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Joy

Drama. Comedia Joy Mangano, una humilde trabajadora de Long Island, acabó convirtiéndose en una popular inventora de productos del hogar y también en uno de los rostros más conocidos de la teletienda americana. (FILMAFFINITY)
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Críticas 99
Críticas ordenadas por utilidad
2 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joy se siente atrapada. Vive con su madre, sus hijos y su exmarido, a los que se le suma la presencia de su padre. Desde niña su gran sueño ha sido la creación, construir. No importa tanto el qué o el cómo, sino aprovechar su don, ya sea para un edificio, una mesa o un simple bolígrafo, pero su situación familiar y económica siempre ha sido un obstáculo y las cuatro paredes de su casa son una prisión para su talento, encerrada por un contexto que no puede manejar.

Sin embargo Jennifer Lawrence no tiene tantos problemas. Las restricciones y limitaciones impuestas no resultan un impedimento para ella. Las cuatro paredes de David O. Russell, llena de constantes cambios de tono y dibujada con pinturas de una calidad cuestionable que van deshaciéndose tanto en el muro como en nuestra memoria, ofrece simplemente otro escenario para que la actriz vuelva a explotar su talento en otra gran actuación. La casa del cineasta, un nuevo trabajo que vuelve a unir a Lawrence y Russell por tercera vez (una colaboración beneficiosa, la primera para lucirse y el segundo para usar a la primera como salvavidas), es agradable a la vista y al oído, no molesta y es ligera. Como un anuncio de teletienda, y como bien señala el personaje de Bradley Cooper, no influye en demasía la cara bonita, ni el maquillaje, ni las luces al vender tu producto, sino lo qué haces con las manos, la forma de mostrar el objeto deseado a la audiencia. Por suerte para ‘Joy’, su estrella televisiva luce bien de cara a la galería y también sabe qué hacer con el material, pues ella es quien lleva el peso de un relato sobre un éxito tan cotidiano como extravagante.

Pero lo cierto es que los demás elementos de este pequeño circo, que va dando tumbos entre la parodia, el drama y la teatralidad, son acertados en su individualidad, aunque no así en la torpeza narrativa de un guion que no sabe qué teclas apretar. Un aspecto que afecta a un desarrollo que avanza a saltos y trompicones, sin mucha claridad, y que deja a una Jennifer Lawrence sola ante las cámaras, dejándonos su actuación más sutil en toda su carrera y siendo, obviamente, el anuncio más destacado de este entretenido, aunque vacuo producto.

Más críticas en: elseptimocritico.wordpress.com
GuiLLe22496
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8 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre hay expectación cada vez que David O. Russell estrena una película. Desde que triunfara con The fighter, ha visto cómo su caché ha aumentado considerablemente hasta el punto de ser considerado como uno de los grandes de la actualidad. Es por ello que cuenta ahora mismo con cuatro películas (si no contamos la fallida Accidental love) en tan solo 5 años. Y, además, sus últimos tres trabajos ostentan ni más ni menos que 25 nominaciones a los Oscars. Lamentablemente, de ellos solo ha conseguido tres ( todos a mejor actor/actriz). También tres veces son las nominaciones seguidas que ha tenido a mejor director. Con Joy puede hacer que sean cuatro, aunque este año lo tiene más difícil; pero si algo caracteriza al neoyorquino es que siempre está ahí. Continuando con sus actores fetiche (el trío Lawrence – Cooper – De Niro), que tantas alegrías le ha dado, vuelve a un proyecto a priori más sencillo, al estilo de El lado buenos de las cosas, pero ambientado en los años 90.

