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Rams (El valle de los carneros)

Drama En un remoto valle de Islandia, dos hermanos que no se hablan desde hace más de cuarenta años deberán unir fuerzas para salvar su bien más preciado: su rebaño de carneros. (FILMAFFINITY)
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
19 de noviembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la evolución del mundo nos afecta a todos por igual y, queramos o no, los sucesos que pasan en la otra parte del planeta acaban haciéndose sentir de alguna manera en nuestra vida, el ritmo de evolución sigue teniendo sus diferencias y hay lugares donde tarda más en manifestarse. El campo suele ser considerado un lugar donde parece aquilatarse el tiempo y donde muchos buscan refugio ante los agobios del día a día. Donde parece imperar un orden diferente, con sus propias leyes, de modo que los más urbanitas acaban sintiéndose desorientados ante esa comunión más franca que los allí nacidos establecen con la tierra que pisan. Sin embargo, por tranquilo y apartado que parezca un reducto rural, siempre acaba surgiendo el momento en el que el resto del mundo se manifiesta. Y eso es lo que les sucede a los protagonistas de ‘Rams: El valle de los carneros’.

‘Rams: El valle de los carneros’ es el segundo largometraje del islandés Grímur Hákonarson, que plasma la peculiar historia de estos dos hermanos que viven solos, en las mismas tierras, sin hablarse por viejas rencillas desde hace décadas y acompañados únicamente por aquello a lo que han dedicado sus mayores esfuerzos vitales: sus carneros y sus ovejas. Animales de los que ambos parecen haberse contagiado de su apariencia con sus barbas y cabellos desmadejados. Una sola cosa les mantiene en contacto; un perro, que hace de correo cuando deben transmitirse algún mensaje. Gummi parece llevar la situación mejor que Kiddi, entregado al alcoholismo, pero su aparente serenidad no deja de ser un parapeto tras el que camufla sus emociones.

La película es una historia a caballo entre el drama y la comedia. Con ese negro sentido del humor tan del gusto de muchas producciones nórdicas que, por momentos, provoca que uno pueda reírse y compadecerse al mismo tiempo de lo que le sucede a los personajes. Recuerda también a aquellas cintas británicas de los Estudios Ealing (‘Pasaporte para Pimlico’, ‘Whisky a go-go’ ) en las que un argumento sencillo envuelve a un excéntrico grupo humano para poner de manifiesto ideas sobre el sentido del mundo y de una vida en la que reír, parece la mejor opción ante las zancadillas del día a día. Porque lo bueno de estas historias es que, estando ambientadas en latitudes que nos pueden parecer lejanas, nos hablan de cosas muy reconocibles. El tono ocre de los paisajes islandeses es el escenario ideal para desarrollar un puñado de vidas no mucho más luminosas, tan conectadas a esos paisajes y a una forma de supervivencia que son tan antiguas como las rivalidades que enfrentan a los hermanos.
travis braddock
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8 de febrero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este año solo pudimos asistir durante 4 días a la Seminci, volvíamos a casa el martes a última hora, por lo que había que tomar una decisión: madrugar a las 7:30h de la mañana y poder ver Rams (el valle de los carneros) o renunciar a la proyección. Al final triunfó el amor al cine sobre la pereza, y asistimos al estreno del filme islandés en el teatro Calderón. Y el esfuerzo mereció la pena, ya que pudimos disfrutar de la ganadora de la Espiga de Oro de la 60 edición de la Seminci.

La producción del director Grímur Hákonarson es una tragicomedia que se centra en dos hermanos y vecinos (Sigurdur Sigurjónsson y Theodor Júlíusson), que no se dirigen la palabra desde hace 40 años, que deberán colaborar para salvar su modo de vida.

Orgullosos granjeros, sus carneros y ovejas son conocidas por su antiguo linaje y calidad. Ahora, una enfermedad infecciosa pondrá en peligro el método de subsistencia de todo el valle.

Los afortunados que hemos podido visitar Islandia somos conscientes de cómo la naturaleza salvaje del país condiciona la vida de sus pocos habitantes. Esto se hace evidente en el filme, viendo a los pocos vecinos que habitan el valle, aislados no solo del resto, sino también de ellos mismos; así como el efecto de un clima tan extremo en el día a día.

La naturaleza es casi un personaje más, y, pese a lo hostil que pueda resultar a veces, quizás lo más destacable es ver la naturalidad con la que el hombre se encuentra aquí en comunión con ella, no solo vive de ella, sino con ella.

Pero no te lleves una impresión equivocada, a pesar de las dificultades que atraviesan los personajes, no esperes encontrar un gran drama que muestre las duras condiciones de vida de estos granjeros. Uno de los grandes aciertos de este filme son las pinceladas de comedia que podemos encontrar durante toda la historia. Un sentido del humor de lo más refrescante, que quita dramatismo a gran parte de las escenas.

Hákonarson consigue que nos identifiquemos plenamente con el principal protagonista, y que como público suframos también por el destino de su rebaño; mientras asistimos extrañados a esos encuentros casi fratricidas entre los dos tercos hermanos.

Además, llama la atención la sencillez de la puesta en escena y la autenticidad que transmite el reparto.

Pero sin duda, lo que esta Rams pretende contarnos es que, a veces, una situación desfavorable puede desembocar en algo sorprendentemente positivo.

