The Normal Heart (TV)

Acostumbrado a encontrar películas que parecen telefilmes, me ha sorprendido (para bien) esta “The normal heart” a la que le pasa lo contrario: pertenece a esa extraña especie de telefilmes con alma de película mayor. De hecho, pocas o ninguna cosa hay que induzcan a pensar que estamos ante un producto de naturaleza televisiva y de no ser por el tag «(TV)» que le han encasquetado no sé muy bien por qué motivo: el reparto es de primer nivel, el guion es sólido, sus intenciones son claras y el tratamiento visual es el que puedes encontrar en casi cualquier estreno de la cartelera de este fin de semana.

“The normal heart” no es una película agradable de ver porque recorre con crudeza los orígenes del SIDA en Norteamérica y su impacto en la comunidad gay. Tampoco es que pretenda caer simpática, su intención es más bien divulgativa, una dramatización documental de la confusión, alarmismo, imprevisión y prejuicios que rodearon a una de las grandes epidemias del siglo XX, de la que ya casi nos hemos olvidado debido a los últimos acontecimientos y a que, afortunadamente, los avances médicos y científicos han conseguido cronificar. No sabría valorar lo rigurosa o bien documentada que está la obra, pero sí logra una gran credibilidad y su realización tiene la habilidad de captar el interés hacia un producto con el que desde el primer momento queda claro que no se va a pasar un gran rato, pero sí va a aportar información relevante y responde a preguntas que ayudan a entender cómo y por qué los acontecimientos se desarrollaron como lo hicieron.

Personalmente, le quitaría la etiqueta de «televisiva» y consideraría productiva su proyección en institutos y centros educativos.

Como digo en el título ,esta película impacta, ya se que la historia sobre los inicios del VIH esta muy trillada pero creo que es la primera vez que se muestra de manera tan clara la marginación que sufrieron los homosexuales no solo por parte del sector heterosexual sino de su propio gobierno cuya obligación era protegerlos. Asique en mi opinión se hace una revisión del tema dándole un cariz mucho mas realista y duro.

La película eso sí se desarrolla de manera irregular dando escenas totalmente perfectas que transmiten todo el miedo y la impotencia ante la enfermedad hasta escenas en las que se muestra un colectivo gay excesivo que cuesta creer. Los puntos fuertes de la película en mi opinión son el papel del casi desconocido Matt Bomer el cual aparte de su transformación física impresionante eclipsa en ciertos momentos al veterano Mark Ruffalo el cual peca de excesivo y excéntrico en ciertas escenas. del resto del reparto habría que destacar a Jim Parson que consigue en ciertos momentos hacernos olvidar su personaje de Sheldon Cooper, eso si el resto de secundarios entre ellos Julia Roberts o Alfred Molina quedan eclipsados totalmente. .

Admiro el trabajo de Nietzsche, pero no me gustan sus ideas. No de otra manera puedo explicar lo que esta película me transmitió. Aborda el tema de la lucha iniciada por la comunidad homosexual de Nueva York por demostrar el potencial peligro del V.I.H. cuando este cobraba sus primeras víctimas ante la indiferencia de la sociedad norteamericana que la consideraba una enfermedad exclusiva de los gays.

Quienes me conocen saben que no apruebo un estilo de vida basado en el libertinaje, el desenfreno y el hedonismo (si, llámeme anticuado, ortodoxo u homofóbico), conductas comunes del movimiento gay según nos presenta la misma película y por tal razón no fue de mi agrado verla. Pero reconozco a los homosexuales como mis iguales, como personas poseedoras de los mismos derechos y libertades que cualquier ser humano y la lucha de los protagonistas por alcanzar dicho reconocimiento, aunque parte de una obra de ficción, es uno de los actos más humanos que jamás se verán y, por lo tanto, respeto y admiro. En conclusión, es una película que vale la pena apreciar.

Ryan Murphy es un excelente creador y guionista de series al que a veces le gusta meterse a dirigir también . En este caso en particular patina y eso que cuenta con un reparto espectacular , un guión notable y todos los medios disponibles para hacer una obra redonda sello HBO pero la translación del guión a la pantalla no resulta del todo acertada .

El director tiene como base una obra de teatro que ha sido trasladada a guión de televisión y eso se nota . El personaje de Mark Ruffalo llega a resultar tedioso con unos monólogos larguísimos sobre la lucha por la igualdad y los derechos de los homosexuales . Textos copiados de la obra de teatro que deberían de haber sido guionizados para la cinta y recortados para su mejor adaptación a la pantalla .