La película comienza con una secuencia en blanco y negro de una telenovela, donde un hombre se impone a dos mujeres. Sin duda, es una pista por donde irán los tiros. Joy Mangano es cabeza de familia, trabajadora y madre soltera. Además, debe lidiar con los problemas que tiene dentro de casa. Una madre que nunca sale de su cama y se pasa el día viendo culebrones, una hija pequeña, un exmarido latino que, tras un intento de triunfar en la música, se ha quedado a vivir en el sótano y un padre obsesionado con encontrar otra vez el amor de su vida. Un día, la suerte de Joy cambia cuando en una boda se hace daño fregando los restos de una copa. En ese instante es cuando piensa en crear la “miracle mop”, una especie de fregona novedosa que revolucionará el mercado de productos del hogar. Claro está que para ello necesita salir en un canal de televisión. Y aquí es donde aparece la figura de Neil Walker ( Bradley Cooper), el hombre que le permitirá aparecer delante de las cámaras para que anuncie su invento. Problemas con los materiales, con la financiación o con las patentes serán los quebraderos de esta joven que no le impedirán recorrerse medio país para aprovechar una oportunidad que tiempo atrás había tirado por la borda por cuidar de su familia.

David O. Russell parece haber aprendido un esquema que no para de repetir una y otra vez. Debe ser que para él la familia es lo más importante puesto que en sus últimos trabajos la fuente de los problemas surgían de ella. Ya en The fighter retrató un núcleo familiar difícil desde la óptica del drama social. Incluso en La gran estafa americana podemos observar un tipo de familia artificial que trabaja para triunfar en su querida patria. Joy se aproxima mucho más a ese modelo que ya hizo en El lado buenos de las cosas. Robert De Niro repite el mismo papel de padre obsesionado por diversos motivos. En aquel trabajo que le valió su última nominación a los Oscars, su rompecabezas era una apuesta que había hecho con un seguidor de los Giants. Esta vez se pone más sentimental y se obsesiona con encontrar el amor. Bradley Cooper y Jennifer Lawrence se cambian el papel de hijo que quiere dar un vuelco a su vida para que tenga sentido. Uno lo encontró en el baile y la otra en la teletienda.

A nivel actoral Russell no se arriesga, pero donde sí lo hace es en los géneros. Joy puede ser su comedia menos cómica. Y es que aunque el humor, sencillo y sutil, esté presente en toda la obra, sobre todo cuando la acción transcurre dentro de la casa haciendo que sea una especie de Screwball Comedy – o culebrón de telenovela-, el drama es lo que más destaca, dejando un trabajo un tanto serio. Ahí queda la secuencia donde Joy dispara con una escopeta. Lo que empieza con música marchosa, termina con un primer plano de su cara respirando y con amagos de llorar. El problema que tiene Joy es que pretende en parte ser un biopic real pero utilizando elementos ficticios y un tanto artificiales. Para embellecer el relato, la voz en off de la abuela será la encargada de ir contando la historia como si de un cuento se tratara, a la vez que nos muestran flashbacks de la infancia de nuestra protagonista resaltando sus amistades e inquietudes que le llevaron a querer inventar cosas o su primera cita con su futuro marido. Incluso podríamos decir que es el David más experimental, pues contiene partes totalmente oníricas al más puro estilo de Lynch, como las ya comentadas escenas televisivas o el sueño donde podemos ver a la Joy pequeña hablando a la Joy grande mientras un zoom nos va acercando a ella al ritmo de una banda sonora que pasa de ser celestial a tenebrosa. Esta mezcla de situaciones, deja al desarrollo de la historia como algo simple, a pesar que en la teoría Joy tiene más de un problema serio. Solo al final parece que la película hace un amago de coger aquella epicidad que es la que le tendría que haber caracterizado.

- Sigue en spoiler sin spoilers -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedeautor
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17 de enero de 2016
4 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se extrañe si después de ver "Joy" (2015) queda algo decepcionado (a) del saldo. Puede que esta película tenga sus momentos y la interpretación de Jennifer Lawrence sea lo que se espera de ella, pero de modo muy subjetivo, está a cierta distancia de los premios a los que ha postulado.

Si bien la formula de elenco (Lawrence -De Niro - Cooper) ya está curtida por David O. Russell quien la opera como una máquina bien aceitada, la coherencia del relato mismo no termina de conformar.

Entre los factores que generan insatisfacción -además de una irregularidad latente y molesta- está simplemente el hecho de verla con expectativas mayores y obtener un resultado tibio; Guión casi experimental, de promesas al espectador que no llegan a cumplirse de la forma correcta y una continuidad al menos discutible en cuanto a atractivo.