Lo mejor: el sentido del humor; y que, en tiempos de Transformers y Grandes Hermanos, alguien tenga la osadía de realizar una película de este tipo.

Lo peor: el final nos deja con ganas de saber más sobre el destino de humanos y ovinos.

http://www.bollacos.com/rams-el-valle-de-los-carneros-conexion-con-la-naturaleza/
Beatriz Jimenez
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18 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los paisajes se agrandan por la ausencia de límites, por la ausencia de horizonte, por la ausencia de mar, por la ausencia de montañas. Así la soledad también se ensancha por la ausencia de prójimos y las ovejas se convierten en parte esencial de tu existencia, en motivación para cada día y para cada primavera.
Resulta difícil soportar que cualquier otro pretenda arrebatarte el sentir de tu vida y te opones con furia, con resignación, con ofuscación, con astucia, con profesionalidad.
Pero los odios fraternos cimentados con los años por el resentimiento, por la envidia, por la herencia, requieren un enemigo externo aún más grande para intentar abrirlos, restañarlos y volverlos a cerrar.
Los personajes principales están increíbles durante toda la película; resultan muy creíbles con su ropa raída de diario y su ropa aseada para los festivos y para las reuniones sociales. El frío se siente en el rostro, en las manos y en los pies durante toda la película. El olor a oveja impregna la sala.
Buena película ganadera islandesa!
Quiscol
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9 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rams (Hrútar)/El valle de los carneros, de Grímur Hákonarson nos cuenta la historia de dos hermanos islandeses que hace cuarenta años que no se hablan. Para su desgracia viven a no más de doscientos metros uno de otro en la que fue finca familiar. Los dos hermanos y los vecinos del valle viven de la cría de ovejas y carneros de una raza autóctona. No es solo su sustento, sino también su signo de identidad y de orgullo: el concurso para elegir al mejor carnero es la fiesta mayor del año. Y el criador que se lleva el primer premio se siente tan satisfecho como el equipo que gane la Liga de Campeones de fútbol -exagerando un poco. Sobre esta vida reglada, sin grandes variaciones, como no sean las estacionales, caerá la plaga de las plagas bíblicas: una epidemia sin cura que mata a los carneros y ovejas determina el sacrificio de todo el ganado del valle para impedir su extensión a toda Islandia. Como está dicho, no solo es la ruina sino la muerte de lo que da sentido a la vida de los hermanos enfadados y, por extensión, a todos los habitantes del valle. Contra este destino aciago se rebelará uno de los hermanos enfadados… (que necesitará, casualmente, la ayuda del otro…).
Esta historia podría haberse contado de muchas formas -como es obvio. Hákonarson, aparentemente, elige un tono cuasi documental, con escasos diálogos humanos -balan mucho más los carneros-, excluyendo el sentimentalismo, con planos generales de los páramos desolados de ese valle islandés, y episodios de las vidas de los habitantes del lugar y de los dos hermanos en principio cotidianos, rutinarios… Pero lo que hace “particular” a la película es el tono mesuradamente irónico, de cierto humor negro que administra el guion. Verbigracia: un hermano reñido asiste al otro hermano reñido que ha tenido un desmayo…, pero le traslada a Urgencias en la pala de un tractor. Este es el tono que recorre la película, y que en contraste con la brutalidad de los hermanos, la severidad del paisaje y el laconismo de esos islandeses, produce un efecto cómico indirecto.
Para quien ha nacido y vivido de niño entre ovejas y algún carnero, la historia le resulta entrañable. Los carneros y las ovejas de esta raza islandesa parece que no defecan…, pero este es un asunto menor. Película simpática, bien contada, con un humor gélido pero delicioso. ¿Hay final feliz entre los dos hermanos cainitas? Después de ver la película lo comentamos.
GonzaloyGracias
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15 de enero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganadora al premio a la mejor película en Un Certain Regard en el pasado Fesival de Cannes, la de Grímur Hákonarson es una película que va mutando de una simple comedia rural a un filme cálido y emotivo.

La historia es la de dos hermanos que no se han hablado en los últimos 40 años, ambos viven uno al lado del otro en su respectiva granja, y se presentan a un concurso con sus mejores carneros, quedando apenas ganador por medio punto el carnero de Kiddi, el mayor de los hermanos.

La resolución no deja muy contento a Gummi, el hermano menor y a través de quien nos es contada la historia, quien decide revisar al carnero ganador de su hermano, descubriendo que es portador de un virus mortal que amenaza no solo a las ovejas de sus granjas sino a las de todo el valle donde viven, lo que será un severo golpe para todos, en especial en la relación con su hermano.

Con humor seco, paisajes muy fríos y desolados y una historia que va virando de una comedia casi costumbrista a un relato intimista, donde los paisajes del inminente invierno acompañan el cambio de tono a uno un tanto más seco pero que nunca abandona del todo ese particular humor.

Hákonarson tiene la habilidad para contar una historia de relaciones fraternas complicadas lejos de dramatismos recargados y con los carneros como fuerte símbolo de representación no solo de la familia como núcleo, sino de la sociedad en sí, aprovechando a la perfección los paisajes del lugar y sus condiciones climáticas en beneficio del relato.

Una película que consigue aumentar el interés en ella conforme avanza el metraje, con actuaciones portentosas de sus intérpretes que terminan por dar forma a un film singular y emotivo.

http://tantocine.com/carnerosde-grimur-hakonarson/
Quique Mex
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