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El nadador

Drama Ned Merrill vive en una zona residencial de clase alta en las afueras de Connecticut. Una día, Ned se da cuenta de que todo el valle donde vive está lleno de piscinas privadas. Ante el asombro de sus amigos, Ned decide recorrer el valle de piscina en piscina hasta llegar a su casa. Por el camino, se encuentra a varias de las mujeres que formaron parte de su vida: una apasionada adolescente a punto de dejar de serlo, una ex amante ... [+]
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
29 de marzo de 2010
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película hija de su época, coetanea de, por ejemplo, "Cowboy de medianoche" o "Danzad, danzad, malditos". Y, como estas, la cinta es el fiel reflejo de la amargura y la desilusión de una sociedad norteamericana que ha perdido el rumbo y se ve sobrepasada por los acontecimientos (el movimiento hippie, la guerra de Vietnam, el feminismo, la lucha de la minoría negra por su integración...), incapaz tanto de mantener sus viejas estructuras y reglas como de adaptarse a las corrientes que la sacuden.

En esta coyuntura, "El nadador" es un proyecto relativamente fallido, que no termina de alcanzar las altas cotas que, presumiblemente, perseguía. Sustentada casi en su totalidad por la más que correcta interpretación de Lancaster, la película se resiente de una dirección a la que le sobra pretenciosidad y le falta garra, con momentos que, vistos hoy, devienen ridículos, y, sobre todo, se ha visto muy afectada por el transcurso de las décadas, que ha hecho que sus plantemientos y estilo queden superados y desfasados.

Sin embargo, y pese a su pretenciosidad y falsa naturalidad, el interés que despierta la historia y los esfuerzos del actor protagonista hacen que, en líneas generales, el recuerdo que nos quede sea de una obra menor pero destacable, que, en otras manos, podría haber dado mucho más de sí. Una pena.
Fali
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7 de mayo de 2013
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una singular película, excepcionalmente dirigida por Frank Perry –aunque la acabó Pollack-, con un guión magnífico basado en un relato de John Cheever (1964), que fue una cáustica crítica de la sociedad rica americana de los sesenta y una excepcional de un Burt Lancaster genial, toda la película en bañador.

Cuenta la historia de un hombre, Ned Merrill (Burt Lancaster) que supuestamente vive en una zona residencial de clase alta y a lo largo del film, el protagonista decide recorrer el valle nadando de piscina en piscina hasta llegar a su casa en lo alto de la colina. Ned siempre va en traje de baño y va contando aquí y allá historias sobre su mujer, sus hijas que tanto le quieren, y tantas anécdotas más que hacen pensar que el “nadador” es un tipo triunfante en el plano personal y de los negocios. Pero los acontecimientos que se van sucediendo dan un inesperado giro al relato, quedando al descubierto un hombre frágil, con muchos resquicios personales y una fuerte carga de delirios y fantasías, o sea, un tipo claramente perturbado que de pronto despierta de la burbuja fantástica en la que vivía. En el Spoiler explico esto mejor.