Russel dirige una vez más acerca de personas con desastres en su vida y oportunidades de reivindicación, pero la cantinela en esta pasada es densa para caer sobre los hombros exclusivos de una protagonista que queda corta ante el caos.

Quizás la ambivalencia o vacilaciones del script puedan resultar interesantes para algunos o de igual forma el fondo psicológico con moraleja incluida, pero en lo terrenal y práctico, "Joy" aparece como mínimo, algo sobrevalorada para lo que realmente entrega, una indecisión de contexto y falta de convencimiento.

Recomendación:
Regular. Intermitente y algo insípida.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
buyinski
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9 de enero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya es la tercera vez que colaboran juntos el director David O. Russell y los actores Jennifer Lawrence y Bradley Cooper. La primera vez fue con el éxito El lado bueno de las cosas (Silver Linings Playbook, 2012) que le reportó a la actriz su primer Oscar y bastante merecido. Más tarde llegó La gran estafa americana (American Hustle, 2013) con el que Lawrence pudo ganar su segundo Oscar, pero que quedó en agua de borrajas. Y ahora nos llega esta alegría de película titulada Joy (Joy, 2015). Está basada en hechos reales y Jennifer Lawrence interpreta a Joy Mangano, una buena trabajadora que acaba siendo una inventora de varios productos patentados que ella misma vende en una cadena de televisión. Un personaje que, si este mundo fuera decente, estaría, al menos, nominada al Oscar en la categoria de mejor actriz principal. Lo digo porque la chica lleva todo el peso de este film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
josep
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13 de enero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podía esperar a ver "JOY", ¿quién no? Jennifer Lawrence de nuevo protagonizando cartel con Robert DeNiro y Bradley Cooper, un reparto que ya ha demostrado cuajar muy bien en la gran pantalla. "Joy" es una historia de una mártir: una mujer divorciada, con dos niños pequeños, una madre encerrada en su cuarto viendo una repelente telenovela, su ex viviendo en el sótano con su padre, cuyo estado psicológico deja mucho que desear. Con esta tesitura, parece que se somete al personaje a una presión muy difícil de soportar, como una avalancha de despropósitos que desmoronarían a cualquiera.

Y Joy se desmorona, sí. Que, por cierto, Lawrence ha creado un personaje extraordinario, con una debilidad evidente pero una fortaleza digna de admirar. El cabello revuelto, las camisas manchadas, las mejillas sonrosadas y una fatigante falta de sueño, son todo el maquillaje con el que esta mujer cuenta para salir adelante y agarrar la vida con uñas y dientes.

No es más que una niña que creció sin darse cuenta, cuyos sueños se quedaron por el camino por dedicarse a cuidar a los demás. Su matrimonio ha sido un fracaso digno de asumir, rompiendo la única estela de esperanza que le quedaba. ¿Qué puede hacer ahora? Pensar, a Joy se le da bien pensar, a Joy se le da bien inventar cosas...

Dignos de admirar en esta historia son los personajes secundarios (todos lo son, menos ella, que resplandece). Los padres suponen el reflejo del fracaso y la debilidad; su ex marido es su mejor amigo, un cantante nocturno con expresión de fracaso; su mejor amiga se convertirá en su pilar fundamental para volver a creer en los sueños; su hermanastra es una especie de antagonista encubierta con la mirada afilada. Parece un laberinto, y los constantes giros de guion inesperados así lo demuestran.

Con mucha habilidad, al estilo "Shamless" el drama más puro, que ahoga al espectador menos empático, se entremezcla con la sátira y la comedia negra, con mucha habilidad. Pero lo más importante es la fuerza innegable de un personaje femenino único, que se vale por si mismo, sin la necesidad de ser un maniquí hermoso respaldado por un hombre. Esos valores, sí, los que tanto necesita el cine.

¿Y lo más criticable? Sin lugar a dudas, y a pesar de lo que disfruto de ver a Lawrence en cualquier papel, que una joven de apenas 25 años represente a una mujer cercana a la cuarentena. ¿Qué lugar le queda a las actrices de cuarenta años o más? ¿Y qué imagen real quiere otorgarnos el cine? Resulta poco convincente, sí. Y duramente desalentador.
Marafarinha
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