El último hurra

Lo del título: todo y todos los demás están de relleno en esta trama llevada a cabo de principio a fin por un magnífico Tracy que, actúa con tanta naturalidad y facilidad de gestos y tonos que captura la atención a extremos de rebobinar escenas para no perderse detalle de su histrionismo y frases. Interpreta un personaje que sale de abajo, bien de abajo de los estratos sociales, y debe luego "encontrarse" en la vida ocupando un imprtante cargo público de una ciudad, con los detractores que no le toleran tanta coherencia en sus errores o en sus aciertos, en su bondad ciudadana o en su autoridad ejercida con astucia, rigor y sin conceder nada a nadie. Ahi está casualmente el valor interpretativo de este personaje que no sería nada fácil para cualquier actor tratar de trasmitir tanta actitud. Notable film que cabalga a caballo de este extraordinario actor. John Ford una vez más ofrece una producción que muy bien vale el costo en boletería.-

Película magistralmente dirigida por John Ford. Hay escenas que parecen cuadros de Velázquez, con la cámara fija y un orden exquisito. Además, el elenco de secundarios es sublime, aportando gracejo a la escena, tal y como ocurriera en sus westerns más populares.

La película está dividida en 3 escenas: Comienza por la presentación del personaje principal, el alcalde, que es interpretado por Spencer Tracy. Luego nos encontramos con su campaña electoral para renovar el mandato. Y acabamos con una última parte que no diré por aquí.

Es en la trama central y principal donde la película se alarga innecesariamente. Lo curioso es que John Ford en sí mismo es el que nos hace amar a la película, aunque no esté pasando nada relevante en particular (en cierto modo, nada sucede en toda la película que vaya a recordar en un año).

El mensaje que nos lanza la película es el de las cloacas políticas y estratos sociales altos que manejan los hilos de la política, supuestamente contra el progresismo que encarna el alcalde de origen irlandés.

Notoria película dirigida y producida por John Ford con basamento en una novela de Edwin O'Connor.

En ella Ford relata con guión de Frank S. Nugent, uno de sus asiduos colaboradores, la historia de un político honrado en plena disputa electoral que contará con el apoyo incondicional de su sobrino, mientras su hijo demuestra un comportamiento frívolo e infantil.

La película brilla tanto en su faceta dramática como en la cómica, con diálogos sobresalientes, una considerable carga irónica, un plausible mensaje de armonía y consenso entre diferentes, maravillosos contrastes de carácter melancólico envueltos en un profundo lirismo (memorable el solitario paseo de vuelta a casa tras conocerse los resultados electorales), y una plural ristra de peculiares personajes secundarios encarnados por excelentes intérpretes como una divertida Jane Darwell dándole paraguazos a Jeffrey Hunter, O. Z. Whitehead o Edward Brophy, este último repartiendo puros de forma interesada.

El tramo final pone de nuevo de manifiesto el humanismo y la sensibilidad de un cineasta inigualable en el tratamiento de las emociones, incidiendo con suma ternura en la parte más afectiva de esta magistral película, una más en su dilatada filmografía, una obra excepcional protagonizada por un fabuloso Spencer Tracy en un papel que John Ford inicialmente había pensado para su ferviente admirador Orson Welles.

Nota: 9,5

Excepcional película dirigida con maestría por el legendario John Ford y que capta como pocas el funcionamiento de la política, específicamente de una contienda electoral, en donde se verán enfrentadas dos ideologías, dos movimientos diferentes, dos formas de ver el mundo, dos grupos que intentarán obtener a como de lugar la Alcaldía de Nueva Inglaterra. Por un lado tenemos al candidato Frank Skeffington, un "viejo lobo de mar" en esta lid, en busca de una reelección "casi asegurada" y por el otro un "joven" idealista sin mucha experiencia pero apoyado por grupos de poder que buscan un "cambio" de dirección en la administración.

Hay que prestar atención al extraordinario guión escrito por Frank S. Nugent, que capta con una lucidez increible y detalle a lo más esencial de la novela de Edwin O'Connor en la que se basa, ya que podemos ver con lujo de detalles los mecanismos y situaciones que se manejan en la política, tenemos un compendio digno de estudio que incluso hoy sigue siendo aplicado casi que religiosamente en países democráticos, todo el entramado social, económico y moral a pequeña escala que se sigue reflejando alrededor del mundo.

Del reparto hay que detenerse y aplaudir de pie ante el brutal recital de un Spencer Tracy impagable. Ademas se dejan ver de soporte unos correctos Jeffrey Hunter, Dianne Foster, Basil Rathbone, Donald Crisp, James Gleason, Pat O'Brien, John Carradine, Edward Brophy y Ricardo Cortez.

Destacar tambien la excelente música del legendario Miklós Rózsa y la notable fotografía de Charles Lawton Jr. dándole mayor verosimilitud a cada plano, especialmente en su tramo final del film.

