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Mi tío

Comedia El señor Hulot (Jacques Tati) no tiene trabajo, ocupándose de llevar a su sobrino Gérard (Alain Becourt) a la escuela y traerlo después a la ultramoderna casa de su hermana (Adrienne Servantie), casada con el señor Arpel (Jean-Pierre Zola), quien intenta ocupar a su cuñado en la empresa de fabricación de tubos de plástico en la que trabaja. (FILMAFFINITY)
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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
10 de enero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
He arreglado un poco la deuda con Tati para no salir de ningún modo defraudado. Para empezar la textura de su fotografía me parece sugestiva, como una especie de lienzo con tonos pastel, muy plástica. En cuanto a lo demás, resulta una sátira hacia el consumismo urbano mediante espléndidos gags al puro estilo Chaplin o Keaton, al principio pensé que sería muda, pero casi... Las imágenes hablan por sí solas. Fascinantes momentos como la entrada al domicilio del señor Hulot con esa fachada digna del más puro comic, y la chapuza que se monta en la fábrica de plásticos es delirante (¿habrá influído en Blake Edwards para sus comedias con Peter Sellers? a mí me lo ha parecido.)
Wellesford
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26 de julio de 2005
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas hacen pensar y reír tanto a la vez.
De forma magistral, Jaques Tati combina el humor con la sátira de la sociedad de su tiempo, a cuyas gentes les va grande la repentina modernización/mecanización, cosiguiendo como resultado una combinación de escenas punzantemente irónicas con otras que llegan a ser dulces. La mezcla llega a confudir la propia visión sobre la gente que nos va presentando, pasando desde la risa del absurdo hasta la compasión.
Sin duda el punto fuerte es el personaje mediante el cual desarrolla toda la historia: el tío, de los pocos soñadores que quedan, muy bien caracterizado para contrastar con el resto, y que como un niño va desmenuzando el mundo de apariencias que la época y la sociedad han ido creando; la máscara bajo la qual han quedado atrapados. La fantasía contra la superficialidad. No se aleja tanto de nuestros tiempos..
Muy recomendable también para los interesados en la arquitectura.
Nadir
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10 de junio de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien planteada, pero excesivamente larga. Creo que tiene secuencias prescindibles que la hacen cansina de ver, con un comienzo tan prolongado que parece que la película no vaya a comenzar "realmente" jamás. Gags correctos y algunos realmente divertidos, pero me parece que Tati creía estar rodando una obra visionaria y por ello alargó, alargó y alargó. La crítica a la sociedad moderna y sumida en la tecnología está presente a lo largo de todo el film, muy ácida, además, pero al conjunto le falta ese toque que te hace llegar a admirar o "adorar", incluso, una película.
David
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27 de septiembre de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se supone que el señor Tati concibe esta comedia para poner en ridículo a cierta clase social obsesionada con las apariencias y de paso para que el espectador esboce una sonrisa de vez en cuando, (casi lo consigue conmigo). En mi opinión es una película muy sobrevalorada. La intención es buena pero la crítica social o similares me gustan bastante más al estilo de Billy Wilder.
Palmatorio
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26 de julio de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Tatischeff (Jacques Tati) es sin duda uno de los grandes del cine cómico, tan sólo dirigió nueve largometrajes, pero dejó una profunda huella en el cine con títulos como “Día de fiesta”, “Las vacaciones del señor Hulot” o “Mi tío”. Tati fue un personaje de vida variada, de origen ruso, se desempeñó como artista de cabaret, atleta, jugador de rugby, guionista, actor, empresario y director de cine. Además de tener una vida tan rica, fue capaz de reírse del mundo y de sí mismo, asumiendo el papel de Monsieur Hulot, un personaje de gabardina, pipa y paraguas, lloviese o brillara el sol, que llevó al cine en cuatro películas.

En la película que hoy nos ocupa, “Mi tío”, Tati nos entretiene con una historia decididamente urbana en la que se enfrentan dos mundos que transcurren paralelos. Por un lado tenemos un mundo burgués repleto de líneas rectas, cuyo color predominante es el gris, limpio, silencioso, ordenado, aséptico, dominado por una tecnología sofisticada; un mundo de la formalidad y de la apariencia, de la supuesta felicidad a partir de la posesión material; a este mundo deshumanizado pertenece la casa de la familia protagonista, los Arpel, la hermana y el cuñado de nuestro querido Monsieur Hulot, una pareja ya madurita, atrapada en las rutinas de una relación regida por el diseño, tanto de los actos que hacen, como del ambiente ultramoderno en el cual viven, como si se tratara de divertidas marionetas movidas por sus propias fijaciones mentales. Enfrentado a él está ese otro mundo proletario y viejo, el de los barrios, anclado en el pasado y dominado por la actividad y el ajetreo, repleto de niños traviesos perpetrando todo tipo de fechorías, y de perros buscándose la vida entre los cubos de basura, sucio, ruidoso, con trabajadores que rehúyen su faena siempre que pueden, hedonista en la medida de sus posibilidades, el mundo de los mercados y de las pasiones; a este mundo también pertenece Monsieur Hulot, cuya vida transcurre entre su modesta casa de barrio humilde y las visitas y contactos con su sobrino, el pequeño hijo de los Arpel.

Sin duda una película paradigmática de lo que se podría denominar “el cine de Tati”, con escenas que tienen muy poco diálogo entendible y que funcionan como piezas de cine mudo, en las que el humor está restringido a lo visual y a los manierismos de los personajes. “Mi Tío”, una película excéntrica y deliciosamente original, emotiva, en especial cuando se centra en la relación entre el sobrino y Monsieur Hulot, y que mantiene, a pesar de su más de medio siglo de vida, una frescura sorprendente. Una bocanada de aire fresco en el género de la comedia; sin lugar a dudas Jacques Tati era un auténtico genio.
Juan Marey
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