¡Qué bello es vivir!

En 1946 Frank Capra filma una de sus mejores películas sin renunciar a su peculiar punto de vista de estudiada y lúcida ingenuidad ante la vida.
No era fácil que un film que aparentemente aparece com uno de esos cuentos lacrimógenos de Navidad no cayera en el buenismo absoluto, el final feliz y la sensación de asco que suelen dejar muchos de esos cuentos.
Sin embargo, lejos de eso, el genial Capra construye en "Qué bello es vivir" un increíble relato de la realidad más amarga que se va transformando conforme avanza el film en un auténtico estudio sobre el sentido de la vida y la influencia de nuestra existencia en la de otros seres humanos.
Cómo desde un trivial comienzo se puede llegar a hacer un brillante ensayo sobre el sentido de la vida, emocionando por el camino a cuantos espectadores lo contemplan, es una lección magistral que sólo Frank Capra sabría impartir y que muy pocos autores han sabido imitar con éxito después de él.

Ahora que se acercan estas fechas navideñas, tan amadas y odiadas a partes iguales, me he decidido a continuar escribiendo estas humildes opiniones respecto a las películas que han marcado mi existencia.
Recuerdo que tendría unos 9 años cuando vi por primera vez esta película aunque no fue hasta posteriores revisiones cuando capté toda la magia de esta historia o mejor dicho cuando empecé a captarla, ya que año tras año me doy cuenta de la obra de arte que es esta película.
James Steward y Donna Reed forman una pareja memorable y todas las escenas están cargadas de ternura e ingenuidad. Ojalá hoy día se hicieran esta clase de películas porque tras verla uno se siente mejor persona. Con unas semanas de antelación, les deseo a todos, una Feliz Navidad! (creo que con esto queda claro que soy una de las personas a las que la Navidad les encanta).

Cuando era un renacuajo, tras la cena de nochebuena -uno de esos pocos días en los que mi madre tenía la maravillosa amabilidad de permitirme la retirada al catre horas después del "vamos a la cama"-, mi hermano y yo nos tumbábamos en la cama mueble que nos montaban en el salón y nos poníamos a ver la tele -sólo dos cadenas, ¡qué tiempos!- hasta que el sueño nos vencía.
En esas extrañas condiciones, vi por primera vez "¡Qué bello es vivir!". Tendría 10 años.
Desde entonces, llega todas las navidades como los Reyes Magos en virtud de alguna de las decenas de cadenas de las que ahora "gozamos", y desde entonces, cada año, cada nochebuena, la busco desesperadamente como ese niño que era de 10 años, y la veo aunque sólo sea un ratico, y lloro, aun sabiendo de memoria lo que va a pasar.

Acusan a Capra de sensiblero, de mostrar los mundos de yupi y unos finales imposibles. Posguerra en los 40, todo se derrumba, ¡qué coño queremos que rodara! ¿Apocallypse Now? Prefiero de héroe a Juan Nadie o a George Bailey.

"¿Qué hubiera sido del mundo sin ti?" le muestra Clarence a Stewart.
"¿Qué hubiera sido del cine sin Capra?"

Que bello es vivir, si es realmente bello vivir y más después de haber visto esta película tan hermosa e impresionante.
Sin duda una película que te deja contento con la vida misma, puedes sufrir, llorar, deprimirte, sentirte triste, pero a pesar de todo eso, la vida seguirá siendo bella, por el simple hecho de tenerla, de ver reír a los niños, de ver la puesta del sol, de sentir el aire en tu rostro, de ver a tu familia unida y muchos ejemplos más de que realmente es bello vivir.

Esta película fue hecha hace sesenta años, y hoy más que nunca es importante y necesario verla, ya que te deja muchas enseñanzas y la esperanza de siempre tener a nuestro lado a un ángel que nos cuide y nos lleve por un buen camino.
Hay muchas cosas que aprenderle a esta cinta: la amistad que se siembra con el transcurso de los años para cosechar cosas buenas al final, la avaricia y la maldad siempre vencidas por la bondad; la gratitud de los amigos, el amor de la familia, la confianza en uno mismo, la derrota y el levantarse de ella con buen animo, y muchas cosas mas.

Excelente película, que te hace preguntarte ¿que seria de la gente que amo si yo no hubiera nacido?, porque, todos los humanos somos importantes y tenemos en nuestro destino el poder cambiar la vida de las personas que se cruzan en nuestro camino, para bien y para mal.

Poco me queda por decir, gran dirección de Capra, excelsas actuaciones de Stewart (ya es costumbre verlo en las mejores películas), de Donna Reed, de Gloria Grahame, y desde luego del gran Lionel Barrymore a quien considero uno de los mejores diez actores de la historia.

Nadie, ningún habitante de este bendito planeta, se puede perder esta maravillosa película.

Curioso tema filosófico el del título, que dejaré de lado porque aquí lo importante no es que lo que nos cuente "Qué bello es vivir" sea cierto, lo importante es que nos lo cuenta.

Uno tiene que saber disfrutar y dejarse llevar por Capra, que dibuja, en un principio, una historia optimista, para después teñirla intensamente de negro y para rematar rebosando de nuevo alegría, felicidad y optimismo.
¿Es esto (que vivir es tan bello) verdad? Quizá. ¿Se ha dado el caso (de pasarlo tan bien, después tan mal, y después tan bien para descubrir que vivir es tan bello)? Quizá. Pero es que los sentimientos que despierta con habilidad en nuestro interior esta película son tan intensos e irreprimibles que da igual. No importa en absoluto. Podríamos decir algo así como que el fin justifica los medios.

Película preñada de magia, de felicidad, que consigue emocionar y transmitir sin necesidad de grandes excesos técnicos (aunque un par de detalles interesantes sí que hay). Véase, por ejemplo, la escena de la piscina. No hay ningún plano de antología, ni se oye banda sonora de Oscar por ninguna parte, sin embargo consigue arrancarle a uno una sonrisa y llegarle al corazón, porque es una escena viva. Stewart, al que vitalidad -como a todo en esta obra- en su interpretación no le falta, está enorme.

Sin duda, un alegre clasicazo, que aunque en un tramo inicial pueda tener cierto aire a moñada, acaba funcionando a la perfección y convirtiéndose en una de esas cosas que hacen que vivir merezca la pena.