Focus

Pues a mí me ha gustado la segunda vez que la vi. Mucho más que la primera. Será mi esencia marginal, esa que en todos habita, aunque pocos lleguemos a reconocer.
Will Smith, ha logrado construir una carrera al margen de aquel lejando "PRINICIPE" . En esta nos ofrece un personaje contenido, bien resulto, sin maestría pero con eficacia, acompañado de una Margot Robie, deliciosamente bella, eficaz y tierna.

Me interesa bastante este cine de robos, estafas, personajes que se mueven en la marginalidad, arrastrados por códigos de conducta reprochables, pero que en una pantalla hablan de inteligencia, al servicio de causas innobles y la vez que... atractivas.
¿Qué le voy a hacer? Mi madre ha vivido siempre de la seducción (No, no era meretriz) Era una deliciosa vendedora de servicios y productos cosméticos... la esencia del engañoso glamour, integrada en la promesa de una belleza eterna.

Aunque la vara no estaba muy alta para la temporada de estrenos de Will Smith, si bien no consigue un hit por lo menos logra darle a la bola y levanta en algo el nivel, apoyado por Margot Robbie, exquisita co estelar que demuestra ser más que un rostro y cuerpo de lujo.

"Focus" (2015) es de esas películas basadas en las andanzas de pillos sobre crédulos pero que rara vez lograr generar interés del espectador en sus picardías. Si bien está por encima de varias en su tipo, tampoco es que mate y deje con ganas de verla de nuevo, aunque sea en el cable.

Se podría concluir que con el fin de sorprender, utiliza medios ocultos para despistar al público. Algo si se quiere injusto pero que saca la tarea adelante al margen de las críticas de varios.

Para Smith es un ascenso tras sus últimos chascarros. Este film es entretenido, llevadero, algo fantasioso y facilista pero puede aburrir a varios por curiosamente volverse predecible; no en detalle sino en el fondo. Ojo ahí.

A punta de estilo y de la credibilidad en la dupla central y un secundario interesante, "Focus" se hace digerible para públicos jóvenes, sin poder de comparación con grandes films de antaño, donde la elegancia y el timo eran más que trucos y curvas femeninas.

Recomendación:
Pasable. Will Smith mejora en una cinta aceptable pero que no trasciende.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com

Este fin de semana, como tantos otros, tenía complicado elegir una buena película entre la oferta de estrenos. La primera opción era la nueva versión de “Cenicienta”, del otrora director de cine Kenneth Branagh –a día de hoy, un mero operario de las “grandes” productoras, que aspiran únicamente a alcanzar la cima de las taquillas-. La segunda, “Focus”, suponía el retorno de Will Smith a un papel protagonista desde 2008 con “Siete almas” –voy a ser benévolo olvidando las lamentables “Men in Black 3” y “After Earth”-. De las dos alternativas, las declaraciones del que fuera cineasta británico (creo que continúa siendo británico pero, desde luego, no cineasta) publicitando su cinta como una revisión necesaria del famoso cuento insistiendo en su aspecto sexy, unidas a sus impersonales y prefabricados últimos trabajos, me hicieron decantarme por “Focus”, aun a sabiendas de que no era un gran largometraje. Pero lo que ignoraba es que fuera tan pésimo.
Cuenta la historia de un estafador profesional que decide ayudar a una hermosa joven, novata en el mundillo de las estafas. Inician de inmediato una relación sentimental que él decide romper de repente. Pasado un tiempo, vuelven a encontrarse y se introducen en una espiral de engaños y mentiras que les pondrá a ambos en peligro. El film posee numerosos defectos, desde una trama poco creíble a un guión tramposo, pasando por unos personajes caricaturizados, un entorno de lujo excesivamente forzado y artificial, una serie de timos disparatados y una narración que, ni cuando quiere ser intensa, ni cuando quiere ser divertida, consigue su propósito.
Además, el despropósito ha sido llevado a cabo, no por uno, sino por dos directores, Glenn Ficarra y John Requa. Responsables de la aceptable “Crazy, Stupid, Love”, han mostrado, sin embargo, su peor cara como autores de los guiones de “Bad Santa” o “Una pandilla de pelotas”. En esta ocasión, se limitan a intentar atrapar a los espectadores por medio del lujo, la belleza y el gancho mediático de su actor protagonista. Todo lo demás es un inmenso agujero vacío. Mucha luz de neón, mucha rubia imponente, mucho dinero, mucho palco de primera y mucho cochazo. Porque eso es lo único que pueden ofrecer. Es decir, que no ofrecen nada. Nada de cine, al menos.
Me consta que Will Smith es un actor destacable, que ha demostrado sobradamente su valía en la excelente “Ali”, “Seis grados de separación”, “Buscando la felicidad” o “La leyenda de Bagger Vance”, entre otras. Cuenta con una extraordinaria habilidad para la comedia y sabe conquistar a la cámara. Sin embargo, lleva demasiados años enlazando proyectos fallidos, una tendencia peligrosa que está provocando que su talento se olvide. Y el anuncio de su próxima participación en “Dos policías rebeldes 3” no parece la mejor manera de retornar al buen camino. Por su parte, la actriz australiana Margot Robbie se limita a explotar su innegable atractivo, sin aportar más cualidades. Su aparición en “El lobo de Wall Street” le otorgó cierta fama pero, por desgracia, continúa representando el mismo papel. Está por ver si es capaz de acometer otro tipo de registros.
Viendo “Focus” no pude por menos que recordar otros títulos sobre especialistas en timos y estafas, como “El golpe” de George Roy Hill, “Los timadores” de Stephen Frears, “Nueve reinas” de Fabián Bielinsky o “Atrápame si puedes” de Steven Spielberg. Y pensé que es imposible que sus responsables hayan visto ninguno de ellos porque, de ser así, no se hubieran atrevido a perpetrar esta proyección de más de cien minutos sin sentir una punzada de vergüenza.
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@gerardo_perez_s

