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Campo de sueños

Drama. Fantástico Un granjero de Iowa (Kevin Costner), casado y con una hija, tiene un día una experiencia sobrenatural: una misteriosa voz le ordena construir en sus tierras de cultivo un campo de béisbol para que las viejas glorias de ese deporte bajen del cielo y puedan volver a jugar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
23 de diciembre de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que en la serie argentina “Casados con hijos” hay un episodio en el que Coqui Argento (Dario Lopilato) construye un caballo de madera porque una voz le dice justamente esta frase (título de mi crítica), y recién caigo de donde salió la parodia.
La verdad es que no puedo creer como esta película estuvo entre las cinco mejores del ’89 (según la Academia) y no estuvo nominada “Crímenes y pecados” de Woody Allen.
A veces los Oscars cometen errores lamentables y esta película fue uno de ellos. Es que ni el guión, ni el conjunto (film) se merecían siquiera una nominación (por más que hubiera sido el peor año para el cine, que no lo fue).
La película es mágica y fantasiosa, pero no es esa magia que te eriza la piel y te deja boquiabierto, es una magia pasajera y poco atractiva.
No hay nada memorable aquí, lo más interesante es un Ray Liotta que pretende hacernos creer que estamos en el cielo, pero no lo estamos.

Lo mejor: Ray Liotta.
Lo peor: el guión (¿cómo pudo ser nominado al Oscar?).
Ketty Analfer D
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11 de noviembre de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es indiscutible que no a todos nos tienen que gustas las mismas cosas, y esta película es un claro ejemplo. Tiene todos los elementos necesarios para abrir un debate sobre como hacer una película bien hecha y mal hecha.

Intentaré explicarme: Es una película sensiblera, muy emotiva, con momentos vacios que cansan pero aún asi son necesarios para el desenlace final.

Una película sin efectos especiales creados por ordenador con actuaciones brillantes por parte de Amy Madiga la cual aporta una frescura y punto de locura sana a la película, el fabuloso James Earl Jones que su sola presencia ya es suficiente como para que nos creamos la historia, el grandisimo actor Ray Liotta con unos gestos, unos silencios que realmente crees lo que caracteriza, El brillante Burt Lancaster dando una lección magistral de interpretación, Gaby Hoffmann que aunque niña ya se la veía una gran actriz pese a que abria demasiado la boca para hablar lo cual quitaba realismo ...pero claro... era una niña, bastante bien lo hacia.
También brillantísimo Dwier Brown haciendo de padre de Kevin Kostner y un también lucido y muy joven Frank Whaley.
Quizá quien más flojea sea Timothy Busfield, cuya expresividad parece que esté todo el rato diciendo "no me creo esta película" y eso lo transmite hasta el final.

En general una buena película, una historia de redención, un mensaje de que siempre tenemos una segunda oportunidad para hacer las cosas bien, de que si seguimos hasta el final, si construyes tu sueño y luchas por el, si lo construyes, el (tu sueño) vendrá!

¿Por qué esta película está tan mal valorada?, en mi humilde opinión, el doblaje en español hizo que perdiera puntos, y no es que hicieran un desastre, está correctamente doblado, pero hasta ahí. Punto.
Si se visiona la versión original se descubren matices en el hablar que te engancha más a la historia, haciéndola aún más sensiblera y poniéndote en momentos puntuales los pelos de punta. Creo que en el doblaje español no se tuvo en cuenta esos matices, por ejemplo ese momento final de uno de los jugadores que en su versión original le tiembla la voz que parece que está a punto de llorar. En la versión en castellano es una voz plana, sin emoción.

Lo mejor: El mensaje de que todos tenemos una segunda oportunidad si realmente luchamos por nuestros sueños.
Lo peor: la actuación de Timothy Busfield.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Madashi
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3 de diciembre de 2015
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Curiosamente esta película no suele caer muy bien, y a decir verdad no sé por qué. Desde luego no es una gran película ni creo que debiera estar nominada a los Óscar, pero sí me parece una buena película.

