El sueño de Casandra

Largometraje nº 37 de Woody Allen, escrito y dirigido por él. Se rueda en Londres, Hampshire, Brighton y alrededores, durante el verano de 2006, con un presupuesto estimado (IMDb) de 13 millones de USD. Producido por Letty Aronson, Stephen Tenenbaum y Gareth Willey para Iberville Productions, Virtual Studios y Wild Brunch, se proyecta por primera vez en público el 18-VI-2007 (Avilés, España).

La acción dramática tiene lugar en Londres y otras localidades del RU a lo largo de varias semanas del verano de 2006. Ian (McGregor) y Terry (Farell) son dos hermanos bien avenidos, pero de caracteres diferentes, hijos de una familia de trabajadores. El padre regenta un horno en el que trabaja Ian. Terry trabaja como mecánico en un taller de reparación de coches de lujo. Ian, el mayor de los hermanos, conoce a Ángela Stark (Atwell), una atractiva actriz de teatro recién llegada a Londres con el propósito de triunfar en las tablas. Ambicioso, desea hacerse rico invirtiendo en hoteles de California. Terry, el segundo de los hermanos, es aficionado a las apuestas y a los juegos de azar. Las pérdidas de juego de Terry y las necesidades de inversión de Ian les llevan a pedir ayuda financiera a su tío Howard (Wilkinson), médico, hermano de la madre, que ha ganado mucho dinero invirtiendo en clínicas de cirugía estética.

El film se propone recuperar y actualizar la tradición del cine negro y de suspense de la época clásica. Se apoya en un guión sólido, que compone una historia negra en la que se dan cita el drama, el crimen y elementos de comedia. Completa, junto a “Match Point” y “Scoop”, la llamada “Trilogía de Londres” o “Trilogía británica”, de Woody Allen. La trilogía analiza, sobre todo, las relaciones entre el delito y la culpa. El film que comentamos explora las relaciones que se dan entre la ambición, la legalidad y la moral, entre lo que se desea conseguir y lo que se puede hacer sin transgredir las normas establecidas. La obra se desarrolla como un ejercicio que combina componentes de juego y de divertimento. El realizador se muestra cómodo e ilusionado con este tipo de trabajo, al que aplica su experiencia, conocimientos y habilidades, con resultados que le satisfacen y le complacen en gran medida.

El film presenta algunas características formales próximas a las propias del cine clásico, como son la preponderancia de los diálogos, la centralidad de la historia que se cuenta y el papel fundamental que se atribuye a los intérpretes. La opción clasicista del realizador se pone de manifiesto cuando este sitúa en el centro de la obra la consideración de un conflicto de raíz y alcance esencialmente humano, a la manera de la tragedia clásica griega.

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Broche final a la trilogía londinense del maestro Allen, tras la brillante "Match Point" y la notable vuelta a la comedia que fue "Scoop". "El sueño de Casandra" se mantiene en la línea dramática de la primera, y la lleva un poco más allá. A cruzar la línea. Si en "Match Point" el final de la cinta no daba tiempo a que la culpa hiciese gran acto de presencia, en ésta ella y el arrepentimiento son los dos grandes protagonistas.

Colin Farrell y Ewan McGregor son los dos hermanos poseedores del barco que da nombre a la película, un sueño (de Casandra) que obligará a ambos a tomar drásticas decisiones y tragar con las consecuencias. Tom Wilkinson, en un breve pero determinante papel como tío protector de la familia (al más puro estilo de "El Padrino"), y la bella debutante Hayley Atwell (con reminiscencias a la Johansson de "Match Point", con ese aire de diva fatal) completan el plantel principal.

Dijo Allen una vez que de todas sus películas, sus preferidas eran aquellas en las que él no aparecía, ya que, decía él, "si yo salgo tiene que ser una comedia" (sólo ha hecho aparición en uno de sus dramas, el deslumbrante "Delitos y faltas"). De hecho, los dramas que el genial director y actor ha firmado le permiten explorar de forma más directa los entresijos de la naturaleza humana, algo que, aunque también presente en sus comedias, queda un poco relegado en pos de las inteligentísimas bromas y chistes.