Cuando vi el trailer de Focus me dio mucha pereza. Es decir, comedia romántica más robos y estafas no me parecía una buena combinación pero bueno…No ha estado del todo mal. En mi cuarto intento por verla, me ha dado más de lo que esperaba y he pasado 104 minutos entretenidos.
La historia empieza cuando un experto estafador, Nicky (Will Smith) tiene una cita a ciegas con Jess (Margot Robbie). Él triunfa y se la lleva al catre, pero el supuesto marido los interrumpe en medio de la escenita sexual. Resultan ser unos impostores, pero Nicky viene de vuelta y los destaca. El experto estafador sigue a Jess y la invita a una copa, ya de paso le enseña unas cuantas técnicas de estafa y robo.
Nicky conduce hasta Nueva Orleans donde se reúne con su socio principal y va a las carreras de caballos. Mientras toma una copa ¡tachán! Aparece Jess, informadísima de quién es él. Y quiere entrar en el juego. El socio aparece, Nicky se la presenta y el socio dice que ya sabía que vendría. La ponen a prueba mientras el jefe lo vigila todo y finalmente está dentro, la chica es buena. Con un equipo de treinta personas, Nicky es todo un experto estafador y as del robo, con base en Los Ángeles. Jess intenta un acercamiento con Nicky intentándolo conquistar, y él acaba sucumbiendo a los encantos de la sensual rubia y comienzan una relación.