La cinta con un argumento tan controvertido , polémico y interesante resbala en ciertas partes del metraje en su ritmo y montaje . Algunas pasajes del metraje acusan de falta de ritmo y decaen en emoción y a veces el interés del espectador baja y no por los actores que lo dan todo ni por el argumento sino por una fallida dirección del director y el montaje en algunas partes de la película .

En conclusión , un reparto excelente con un personaje secundario para Julia Roberts que es todo un regalo . Una ambientación muy lograda , un guión efectivo con algunas taras y una dirección correcta con algunos baches de ritmo y montaje en algunas escenas y pasajes de la cinta .

Lo mejor : El reparto , en especial Mark Ruffalo , Julia Roberts y Taylor Kitsch .

Lo peor : Resulta algo tediosa en algunos momentos .

Para entender y valorar en su totalidad a The Normal Heart hay que situarla en su contexto histórico (el de la obra teatral original y el de su argumento). Puede parecer que la mayoría de sus conflictos –morales, sociales, médicos- han sido ya superados en el mundo occidental (y sólo en este), pero merece la pena recordar, más aún ahora que diversos estudios muestran la despreocupación total hacia este virus que fue una lacra, el camino recorrido por muchos hombres y mujeres, que sin tratar de sonar canonista, consagraron su vida a la lucha contra las muertes secretas, la homofobia, la injusticia, y en definitiva, la estupidez.

The Normal Heart toma el camino de lo directo. Si la magistral Ángeles en América iba hacia la metafísica, la filosofía y la política como exploración colateral de aquella era, y la reciente Dallas Buyers Club arremetía contra el sistema farmacéutico, The Normal Heart se acerca más al soberbio documental How to survive a plague, fijando su foco en la militancia, pero en la militancia de los enfermos, de aquellos a los que la plaga masacró aún antes de que existiera cualquier tratamiento efectivo y cuando más se les señaló como zombies disolutos merecedores de la desgracia. The Normal Heart es explícita en el sufrimiento, clínica en su muestra de la desgracia, desoladora en la escasa esperanza que aquellos hombres anteriores a 1983 sufrieron. Ryan Murphy deja atrás los efectismos de sus entretenimientos de evasión (Glee, American Horror Story, Nip/Tuc) y de sus esnobismos cinematográficos (Come, Reza, Ama), para centrarse en el tormento de este grupo de hombres marcados, para analizar en primera persona los pasos, faltas y logros de aquellos que vivieron los años más negros de este calvario.

El origen teatral de la obra de Larry Kramer, protagonista extendido de la película, se nota efusivamente en que cada personaje y cada actor tiene su momento en el ruedo. Todos sus protagonistas disponen de algún momento para luchar en su particular coliseo y vencer o ser vencidos por la fiera. De todos ellos, sólo encuentro con más carencias a un inexpresivo Taylor Kitsch (incapaz de llegar a las cotas emocionales de llevar a un amante moribundo a desaparecer en el callejón de atrás de un hospital junto a su madre), y en menor medida a Julia Roberts, que enciende el piloto automático de Agosto: chillar como una loca textos tan maravillosos como aquel en el que la enfrenta a una junta médica (aunque para ser justos, la Roberts no ha estado mejor en años).

Pero ahí están el desconocido Joe Mantello, incapaz de articular un discurso coherente y con sentido cuando ve que toda su lucha por la liberación sexual sólo le conduce ahora al ostracismo y la muerte. O un sensible Jim Parsons, llorando por todos los artistas que ya no lo serán, pues estarán en el sepulcro, y él tendrá que guardar otra tarjeta de un amigo desaparecido. Y Alfred Molina, enfrentándose a sus propios prejuicios ante un hermano que ama, a pesar de todo. O los dos ejes de la cinta, la historia de amor trágica, enérgica, sensible, real, de Matt Bomer (no sólo de la transformación física vive su interpretación: en sus ojos, en la negrura de sus pupilas, el actor ha encerrado la tragedia de miles de hombres jóvenes convertidos en un suspiro de lo que habían sido, de miles de vidas por vivir convertidas en un vómito, una llaga, un llanto que no acaba), y de Mark Ruffalo, como alter ego de Kramer, y como furioso y revuelto conductor de una historia de violencia moral, en una interpretación pletórica de energía pero sensible en cada secuencia, portador de la lucha que muchos hombres hicieron por sobrevivir a la plaga hasta el límite de sus fuerzas, cuando eran ya más jirones de una juventud que no podrían vivir.