Margot y la boda

Ya está bien de pontificar naderías como esta sólo porque sean vehículos independientes de grandes actrices americanas. Por Dios, ¡Vaya rollo de película! Con principio nada prometedor, sigue con un desarrollo funcional que nada nos aporta y que aburre en la mayoría de los momentos, y acaba con un final de disparar directamente al guionista o a la directora si no son la misma.
El que la vea allá él o ella. Yo sólo digo que salí cabreado de la proyección.

El cine independiente, por querer apartarse de los postulados del cine comercial (una postura muy respetable), casi siempre cae en un error que se acaba convirtiendo en su particular cruz. Margot y la boda, de Noah Baumbach, es un ejemplo perfecto de ello. Como suele ocurrir en este tipo de películas, resulta que Baumbach está contando una historia como otra cualquiera acerca de una familia, de conflictos entre hermanos, de dudas acerca de una boda, de un embarazo, de la relación entre padres e hijos, entre maridos y mujeres... es decir, cosas de lo más normales con las que todo hijo de vecino podría identificarse. Pero como hay que dejar muy claro que estamos ante una película independiente, pues resulta que los personajes son malhablados, promiscuos y de vez en cuendo se chutan cosas. Y así no hay quien se identifique con ellos. Podemos ver la debilidad de Margot detrás de esa fachada ridícula que se ha fabricado, los miedos de Malcolm, las dudas de Pauline, pero el desarrollo es tan pobre y se le presta una atención tan descuidada que es imposible hacer tuyas esas emociones. Y es una pena, porque hay detalles en el guión que podrían haber dado pie a una muy buena película. Y es que parece que nadie se da cuenta de que cuando mejor funciona el cine independiente es cuando más comercial, entretenido y poco arriesgado es, como demuestran la magistral Pequeña Miss Sunshine y la sobrevalorada aunque buena Juno.

Lo mejor: Jennifer Jason Leigh, excelente; Jack Black, muy sorprendente; y Nicole Kidman, como siempre mucho mejor actriz de lo que algunos se empeñan en decir.
Lo peor: Se queda a la mitad en todo.

Bella composición de personajes y caracteres. En dos pinceladas, Noah Baumbach
decubre la personalidad de cada uno de ellos y aún a sabiendas de esto, la historia no deja de sorprender al espectador que pasa de una escena a otra sumido en el asombro y la sorpresa tragi-cómica. En resumen, magnífica obra cuidadosamente hilvanada para contar todo lo que se quiere contar y con la delicadeza suficiente para dejar sutiles detalles en el aire que son recogidos por el espectador que al final completa la historia.

Los actores elevan a la máxima potencia el valor de la obra con impresionantes interpretaciones, destacando Nicole Kidman en el papel de Margot, Jennifer Jason Leigh como hermana dependiente y Zane Pais, joven actor desconocido para mi que borda el papel de hijo extremadamente maduro de la asombrosa y temible Margot.

BELLA.

Noah Baumbach, el guionista habitual de Wes Anderson, realiza esta excelente historia de dos hermanas unidas y separadas al mismo tiempo debido a sus caracteres tan dispares.
Por un lado, se nos presenta a Pauline (Jennifer Jason-Leigh), una mujer apunto de sentar la cabeza y casarse con un idiota (Jack Black). Adora a su hermana pero, a su vez, siente un odio infinito por ella.
Por otro lado, está Margot (Nicole Kidman), la protagonista absoluta de la película. Su personalidad es fría, fuerte, cruel. Parece que su mayor afición es hacer daño a sus seres queridos (su hijo, su marido, su hermana...) con sus actos despiadados o sus palabras despóticas y dominantes.
Ante este panorama, Baumbach describe la tormentosa relación de la familia, con momentos dulces, con momentos amargos. Destaca la tensión permanente entre los personajes y el odio latente entre ellos. También es positivo el toque tragicómico que adquiere la película en ciertas escenas para no hacer un dramón familiar. Sin embargo, a menudo queda muy absurdo y de vergüenza ajena.
Baumbach se introduce en la psicología femenina pero le falta un toque de profundidad, de tacto, y, sobre todo, de sencillez. En algunos tramos es prácticamente imposible seguir la trama porque el carcater de Margot es excesivamente críptico.

El director Noah Baumbach nos propone un ejercicio de estilo e introspección con este film, de factura independiente, aunque con caras muy reconocibles. El film comienza con el reencuentro de Margot (Nicole Kidman) con su hermana Pauline (Jennifer Jason-Leigh), con motivo de la boda de esta última con Malcolm (un Jack Black mucho más comedido de lo que es habitual en él).

En un escenario bastante naturista, el caserón familiar, y una cuidada puesta en escena la cual bajo su apariencia descuidada aparece también un ambiente un tanto opresivo, Baumbach nos va deshojando temas universales alrededor de las relaciones familiares, el compromiso, etc, valiéndose de unos personajes llenos de contradicciones, y de hecho, por eso mismo muy realistas. Margot no acaba de estar muy de acuerdo con la elección de su hermana, aunque ella misma no aclara si viene a la boda por su hermana o porque su amante vive bastante cerca. Además, su vida familiar tampoco es un buen ejemplo (divorciada y con un hijo).

Lo más interesante del film es el retrato intimista que realiza de los principales protagonistas, a los cuales vamos conociendo poco a poco a través de sus conversaciones sobretodo, contado todo ello con un ritmo lento, lánguido, cansino, en una trama en la cual apenas hay acción, y en la que los momentos propiamente divertidos, se alternan con otros más dramáticos. En ellos, van surgiendo a la luz diferentes conflictos familiares, entre ambas hermanas, entre madre e hijo, entre la futura pareja, etc (favorecido por una atmósfera densa y opresiva), que nos dan una visión de conjunto sobre las relaciones en general, visto como una confrontación en la que la única salida es llegar a un acuerdo tácito entre todas las partes, como alternativa al distanciamiento y a la disgregación familiar.

Realmente, el director acierta de pleno, a la hora de retratar a la familia protagonista, aunque podría ser cualquiera, mezclando el realismo, con una cierta dosis de mala leche. Si duda, un film interesante aunque de difícil acceso para un público excesivamente acostumbrado a productos mucho más mascados, más efectistas y más elaborados. Algo de lo que carece totalmente este film.