Tras desmontar el chiringuito base y ganar 1.2 millones de dólares se van a ver un partido dónde un japo amante de las apuestas se juega toda la pasta contra Nicky que acaba ganando la magistral jugada gracias a Jess. Todo estaba preparado desde el principio.
Pero Nicky es un bad boy y no puede permitirse estar enamorado, así que abandona a Jess en un coche sin una explicación y con unos fajos de billetes.
Tres años después, en Buenos Aires se reencuentran. Ella sale con Garriga, un empresario de F1 (Rodrigo Santoro). Nicky que trabaja para Garriga se pone celoso y se desconcentra de su trabajo. Intenta recuperar a Jess pero ella pasa de él. ¿Qué pasará?
Hasta aquí la sinopsis que me ha quedado un poco larga, creo. Ahora la crítica.
El guión no es para echarse a llorar. Tiene múltiples giros que se agradecen, como por ejemplo el anticlímax final totalmente inesperado y sorpresivo. Pero sobran minutos y con esto quiero decir que hay momentos de diálogo que parece que estén ahí para rellenar. El me enamoro-no me enamoro del personaje de Nicky por Jess es desesperante. Y la excusa de que Jess aparezca en Buenos Aires como “pareja” de Garriga es una excusa barata de guión para reencontrarlos.
El final es totalmente inesperado y demuestra que no todo es lo que parece aunque el happy ending me ha resultado vomitivo.
La planificación y el montaje son más bien normalitos. Hay momentos de cámara lenta que están bien, pero que no vienen al caso. De cualquier modo, la película tiene ritmo y no aburre. La banda sonora no es mala, no es una delicia auditiva pero tiene algún hit. Aquí la dejo.
Will Smith hace de un Nicky antisocial, ambicioso, amante del juego y con mal perder. Will Smith vuelve a ser un actor decente interpretando un papel que encaja bien en todos sus matices, ya que es el que más tiene; no es el de En busca de la felicidad pero no el del bodrio After Earth que menos mal que reconoció no debió haber rodado nunca. Me da pena que un actor que tuvo un momento de plenitud actoral no acierte eligiendo sus proyectos.
Robbie en su papel de femme fatale actúa de zorra (astuta, quiero decir). Está bien en su papel de rubia sensual, pero no aporta nada.
Se nota que hay química entre los actores y hacen una divertida pareja, pero llegan al punto empalagoso que odio.
Si tuviera que destacar un secundario destacaría a Adrian Martinez en su papel del freak Farhad. Es el único personaje que me ha hecho gracia y eso que se supone que es una comedia.

En resumen, una trama de lío amoroso ya que las estafas quedan en un completo segundo plano, con final feliz que te mantiene distraído por la química de la pareja protagonista. Pero tampoco es la gran obra maestra del año. Y o yo no tengo humor, chico, o yo de comedia no le veo nada, nadita.

Tras el estrepitoso (y justificado) fracaso de "After Earth" no ha sido fácil ver a Will Smith en la gran pantalla más allá de un par de papeles secundarios. Con Focus llegaba su oportunidad de redención, no obstante parece confirmarse el hecho de que el carismático actor debe cambiar de agente y no escoger papeles al azar.

La historia es tan sencilla como vista. Unos timadores que se asocian y van dando golpes, donde todo va bien hasta que se mezclan los sentimientos y gente peligrosa a la que es mejor idea no engañar. Como ya nada es nuevo en el planteamiento ni siquiera pretenden detenerse a explicar ciertas cosas, te las sueltan y punto. Es un "sabemos que lo sabes pero a ver si pasas un buen rato", es decir, entretenimiento que ni se molesta en ser bien desarrollado. Los personajes siguen la línea del filme, llanos, sin un trasfondo que interese más allá de lo bien/mal que les salgan las cosas y sin absolutamente nada que aportar. Caras bonitas que se juntan para formar un conjunto superficial.

La verdad es que es imposible no enamorarse de Margot Robbie (ya fue imposible en El lobo de Wall Street) pero eso no implica que haga un buen trabajo. Al igual que su compañero, se encuentra con un guión pobre que no es más que una mancha lucrativa en su carrera. No tiene ningún mérito interpretar estos papeles, y es una lástima ver a un actor que marcó la infancia de muchísima gente al ritmo del rap de Bel-Air o dando caza a insectos alienígenas no elegir bien las películas desde hace demasiado tiempo. Porque con En busca de la felicidad ya nos demostró que si bien no está entre los más grandes, es un buen actor que puede perfectamente moverse entre su conocida comedia al drama sin ni siquiera pestañear.

Si el producto va a ser palomitero por lo menos que no nos tomen por idiotas. Porque hay determinadas (seguramente demasiadas) cintas que para su disfrute requieren de palomitas y refresco que con el único punto a favor con el que cuentan es que pasas un "buen" rato. Pero con "Focus" esto tampoco llega a cumplirse, porque el principal logro es conseguir aburrir con un metraje tan rápido. Aunque bueno, tal vez haya un segundo punto de vista en el que el director forma parte del argumento y el verdadero timo final era la película en sí misma. Quién sabe.