La historia (otra más de deportes para el amigo Costner) tiene un componente mágico que la diferencia y la hace atractiva. Un granjero oye una voz de no se sabe dónde que, como si fuera Noé, con sutiles mensajes le manda construir un campo de béisbol. A medida que se desarrolla la historia se va enredando la trama hasta que por fin se descubre el por qué de todo lo sucedido.

Pese a los muchos defectos que pueda tener, que los tiene, y pese a que ciertas situaciones o actuaciones sean típicas o tópicas, la película logra ser entretenida y nos ofrece algún que otro momento bastante bueno.

Por otro lado tengo que confesar que Kevin Costner es un actor que me gusta. No es el mejor actor de la historia y entre su filmografía hay bastante porquería (que también tiene muy buenas películas), pero por cualquier cosa es un tío que me gusta ver en pantalla, me cae simpaticón el hombre.

Y por supuesto, si por algo recordaré Campo de sueños es por su escena inicial, me encanta. El primer minuto con la voz en off es uno de los comienzos que más me gustan del cine, sin ninguna duda. Solo por esto ya guardaría un muy buen recuerdo de esta película.
DaniBalboa
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16 de diciembre de 2020
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406/15(12/12/20) Hace poco he visto “Mank” que acaba con una épica frase ‘Es la magia del cine’, pues eso se puede aplicar para las sensaciones emocionantes provocadas en mí por esta película de Phil Alden Robinson (guioniza y dirige), me las provocó hace 30 años cuando la vi el año del estreno, era poco más que un adolescente y me caló, pues ahora, décadas después la he vuelto a revisionar a ver si (según mi maleable interpretación) para ver cómo había envejecido, pues encima es un film controvertido para la crítica, los hay que la repudian por sensiblera y otros que la ensalzan como algo único y sensacional, pues tras volver a visionarla, mi impresión se ha atomizado para lo magno (y es que en el transcurso de estos lustros he perdido a mi padre y he sido padre de un hijo), pura poesía trémula es esta fábula fantástica. Es muy complicado que yo me emocione con una película, en raros momentos durante el metraje de una cinta ocurre esto, y ya me hace en comunión con ella, pues esta es prácticamente toda ella, desde ese inicio en medio de un campo de maíz con el protagonista echando la deidífica voz de ‘Si lo construyes el vendrá!’ (esto aún más punzante porque sabes quién vendrá), hasta ese neurálgico final con dos hombres lanzándose una bola de beisbol en medio de un ‘diamante’ en medio de un maizal, en medio Iowa. Y que les jodan a los que no saben emocionarse con este largometraje, peor para ellos.

Robinson adapta la novela de 1982 de WP Kinsella (pone a su protagonista su apellido, ¿?) “Shoeless Joe”, en una historia con claros efluvios caprianos (incluso con el malvado capitalismo reflejado en los banqueros de villanos, algo muy de Frank Capra), donde es imposible no ver en el protagonista Kevin Costner un emulo del ‘everyman’ James Stewart, y acompañándole un casting absolutamente fascinante, en estado de gracia, con una MAy Madigan que jamás ha estado mejor en el papel de la comprensiva esposa de Ray (Costner), James Earl Jones en el rol de un misántropo ex exitoso escritor (en la novela era JD Salinger, pero en la película se cambió al ficticio Terence Mann), un formidable Ray Liotta como el melancólico ‘Shoeless Joe’, o un majestuoso Burt Lancaster, que a sus 76 años actuó por última vez en cine, una ambientación prodigiosa que me hace desear viajar a esta Nueva Innisfree que es la granja de Ray en el Cielo, perdón, en Iowa, con esas filmaciones en la Hora Mágica, con esa vibrante música creada por Janmes Horner (que oigo mientras escribo). Fue nominada a tres premios de la Academia, incluida la Mejor Música Original, Mejor Guión Adaptado y Mejor Película.

