Haz click aquí para copiar la URL

La Red Social

Drama Una noche de otoño del año 2003, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), alumno de Harvard y genio de la programación, se sienta delante de su ordenador y empieza a desarrollar una nueva idea: TheFacebook. Lo que comenzó en la habitación de un colegio mayor pronto se convirtió en una revolucionaria red social. Seis años y 500 millones de amigos después, Zuckerberg es el billonario más joven de la historia. Pero a este joven emprendedor el ... [+]
<< 1 3 4 5 10 85 >>
Críticas 425
Críticas ordenadas por utilidad
28 de octubre de 2010
41 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buenas, Gafón de los Montes,
Llevo varios días queriendo escribirte un correo y no encuentro tiempo.
(Si tuvieses facebook, todo sería más fácil.)
Ahora tengo 10 minutos. A ver si puedo.

El lunes fui a ver al cine "La red social".
Durante el film no pude contenerme y aplaudí varias veces.
Salí del cine emocionado, con la seguridad de haber visto un espectáculo de primer nivel.
"Primera División". Era lo que tenía en la cabeza: estoy viendo un film de Primera División.

Porque, dejando al margen la banalidad (o no) de la historia (que es discutible), el resto es apabullante.

Actores impecables. Jóvenes, pero impresionantes. Me llamó la atención un tal Justin Timberlake que lleva la palabra "carisma" tatuada en la frente.

El guion, excepcional. Capaz de acelerar una historia que debería de ser tediosa, porque imprime carácter a diálogos que deberían de ser manidos y blandengues.

El montaje, una pasada. En tres bofetones te mete en diferentes niveles de narración, sin perder el hilo, sin explicaciones absurdas. Poniéndote a prueba y, sobre todo, tratándote como un espectador inteligente del siglo XXI.

La dirección, digna del fuera de serie que es David Fincher. Inapelable. Presentación de personajes, planificación de escenas, encuadres, pulso,... Incluyendo, además, un toque final a lo "El club de la lucha" que casi hace que me eche a llorar en el cine. Extasiado.

Y la música... ¡Ay, amigo! Un tal Trent Reznor reinventando el concepto de banda sonora, dejando en evidencia a advenedizos de la música, haciendo temblar la película, lanzando secuencias de un modo que yo no recuerdo. Un espectáculo sónico que merece ser visto y revisto. Precursor. Un puñetero genio. Un superdotado.

Primera División. Más allá de la historia, insisto.

Tuve clara una cosa en cuanto terminó la película: si cualquiera de las partes que componen el film se integrasen en otra película cualquiera eclipsarían al resto del conjunto.
En "La Red Social" todo es armonía.

