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Rams (El valle de los carneros)

Drama En un remoto valle de Islandia, dos hermanos que no se hablan desde hace más de cuarenta años deberán unir fuerzas para salvar su bien más preciado: su rebaño de carneros. (FILMAFFINITY)
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
12 de julio de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que me he reído a cantidades con esta comedia negra que nos habla sobre la cultura de un país que ni siquiera conocía si no fuera por la Eurocopa reciente y por su puesto aquella negativa decida por votación popular de pagar una deuda que el FMI les quería indexar a cada uno de los habitantes por un error de un trabajador público. Del arte del país Nórdico no sabía nada, más que posiblemente sea uno de los paraísos naturales más hermosos de fotografiar del mundo. Cosa que el fotógrafo Grímur Grovien aprovecha bien en el filme Carneros. Porque la fotografía es impecable. Un filme de una simplicidad bárbara y una facilidad narrativa gracias a una dirección puntual y directa que ve con jocosidad el conflicto de los dos hermanos que no se hablan. En ese sentido, nunca me cansare de decir que menos es más cuando tenes claro lo que queres contar. Así el apremio entre hermanos nos da chance para conocer la cultura del país en su parte de ganadería y sobre mostrar que la humanidad y la solidaridad no entienden de fronteras idiomáticas. Grimur juega con las dos interpretaciones masculinas y aplica un humor negro que nos recuerda por momentos al sueco Anderson. Así mismo la tensión desde la simpleza de su trama es encomiable. Carneros redondea en un final que nos hela (literalmente) y nos recuerda que la sangre siempre será la sangre. Uno de los mejores filmes del año, simple y humanitario. Se queda con vos por días y días.
CINELOCURA
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15 de marzo de 2016
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El cine islandés nos tiene acostumbrados a pocas palabras, pero mucha comunicación, una mezcla de belleza visual, siempre fría y aséptica, y breve historia con mucho poso y reflexión. Gran interpretación de sus protagonistas, que a pesar de sus difíciles interpretaciones crean vínculos de unión, interrogantes y sentimientos. Son capaces, desde la gélida situación emocional, tanto del carácter de los personajes como en sus demostraciones, hasta en la simple (aunque sobradamente compleja y poliédrica) historia, de llegar a generar interés en sus devenires, actuaciones y sensibilidades. Una banda sonora musicalmente acoplada a la limpia imagen y unos diálogos ausentes no hacen más que llenar de contenido los movimientos acompasados de la cámara siguiendo a los protagonistas, dando la batuta de dirección a la actuación, reconociendo que por sus actos serán reconocidos.
Bolseiro
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3 de abril de 2016
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En un valle islandés, dos hermanos que se dedican acriar ovejan viven uno junto al otro enfrentados y sin hablarse. La aparición de una epidemia en el ganada acabará por unirlos. Muy buena película, curiosa por los escenarios (una granja en un poblado de un valle de Islandia). Te vas identificando con el arraigo de los dos hermanos con sus animales y su lucha por defender su forma de vida.
bartoce
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17 de mayo de 2016
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Rams es una sencilla y rural historia acerca de dos hermanos, ya mayores, que viven en un remoto valle de Islandia. Ambos crian carneros, y llevan más de cuarenta años sin hablarse. La trama se complica cuando una enfermedad amenaza con acabar con su medio de sustento.

Este drama rural pertenece a esa serie de películas sencillas en su apariencia, ya que su fuerza reside en las actuaciones y los paisajes. Se siente automática empatía por la pareja de ancianos. Es un cuento sobre la hermandad.

Recomendada a los amantes de las historias humanas y mínimas.
vargasvargas
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1 de febrero de 2017
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Vi “Hrútar” (“Carneros”, 2015, Islandia), dirigida y escrita por Grímur Hákonarson (siendo esta la primera película que le veo) y con fotografía de Sturla Brandth Grøvlen (aplausos). Los actores protagonistas hacen un muy buen trabajo: Sigurður Sigurjónsson, Theodór Júlíusson y Charlotte Bøving, entre otros. La cinta narra la vida de dos hermanos granjeros que, a pesar de ser vecinos, no se hablan desde hace mucho tiempo. Sin embargo, los dos hermanos tienen que unirse para salvar sus carneros, provenientes de un famoso linaje atado a la historia familiar. Ahora bien, el filme es magnífico en lo que atañe a la fotografía (no podía esperarse nada menos atendiendo los magníficos escenarios que ofrece la vida rural islandesa). En lo que atañe a la historia, estamos ante otro gran acierto: es una historia sencilla, de dos hermanos solitarios pero entregados de cuerpo y alma a sus labores. Claro está que por la producción de la misma y por sus primeros minutos, el espectador pudo pensar que sería un cine duro, sombrío, difícil de seguir, pero en la medida que transcurre la historia, se da cuenta que esta transcurre con una naturalidad que vuelve esta cinta accesible a todo público sin que ello le reste profundidad, como lo veremos más adelante. Siguiendo pues con la narración, a la que ya podemos calificar como cautivante, habría que agregarle que termina siendo convincente en su retrato de la vida rural y de la soledad, pero una soledad que no asusta por sí misma, sino una que se convierte en la oportunidad de vivir conforme a principios. Los hermanos, solitarios, no se sienten deprimidos por esa condición, sino que son afectados porque su estilo de vida se pone en juego por una enfermedad que amenaza sus rebaños. Pero lo más interesante, y que constituye el elemento de profundidad al que aludí antes, está en que refleja las ideas existencialistas, o mejor dicho, vitalistas de los protagonistas. La defensa de un proyecto de vida, con todo lo que ello implicaría como metáfora de la contemporaneidad, los lleva a superar sus odios y miedos, así como enfrentarse, a su manera, al sistema social y político, en un país que no se caracteriza propiamente por su rebeldía ante las instituciones oficiales. Se pone pues a lo rural y a los carneros como metáforas de la vida que exige compromisos y riesgos, en vez de indiferencia y abulia; esto es el valor agregado que una cinta como ésta le ofrece al público. Solo una cosa no me gustó: no hay fin, no hay desenlace del componente dramático, ni siquiera hay elementos suficientes para que el espectador concluya la historia. Si hubiese tenido la oportunidad, habría apostado a unos cinco minutos más de trama. La recomiendo: 31-01-2017.
Andres Botero
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