Frank Skeffington es un antiguo jefe político irlandés-estadounidense que se postula por última vez para la reelección como alcalde de una ciudad de Estados Unidos. Frank Skeffington (Spencer Tracy), descendiente de inmigrantes irlandeses pobres, lleva a cabo su quinta, última y condenada campaña política para alcalde. Hay una atractiva descripción de los muchos roles que aparecen aquí y allá: el apolítico Adam Caulfield (Jeffrey Hunter), un periodista deportivo del periódico Morning News y sobrino de Frank, apoya a su tío al quererlo como hombre y como tío, mientras que su esposa de Adam, Maeve Caulfield (Dianne Foster), tiene la misma impresión de Frank que su padre rico, Roger Sugrue (Willis Bouchey), que creció en el mismo barrio de clase trabajadora que Frank y que ve a Frank trabajando en sobornos. El jefe de Adam, el editor y editor en jefe de Morning News, Amos Force (John Carradine), siempre se ha opuesto a Frank y a su oponente, el neófito político Kevin McCluskey. Y a lo largo de su espinoso camino, Frank tiene que enfrentarse a las autoridades locales y de la iglesia (Donald Crisp). ¡Lo mejor de Ford! ¡Libro grande! ¡Gran elenco! ¡Panorama general! ¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra! ¡Toda la diversión, la furia y los fabulosos personajes del famoso libro

El último hurra (1958) resulta ser una entretenida y reflexiva historia que describe varios personajes del microcosmos político. Muestra la división política y los conflictos electorales con sus ventajas, desventajas y típicas peripecias para obtener los votos necesarios de los electores. Centrándose en una retorcida campaña para que aquellos que están el campo anti-Frank se unan en su torno frente a sus más fuertes oponentes. Basada en la carrera del controvertido irlandés-estadounidense de Boston, Curley, que intenta ser reelegido por última vez en el mundo cambiante de la década de 1950, cuando la televisión comenzó a desempeñar un papel más importante en la política, un personaje que le permite a Tracy dominar esta película de Ford. Esta es una película interesante y demasiado larga, pero aún así narra una fuerte saga política. Y no evita a tratar la corrupción que es inseparable de esta politiquería a la vieja usanza. Spencer es muy bueno como alcalde que intenta continuar en su puesto y para ello debe luchar para permanecer en el cargo frente a la maquinaria política que se alimenta del odio étnico y el dinero de antaño. Excelente trabajo de cámara del camarógrafo Charles Lawton y una rica galería de actuaciones en las que los veteranos de Hollywood y la propia compañía actoral de Ford ocupan un lugar destacado. Tracy está rodeada por un verdadero comité de distinguidas estrellas veteranas, entre ellas Pat O'Brien, Basil Rathbone, Donald Crisp, James Gleason, Edward Brophy, John Carradine, Willis Bouchey, Basil Ruysdael, Ricardo Cortez, Carleton Young, Frank Albertson, Bob Sweeney. , William Leslie, Anna Lee, Wallace Ford, Ken Curtis y Jane Darwell.

El film fue dirigido de manera competente por John Ford. Aunque a menudo se la considera como un fracaso de Ford, mejora con el mejor conocimiento y estudio de la película. En la década de 1940, Ford ganó premios Oscar consecutivos al Mejor Director por dos clásicos más que hizo en Fox, las adaptaciones cinematográficas del clásico ganador del Premio Pulitzer del futuro premio Nobel John Steinbeck, Las uvas de la ira (1940). Después de trabajar en muchos géneros, Ford comenzó a centrarse nuevamente en los westerns, comenzando con My Darling Clementine (1946), uno de los clásicos del género. Muchos de sus westerns presentaban a John Wayne, con quien había trabajado por primera vez en La Diligencia (Stagecoach) (1939) y que se convirtió en una superestrella en el clásico Río Rojo (1948) de Howard Hawks. Wayne apareció en Fort Apache (1948), She Wore a Yellow Ribbon (1949) y Río Grande (1950), la famosa "Trilogía de Caballería". Junto con "My Darling Clementine", Ford estaba sondeando la naturaleza de la creación de mitos estadounidenses y la creación del Western como una narrativa histórica, es decir, la recreación de la epopeya americana que John Ford creó en tantos westerns clásicos. Es interesante anotar que entre 1950 y 1959 hizo sólo un western, el clásico The Searchers (1956), uno de los mayores ejemplos del género. Luego dirigió Horse Soldiers (1959), que realizó para Mirisch Co. A finales de la década, seis de sus últimas ocho películas terminadas eran westerns, incluida su obra maestra, "El hombre que mató a Liberty Valance". Calificación El último hurra (The Last Hurra) (1958): 7, notable. Por encima del promedio ordinario.