Es una película inquietante, desasosegante, una peli en la que al principio todo parece ir a las mil maravillas, pero que es un viaje al fondo del propio ser del personaje, el que es en realidad, no el que dice ser. La decadencia de Ed se inicia cuando se golpea un pie –simbólicamente es un golpe a su mismo ser-, cuando la joven, antigua enamorada lo rechaza, y, en fin, a partir de ahí su recorrido de nadador de piscina en piscina deviene un auténtico tormento, un verdadero calvario en el que cada vez cojea más, cada vez tiene más frío y sus pies se manchan de tierra y sangre hasta acabar al final el el profundo pozo de la farsa encarnada en la soledad. Un film muy bueno, algunos dicen, película de culto… y yo estoy de acuerdo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kikivall
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12 de enero de 2013
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No resultaba nada fácil trasladar al cine un relato, "El nadador", de John Cheever, que es una parábola y un aviso del sueño/ pesadilla norteamericano: todos sus cuentos reflejan esa América chispeante y nerviosa de familias de clase media viviendo en adosados en un entorno rururbano de la América de entre el final de la II Guerra Mundial y el comienzo de Vietnam, cuando todo se desmorona... Como se desmorona aquí la vida del protagonista, condenado a ir de piscina en piscina, de urbanización en urbanización, reflejando la vaciedad, el absurdo y la angustia de esas vidas aparentemente brillantes y felices... Todo esto era muy difícil de filmar, ese ambiente y ese espíritu de época no son fáciles de traducir en imágenes cinematográficas y el director lo consigue. Al final, el nadador regresa a una casa abandonada, vacía y que comienza a dar muestras de decadencia y ruína. Y un consejo a los que vean esta película: que acudan inmediatamente después al relato de Cheever y que se animen y lean más relatos. Les ayudará a entender mejor esta dignísima adaptación en la que, además, aparece fugazmente el mismo John Cheever, el Chekhov de Norteamérica.
ffwinter
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7 de abril de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Burt Lancaster le costó, y mucho, quitarse la etiqueta de mal actor, solicitado sólo para lucir palmito, enseñar su blanquísima sonrisa, y hacer tres o cuatro piruetas. Pero con el paso del tiempo y a base de horas de rodaje, Lancaster mejoró, y de qué manera. Una muestra es "El Nadador" extraña y misteriosa película, mitad drama mitad thriller, en la que a un hombre adinerado de Connecticut se le ocurre recorrer la enorme zona residencial en la que vive de una manera muy original: atravesando a nado todas y cada una de las piscinas de las mansiones de sus vecinos, y sin dejar de correr entre piscina y piscina. Por el largo camino se irá encontrando con personas importantes de su vida, a la vez que va descubriendo, poco a poco, secretos que están muy escondidos en su mente. Una interpretación genial para una película impresionante.
Javi
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10 de marzo de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nadador de Frank Perry es un drama sobre un hombre que vive en una zona residencial de Hollywood y decide nadar en todas las piscinas de sus amigos y vecinos hasta llegar a su casa, siendo entonces poco a poco consciente de quién es y lo que piensan de él las personas que le rodean. Dirigida con un ritmo dinámico y con un estilo muy intimista y nostálgico en sus pensamientos, es una obra distinta que no quiere contar grandes historias, sino más bien acompañar a un hombre en su autodescubrimiento en un día de ocio mientras nada de piscina en piscina, dándose cuenta entonces de muchas cosas buenas y malas que ignoraba o desconocía. Como la vida misma cuando decides mirar a tu alrededor y ver realmente lo que tienes y a quién tienes en tu vida.
La fotografía en color es lumínica y desde luego vistosa en sus imágenes evocadoras que dan mucho atractivo al film, sobre todo si lo ves en verano, ya que sus imágenes son bellas e idóneas para la trama que propone. La música es melancólica y triste desde que empieza, con algunos sonidos inquietantes y enardecedores que van adelantando poco a poco un desenlace de lo más inesperado y otros hermosos y melódicos en su acompañamiento del film. Los planos y movimientos de cámara consuman un trabajo técnico de lo más particular al emplear mucho los primeros y primerísimos planos, cámara en mano, grúas, seguimiento, subjetivos, avanti y algunos ralentizados que se centran en mostrar las personalidades de los protagonistas.
Las actuaciones son sinceras y sentidas, variando a medida que avanza la curiosa trama del film. Como protagonista absoluto Burt Lancaster está excepcional en un papel emocional y auténtico, siendo buenos los acompañamientos de Janice Rule, Janet Landgard, Tony Bickley y Marge Champion entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones veraniegos de clase alta y sugestivos a la época, en una pertinente labor que junto con los ostentosos decorados te transportan in situ.
El guion, escrito por Eleanor Perry y basado en la historia de John Cheever, es personal e intenta trasmitir un gran mensaje, sobre todo para aquellos que creen tenerlo todo en la vida. Con algunos toques también de desesperanza al ir avanzando la trama y mostrando a un hombre que a lo largo de un día y chapuzón tras chapuzón, se da cuenta de la realidad de todo lo que le rodea, exhibiendo también al público su cara tal cual es para hacer al espectador partícipe de unas vivencias en las que de un modo u otro se puede sentir identificado. Esto se lleva a cabo con una narrativa dinámica y expresiva que con tono clásico deja clara la forma de ser de cada personaje. Cabe destacar también, el montaje con cortes entre piscina y piscina para exponer distintas historias y con el acertado uso de algunos flash-back recordatorios para añadir algo de enigma a la película.
Para finalizar, la considero una obra profunda y muy acertada al centrarse en llegar adentro de su personaje principal e ir exhibiendo sus miedos y desilusiones poco a poco con los que además no contaba, atrapando con ello al público ya que la intención del director es de lo más magistral en lo que se propone. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que convierten a El nadador, en un film intimista y desde luego muy personal en su singular exposición de los hechos.
Elcinederamon
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