Film donde el beisbol no es más un gran McGuffin, se utiliza como una especie de alegoría de la religión de la religión estadounidense, donde la etérea (y endiosada) voz que le pide el campo de beisbol podría ser la Catedral americana. Hay que ser muy valiente para financiar una idea tan disfuncional como esta, que entiendo (pese al exabrupto de arriba) que no es para todos los paladares cinéfilos, una obra que va directa al corazón, a removerte, a hacerte pensar en tu pasado y en tu futuro, y por supuesto en el presente, donde el beisbol representa las tradiciones que se mantiene como una constante, el modo sencillo de disfrutar de la vida, de jugar un rato con tus amigos, con tu padre, de ir un domingo con al campo a ver un partido, es una oda a cuando este deporte (y por ende muchos, ejemplo en España el futbol) no era una industria deshumanizada, cuando era algo cercano. Ello en una historia que nos habla de sueños, de errores del pasado, de sentimientos de culpa, de ansias de redención, de las relaciones paterno-filiales, y sobre de las segundas oportunidades que puedan resarcirte. Momentos como el mencionado inicio, como Ray le cuenta a su hija la historia de los infames Black Sox mientras construye esa locura de campo de beisbol, esa impactante aparición de ‘Shoeless Joe’, esa otra llamada ‘Alivia su dolor’, el encuentro con Terence Mann, ese ‘Ve hasta el final’, ese discurso de Mann, ese diálogo donde le preguntan a Ray que si el campo de beisbol, “Es esto el cielo?” y este responde “No, es Iowa”, y por supuesto su final de ponérseme el vello de punta.

Comienza de modo emotivo, con el protagonista relatando su vida en off mediante fotos desde su infancia, hasta la muerte de su padre y posterior matrimonio, cuando compra una granja en Iowa. Saltamos al presente y cuando Ray (Costner) da una vuelta entre los maizales escucha la voz ‘Si lo construyes, el vendrá’ iniciándose con ello una odisea existencial con epifanías de por medio, donde la línea entre la locura y la magia son difusas, donde las ansias por dar sentido a tu vida, por tener las respuestas, por combatir contra el peso de los fantasmas del pasado en modo de remordimientos nos hacen empatizar con los personajes (por lo menos a mí), seres con defectos, frágiles, con grietas, con virtudes, todos muy humanos, atrapándote el director en unas redes cargadas de evocación a un pasado idealizado, donde hay momentos en que parece caeremos en la sensiblería pero son sorteados con ingenio, con recursos donde nos dejamos manipular por la fuerza de un relato que se hunde en la piel.

Ray se embarcará en un viaje por encontrar a varias personas que él cree tuvieron su frustración con epicentro en el beisbol, siendo el punto de partida ‘Shoeless Joe’ (para el que la película intenta ser un reconocimiento a un tipo que se nos dice, por sus estadísticas, noi se vendió), siguiente parada en Boston con un escritor ya retirado del mundanal ruido, continuando por Minnesota para hallar a un veterano médico que estuvo cerca de batear profesionalmente, pero nunca lo hizo, todos ellos piezas de un puzle que se completa con su arrollador final, donde las lágrimas se me saltaron, sobre todo por la sencillez con que se aborda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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8 de octubre de 2009
17 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kevin Costner + drama sentimental y fantástico. La combinación del horror y no estoy hablando de géneros. La chorrada que nos ocupa es uno de esos ejemplos fehacientes de porqué no se puede confiar en los Oscars.

Sin embargo con los ilustres secundarios Ray Liotta, Burt Lancaster y James Earl, la cosa sube de bodrio a bodrio con lustrosidad variable y la historia de un señor idealista que en lugar de plantar maíz planta fantasmas llega poquito a poquito a ser, sino buena, algo medianamente tolerable.

Lo peor es que todo lo que sospechas sin verla, ocurre: es sensiblera, ñoña, tonta, sentimentaloide y previsible. No es que te vayas a sorprender de repente con un toque de acidez o inteligencia que se erija como un dique frente a la inundación de azúcar. Con esta trama, Shyamalan se hubiese marcado un peliculón.

Natural que no hayamos vuelvo a oír hablar de Robinson.
Neathara
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