Wolf Creek 2

Sin seguir la línea de la primera parte, Greg McLean creador de esta sanguinaria historia ambientada en el duro "outback" australiano cambia la forma de ver "Wolf Creek", tal y como la conocimos en 2005, y ofrece una historia que en vez de centrarse en la supervivencia de las víctimas y su calvario, pone los ojos directamente en Mick Taylor y sus andanzas por el desierto en busca de carnaza.
Compensa en algunas carencias de la primera película, y es bastante más fuerte, arrancando con un comienzo espectacular, en contraste con esa larga hora de la predecesora en la que no ocurría absolutamente nada relevante, y se notaba coja desde el principio...Pero, ¿la supera esta segunda parte? Ahí vamos.

Ese arranque inicial no es más que una buena impresión, una como la que causan los fuegos artificiales, que brillan cuando llegan a lo alto en colores para luego caer, apagarse y deshacerse en humo, tal y como le pasa a "Wolf Creek 2". Y no es exageración decir que ese inicio es realmente bueno, teniendo a Mick Taylor en su estado puro, con esa majestuosa ambientación y forma cruda de mostrar los páramos del interior de Australia, unos primeros pasos que cautivarían a cualquier amante del género.
Sin embargo, es solo la ilusión del principio, luego la película empieza a caer en la acción imposible, en explosiones de coches y exhibicionismo que gritan que el presupuesto de esta entrega es mucho más alto que el de la primera, y en un John Jarratt que a pesar de mantenerse bien en su siniestro papel, se hace cansino a medida que se aproxima el final.
Sí, aquí hay muchas más persecuciones, más "road movie", más muertes, un espacio y un entorno de juego mucho más amplios, más vehículos, más animales y diez minutos más de duración, pero todo ello solo deriva en la molesta sensación de ver una historia cargada, de demasiadas cosas a la vez, y de un Ryan Corr que resulta ser una pieza discordante, un personaje poco interesante como víctima de Taylor, y es a raíz de su aparición cuando el ambiente sucio y mezquino que rodea a Mick Taylor se desvanece, cuando en su segunda mitad la historia se convierte en un relato soporífero de una persecución que nunca concluye, y se echa de menos la naturalidad con la que se comportaba la primera parte frente a esta artificiosa segunda parte, que no es más que un despliegue de asesinatos "con estilo" y escenas de acción llevadas a la exageración, como la escena del test de preguntas, poco creíble y en la que Jarratt deja de brillar (o teñir de negro el ambiente, según cómo se mire) en el que habría aspirado a ser el papel de uno de los psicópatas y villanos más repulsivos y perversos de la historia del cine.

Recuperar a Mick Taylor, el insólito asesino en serie de “Wolf Creek” es el único motivo por el que una secuela tendría sentido. “Wolf Creek 2” recupera a nuestro buen amigo, el cazador psicópata, racista y salvaje pero aquí lo convierte en una parodia de lo que era. Al potenciar el personaje y llevarlo a la zona más intima, convierte a un potencial Jason de “Viernes 13” en un idiota que canta canciones junto a sus víctimas y las despedaza a sus víctimas como un vulgar carnicero. Hay que reconocer que esta secuela es un slaher bien rodado, tiene sus momentos de acción y su prólogo es potente pero su desenlace es nefasto, inapropiado y es una parodia de las buenas toture movies. El esfuerzo por hacer algo diferente a la primera película y el esfuerzo por entretener, cae en saco roto y, a pesar que Greg McLean demuestra ser un buen director, los resultados no son los esperados. Lo mejor de la película es esa imprevisibilidad propia de todas las películas de este director, pero aquí esa imprevisibilidad se pierde en su tramo final (cosa que no sucedía en el original). “Wolf Creek 2” es mucho mejor que la mayoría de los slashers que nos llegan a diario pero mucho peor que el original. Recomendable a los amantes del gran cazador blanco Mick Taylor o de las películas de terror. Los demás, abstenerse.

Secuela de la sorprendente y exitosa cinta australiana de principios del milenio. Y aunque mantiene la dignidad ha perdido algunos puntos:
· Menor sorpresa y relevancia (Ya nos sonaba ese valle australiano).
· John Jarratt no mantiene el carisma de la cinta inicial, al contrario, parece una caricatura de si mismo (¿De verdad era tan racista en la precuela?)
- Gore innecesario y de relleno. La falta de ideas = incremento de sangre y sexo, aunque este último también escasea.
Salvo la matanza de canguros, sorprendentes critauritas.
Sin embargo, como comenté antes, mantiene la dignidad; posee algunos momentos que merecen el visionado de la historia:
- Paisajes sublimes. Buena fotografía. Hago especial mención a una toma aerea del valle que es de lo más destacable.
- Pequeños homenajes encubiertos. La matanza de Texas, el Diablo sobre ruedas, Centauros en el desierto, La naranja mecánica...
- Concreción y espontaneidad. Presenta a los personajes sin florituras, y empieza la cacería, la matanza y la casquería, que es para lo que estamos. Para salvar a la bella Australia.

Segundas partes nunca fueron buenas. ¡¡Mentira!! Mentira cochina.
Ese malo con sombrero y ropa rojinegra con ese caracter socarrón y graciosillo que recuerda tanto al gran Freddy Krueguer. Sangrienta sobre todo en sus primeros 40 minutos, violenta y con acción y disparos.
Mas de lo mismo que la primera. Mismo malo gran acierto.

Muy entretenida esta segunda parte, de lo que va en camino de convertirse en una saga de terror australiana, que ya quisieran el nivel muchas sagas de terror made in USA. Mejora a su predecesora, al ser más divertida, sádica y Gore, tenemos hasta persecución en coche, ¡que más se puede pedir señores!
En esta película, tenemos guiños, o por lo menos parecidos razonables a otras grandes pelis del género, como "Hostel", "la matanza en Texas", incluso, "Nunca hables con extraños" por una interesante y tensa persecución con camión, como ya he mencionado antes.
La parte final es lo que le baja un poco la nota, ya que se desencadena un truculento juego de preguntas y respuestas, que aunque haría las delicias de Jordi Hurtado, está metido un poco con calzador.
El villano del filme, es aquí el verdadero protagonista del mismo, o por lo menos, el motor que mueve la película. Mike Taylor te saca la sonrisa con sus continuos chistes, y chascarrillos, y tiene una risa de lo más hilarante, y loca, que me recuerda muchísimo al mítico Freddy Krueger.