Intrepidos, me quedó un dolor en el corazón durante varias semanas, ya que con diez años no pasas aún del analisis profundo de la obra del maestro Kypling y simplemente te embarga una emoción enorme, por la amistad creada entre Manuel y su "pescadito". En estos años habré visto la pelicula unas 50 veces, sin exagerar lo más mínimo, y en cada una de ellas he podido apreciar aspectos diferentes del film. Estoy de acuerdo en lo que dice uno de los usuarios, que relaciona a Manuel como un pescador gallego, y es que en la novela original de Kypling se hace referencia a muchas cualidades de nuestros paisanos. Pero volviendo al film, creo que Fleming le dá un ritmo inigualable que hace que no te despegues ni un minuto de la pantalla. A ello contribuye la excepcional interpretación de un joven Spencer Tracy, que obtuvo un mas que merecido oscar, pero sobre todo a la labor de un inigualable Freddy Bartholemew, que junto a Jackie Cooper, Mickey Rooney y Judie Garland, constituyeron los niños prodigio del cine de los años 30 y 40 y de los cuales únicamente los dos últimos triunfaron cuando llegaron a su madurez. Tracy y Bartholomew, constituyen una pareja que se conpenetra a lo máximo y sobre ella crea su obra Fleming. Esta se va apuntalando con el trabajo de unos excelentes actores que van creando el contrapunto de todas las vicisitudes que pasan la pareja protagonista: el padre (Melvin Douglas) millonario viudo que no tiene tiempo para atender a un hijo que hace las mil y una diabluras para llamar la atención de su único vinculo familiar afectivo, el capitán (Lionel Barrymore) que encarna a la perfección el espiritu de los pescadores de Gloucester en la costa atlantica de los EE.UU. y su hijo (Mickey Rooney), espejo perfecto por su implicación con su padre, y el duro John "el largo", interpretado por el padre de una saga de actores (John Carradine) que no deja en ningún momento de poner a prueba la confianza de Manuel en su "chico". En definitiva una pequeña "obra maestra" de cuando el cine era cine..... imprescindible.
guachirolas
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10 de enero de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡ Qué película ! ¡ Qué disfruté viéndola ! ¡ Qué obra maestra ! ¡ Una maravilla !

Creo que con esto solo os puedo indicar la calidad inmensa que posee el film de Victor Fleming. Cada plano, cada movimiento de cámara, cada diálogo...es algo fantástico y de lo cual disfrutamos, como si estuviesemos saboreando un helado, sin prisas...pero sin pausas.

Hoy día vivimos en una sociedad donde los jóvenes cada vez son más cómodos, se esfuerzan menos y se aprovechan de sus pobres padres...incluso superando los 40 años.

Y en muchos de los casos los padres creen que esta es la aptitud correcta en la vida, ofrecerles de todo a los chavales, incluso si esto resta tiempo de calidad con ellos.
Pues este es el tema principal y el mensaje que nos quiere contar Fleming durante la película...de obligada visión por parte de todo aquel que se considere padre/madre...nos da una lección de coherencia.

Comenzamos con un niño: repugnante, engreído, déspota, malcriado, egoísta, mentiroso, cínico, impúdico con una forma de comportarse impropia de una persona de su corta edad. Inmediatamente Fleming consigue la antipatía del espectador hacia el " niñato ", y en cada escena que le sigue a continuación...más ganas tienes de patearle el culo a ese energúmeno enano, hábilmente consigue ganarse tu odio. Esto se lo debemos a ese pedazo de actor infantil como es Freddie Bartholomew que nos transmite toda estos sentimientos negativos, debido a una actuación impresionante, aún hoy no hay ningún niño que a su edad tenga esa calidad artística que el poseía.

Debido a su " trabajos y engaños " es rechazado en su colegio y su padre se lo lleva de viaje, teniendo un accidente y cayendo al mar. Allí lo recoge un pescador portugués llamado Manuel, interpretado de forma gloriosa por un Spencer Tracy, merecidamente galardonado con un oscar por la actuación a la que me refiero.

Por diferentes motivos desde el barco pesquero al cual pertenece Manuel, se le informa al nuevo " señorito " que no será posible devolverlo a su padre hasta haber pasado 3 meses en la mar, son pescadores y comen de eso.
A lo largo de la cinta y con un guión con ritmo, fresco y divertido, vamos viendo poquito a poco, como ese ser cabroncete que es el niño....va cambiando su aptitud con cada día que pasa en el barco. Conocerá cosas nuevas en su vida, el trabajo, es esfuerzo, el dolor, el hambre, el miedo, la humildad, la amistad verdadera y sobretodo el valor que posee la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
THE CROW
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29 de agosto de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conjunto es de diez, es prácticamente perfecta. A las interpretaciones soberbias de los actores, con un Spencer Tracy extraordinario, se le suma una historia atractiva en la que cabe acción, amistad, ternura y drama. La dosis exacta de moralidad supone que la película no decaiga hacia la lágrima fácil, de manera que ese equilibrio proporciona fluidez narrativa. Todo ello hace de "Capitanes intrépidos" una película apta para todo tipo de ser humano. Sus setenta años de vida no sólo no resta, sino que demuestra que los mensajes, los significados, permanecen bien vivos y son perfectamente válidos pese al correr del tiempo.

Sin embargo, el motivo que me impide que la valore con la máxima puntuación es que es demasiado previsible. Su linealidad puede ser entendida como virtud, yo opino que la ausencia de sorpresa la hace menos interesante. Puede que eso sí sea un defecto propio de la mente del S.XXI, buscando siempre lo diferente. Creo que desde el principio se intuye que el niño malcriado acabará recibiendo una lección y que evolucionará, que lo hará a través del personaje de Spencer Tracy y que ese modelo ejemplificador acabará teniendo el final que tiene.
Luisito
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30 de enero de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del director Victor Fleming, nos llega esta agradable película de aventuras para toda la familia.

Nos narra la historia de un niño, llamado Harvey Cheyne, quién cree que por tener dinero es mejor persona que el resto del mundo. Su padre es un importante hombre de negocios y el niño es repelente y muy caprichoso. Un día van en el enorme barco, de su padre, y el niño Harvey Cheyne tiene la mala fortuna de caerse al mar mientras huye de otros niños, no tan ricos como él (motivo por el cual lo están persiguiendo).

Un marinero llamado Manuel (un gran Spencer Tracy) acudirá al rescate, juntos irán al barco donde trabaja Manuel, que enseguida se da cuenta de que es un niño rico y odioso. El niño solo hace que repetir una y otra vez que se quiere ir y que su padre tiene mucho dinero; a todo esto llegará el comodoro del barco (un ENORME Lionel Barrymore) quién calmará al pequeño grumete y le obligará a trabajar. Manuel será el responsable de todo lo que el niño haga durante su estancia en el barco, por un período de tiempo algo largo, pues están en plena temporada de pesca y hasta que no acabe no pueden volver a puerto. Aquí empieza esta gran aventura, entre Manuel y su "pequeño" grumete.
Lostbreak
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