Una sinfonía. Un espectáculo. Un 10 irrebatible que voy a poner en filmaffinity en cuanto termine de escribirte.
Pablo Fanquis
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de enero de 2011
52 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Harto de que el teléfono no pare de sonar? ¿Hasta los pelos de fiestorros? ¿Aburrido de que las fraternidades Pi-Beta-Kappa, Las-Nenas-Thetas y Los-Machos-Alfa no dejen de echarte cartitas por debajo de la puerta para invitarte a sus selectos clubs?
¡La solución está al alcance! No hay más que crear una red asocial. En ella mostraremos la información más cutre acerca de sus miembros. Por ejemplo, si tienen granos, si tienen tendencia a la aerofagia, si padecen de halitosis, si tienen mal pronto cuando están de mala leche, si les huelen los pies, si insultan a todo quisqui cuando conducen, cómo despellejan a las chicas o los chicos cuando éstos no están presentes…
Garantizamos que perderéis a todos vuestros amigos/colegas/conocidos en menos de diez minutos, las fraternidades os harán la cruz, los chicos o las chicas os detestarán. No os llamará ni el tato. Seréis los más impopulares de la Uni a la velocidad del rayo.
No tenéis más que aceptar la invitación y… A partir de ese momento, disfrutaréis de una paz sobrenatural. Y dispondréis de tiempo sobrado para esas aficiones a las que no os podíais dedicar a causa de tanto éxito social. Y hasta… ¡Podréis estudiar! Sí, eso que echabais tanto de menos entre juergas y orgías, ya se os había olvidado lo que era coger un libro… ¡Ahora será vuestra oportunidad para desempolvar los viejos tomos arrumbados y estrenar las neuronas!
No dejéis pasar la oportunidad. Uníos a nuestra red asocial…
Y ya, coñas aparte, siento tanta tirria hacia lo que muestra esta película, el prota me cae fatal, nunca he participado en Facebook ni lo haré, el lenguaje informático chupi-guay me cansa, y el elitismo exacerbado que parece ser que chorrea de Harvard y sus fraternidades me la trae flojísima. ¿Redes sociales? Se puede vivir sin ellas. Sí, lo he comprobado. Es posible la vida más allá de la cresta de la ola internauta.
Supongo que con mis credenciales me lloverían las invitaciones de las prestigiosas asociaciones de Harvard y similares. ¡Qué ilu! Eso sí, yo no estudié en la privada, mis papás no están forrados, no pertenecí a ningún club y no me confeccionan la ropa en los sastres, modistos y boutiques más chic. Creo que no tendrán en cuenta unos detalles tan nimios a la hora de admitirme. Y cuando esté hasta el gorro de tanta vida social, entonces… ¡Me apuntaré a la red asocial!
Pufff, un pestiño de película. Qué pesadez. Comprendo que resulte de rabiosa actualidad por el tema que trata, he oído por ahí algún comentario favorable sobre ella de gente en cuyo criterio suelo confiar, y que me despertó el gusanillo, pero… Definitivamente, el “Feisbú” no está hecho para mí.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de julio de 2011
38 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escena inicial, núcleo de la película: Erica Albright versus Mark Zuckerberg.
Acelerado (y acerado) diálogo ella-él, plano-contraplano.

Sirve para retratarle como un ‘asshole’. Traducido suavemente, un cretino [sin suavidad, gilipollas].

—No eres idiota, Mark. Es peor…

**

Estamos en Harvard, otoño de 2003. Para decirlo en clave universitaria, el drástico dictamen de la chica será la tesis a desarrollar por la película, mediante flashbacks desplegados desde dos procesos judiciales.

**

Harvard, el mundo de los clubs, las fraternidades. El culto a lo exclusivo.

**

Con las demoledoras calabazas a cuestas, Zuckerberg no ceja. En su obstinación, no entiende a qué vienen.
Sigue engreído. Y ahora, desafiante.
Obsesionado con la vida social, pero para cotillearla por Internet.

**

Aprendiz de brujo informático, tiene armas para su plan.

Hay que estar atentos: diálogos a toda pastilla (y alcohol), ultrarrápidos, densos, técnicos.

Desplazar la experiencia de la vida social a la Red.
Facebook para ligar. A ver si así…
Revuelo en Harvard. 22.000 entradas en 2 horas.

**

Cielos, me han cerrado mi blog.

Tu jodido blog.

**

El maldito nerd contra los gemelos Winklevoss, harvardianos clásicos, caballerosos sportsmen, elegantes remeros, casi petimetres, con inflexible código de honor… ¡Chorradas!

**

Los nuevos empresarios en chanclas y bermudas.
El éxito a cualquier precio. Aun traicionando a socios o vendiendo a la madre.

**

Nuestro tiempo, aunque cabree a unos cuantos.

**

Estrenos TV con tema candente, vivito y coleando.

**

Las mujeres, meras groupies arrimadas al triunfo que más calienta.

Excepto Erica, la dadora de calabazas, la autoridad:

—No eres idiota, Mark. Es peor…
Archilupo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de octubre de 2010
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gustan las modas. No me gustan las tendencias que marcan el estilo de vivir, vestir, hablar, actuar dentro de las sociedades. No me gusta chatear. No me gusta el Facebook, ni ninguna red social del mundo. No me gustaba que mi querido David Fincher hiciese una película sobre el fenómeno de moda a nivel mundial. No me gusta la imagen de héroes que se le da a niños americanos de 17 años que hablan con ese desparpajo y chulería en una reunión con magnates de la informática. Está todo un poco exagerado. Se nos intenta hacer creer que los creadores de Napster y de Facebook han llegado a ser multimillonarios y mundialmente conocidos por impresionar a una chica. Y no es así del todo.