Con un final, eso sí, algo precipitado, "El sueño de Casandra" nos deja tras su visionado la sensación de estar ante una de esas pequeñas maravillas que el genio hace de vez en cuando, entre Obra Maestra y Obra Maestra, y constituye un broche de oro para el final de su trilogía londinense, erigiéndose como una cinta perturbadora, oscura y con encanto. Como el propio Londres.

Bravo otra vez.

Woody Allen, desde su privilegiada posición artística (es un genio, le pese a quien le pese), se permite sorprendernos una vez más con un drama duro y sin concesiones disfrazado de thriller que habla sobre la familia, los remordimientos y, sobre todo, la ambición. El tono es el mismo que en Match Point, éso desde luego, pero a mí me parece menos forzado y retorcido que en la película con Scarlett Johansson. También es más corta, lo que sin duda ayuda a su disfrute, y los actores están soberbios. Puesto que decir que tom wilkinson es un pedazo de intérprete está de más (es una pena que su personaje salga tan poco), voy a repartir los halagos entre la debutante Hayley Atwell, espléndida, y Colin Farrell y Ewan McGregor. Pese a que como pareja no pegan mucho, individualemente ambos lo bordan en personajes teóricamente opuestos a lo que ellos suelen hacer: mientras que Ewan es el listo extrovertido (y a la postre, el más miserable y ambicioso de los dos), Colin es vulnerable, inseguro y alcohólico.
Lo que queda claro una vez más es que Allen sabe muy bien cómo sorprender al espectador con los golpes de efecto que introduce en la historia, que una vez más nos envuelve con su genialidad. De lo mejor del año.

Lo mejor: Los tres actores principales, y toda la trama criminal que los envuelve.

Acabo de suspender una película de Woody Allen. Creo que nunca se me hubiera pasado por la cabeza que yo pudiera hacer semejante barbaridad. Ewan McGregor y Colin Farrell naufragan en su precioso barquito "Cassandra's Dream". Woody lo ha estrellado contra un enorme muro de aburrimiento.

El siempre magnífico y hasta ahora nunca mediocre, Woody Allen, ha fracasado al intentar hacer una película "estilo Match Point". El principal problema de la película es que no fluye, es pesada y muy poco natural, pero ante todo, no hay climax, y a pesar de hablar sobre la moralidad humana en la familia, apenas hay tensión emocional.

Los protagonistas tampoco es que hagan maravillas con sus papeles. Ewan McGregor parecía que actuaba en una película cómica de Woody Allen, y no en el drama que se supone que es "Cassandra's Dream", mientras que Colin Farrell era un poco penoso. Ninguno de los dos aguantaba el peso dramático de su papel. El único a la altura ha sido Tom Wilkinson, aunque tampoco ha realizado el papel de su vida, más bien ha sido decente en comparación con el resto.

A la espera del próximo film de Woody Allen, el sueño de Casandra es una pesadilla en la excelente filmografía del director neoyerquino. Estoy ansioso por ver el trabajo de Javier Bardem con Woody Allen.

El mediocre y sobrevalorado director, acomete un telefilm con un guión tontorrón, pero eso sí... Acompañado de un par de buenos actores. Lo que sucede, es que cuando el talento escasea, o se encuentra en otro lugar (La cabeza de quienes se venden al anciano Allen) los resultados no pueden ser más mediocres.

A ver si el público de una vez, aprende a diferenciar los proyectos cinematográficos, con las peliculitas de un director que se vendió de progre en los setenta, que pocas veces ha contado algo, y la mayoría, lo hemos visto antes, y mejor narrado.
Diez años después de este film, Allen, continúa ofreciendo churros o porras, en ocasiones galletas maría. `Es por ello que con todo respeto y humildad te pido: Woody, descansa en tu mecedora y deja los cines libres para cineastas de verdadero prestigio.