Sin embargo he de decir que la película se salva por un buen guión y por centrarse en otra serie de valores, nada virtuales, como son la amistad, la integridad, la pérdida de la inocencia, y del amor. De cómo un chavalillo que es más raro que un perro verde cambia a su único amigo y apoyo confidente de la universidad por quinientos millones de amigos virtuales a los que ni conoce. Porque no nos engañemos. Sabemos que Margarita López (amiga de Facebook) es Guatemalteca, tiene 24 años, estudia filología española, está soltera, le gusta la música y los libros y pasear por el parque en primavera. Pero nada de eso sirve para crear una amistad. No sabemos casi nada de ella. El contacto físico, la palabra hablada, las anécdotas contadas durante un café o una cerveza, las confidencias contadas en una noche donde se han tomado unas copas de más, el pedirle un favor y que te lo conceda... Todo eso es fomentar y crear una amistad. Con el tiempo. No chateando. De ahí que me parece que Fincher ha querido hacer esta película, no para encumbrar al creador de Facebook, si no para hablar de las carencias de ciertas personas a relacionarse en el mundo real.

Estoy yendo a un gimnasio todas las mañanas y me sorprende que al no conocer a nadie personalmente, nadie se saluda, no se dan los buenos días al entrar o salir del vestuario. Probablemente, si me abriese una cuenta en Facebook, muchos de ellos podrían ser mis "amigos". Así, cuando alguien me preguntase por la calle de qué conozco a aquel tipo, podría decirle: va al mismo gimnasio que yo y es mi amigo en Facebook, pero aún no hemos cruzado una sola palabra más. Triste.
NALODU
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de noviembre de 2010
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo "Facebook". Reconozco que puede ser una herramienta muy útil para el que lo emplee sabiamente, pero creo que el uso extendido de esta herramienta dista mucho de serlo. Me gusta mi privacidad, creo que bastante controlados estamos ya, para encima someternos voluntariamente y regalar nuestra vida cotidiana y nuestros gustos para estudios de mercado, comprobaciones diversas por parte de las empresas (casi la mitad de éstas reconoce consultarlo a la hora de decidir si contratar o no a alguien para comprobar si su estilo de vida se adecua al "perfil demandado", incluso antes de considerar el currículum vitae) y demás tropelías por parte de entidades vigilantes, tanto privadas como estatales; aparte de que no me gusta nada que devalúe tan alegremente la palabra "amigo", demasiado importante como para ser utilizada a la ligera. “¡Pero así contactas con gente que hace tiempo que no ves!” Si hace tiempo que no los veo, créeme, por algo será… Pero bueno, hablemos de la peli, que para eso estamos.

Si David Fincher continúa como hasta ahora, encadenando un peliculón detrás de otro, se va a convertir, si no lo es ya, en uno de los indiscutibles maestros del cine norteamericano del siglo XXI. Y es que parece empeñado en demostrar que no hay género ni tema que se le resista, forjándose paso a paso una filmografía tan notable como ecléctica; tras aquella agotadora y obsesiva deconstrucción del caso del asesino del zodíaco y de la maravillosa fábula del hombre que nacía viejo para "enjuvenecerse", pues ahora va y nos cuenta cómo comenzó la locura esta del "Facebook".

La historia de un genio friki y los que le rodean, manipulador y manipulado, de la fiebre codiciosa que le corroe destruyendo todo lo que realmente importa a su paso. Una historia que podría ser aburridísima y anodina y que Fincher convierte en fascinante gracias a su manejo de la cámara, la trama, los saltos temporales "rashomonianos" y un acertadísimo casting en el que destaca para mi gusto Andrew Garfield (futuro Spiderman) como el repudiado cofundador Eduardo Saverin. Un relato de ecos faustonianos, de pactos que aportan millonadas y comportan la condenación a la soledad. Creo que es ahí donde reside el gran valor de "La red social", que por mucha tecnología y modernidad que muestre, en el fondo no habla sino de constantes atemporales arraigadas a la naturaleza humana: concretamente la ambición desmesurada y su precio.

Las comparaciones con "Ciudadano Kane" no son casuales, pues al final la impresión que nos da el pobre billonario gilipollas es de patética desolación, sólo que cambiando aquel recóndito "Rosebud", por el obsesivo clickeo en un ordenador portátil, esperando inútilmente una respuesta que se adivina no llegará jamás…
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 10 85 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow