En busca de la felicidad

Recuerdo haber visto con mucho agrado esta película, en la que es innegable que el director pretende llegar al corazón del público a través de una atmósfera melodramática, un hecho inevitable teniendo en cuenta los hechos reales en los que se basa el argumento. Will Smith alcanza su cima interpretativa con un papel grandioso, firmemente secundado por su propio hijo, Jaden Smith. Como poco, la película es buena, muy entretenida y llena de sugerentes reflexiones que animan a la gente más humilde dentro de un clima en el que sus personajes se encomiendan a la confianza plena dentro de la unión familiar para resolver sus problemas (derivados de la falta de dinero), resultando enternecedora la relación entre un padre desesperado y su encantador hijo.

Personalmente no me tocó la fibra sensible, quizá por cierta previsibilidad, o simplemente porque a cada persona le afecta el mensaje de una película de forma distinta. En cualquier caso, su visionado se agradece, garantizando al espectador (de todos los públicos) un cine elegante, de gran belleza visual y musical.

Inconfundible película que resulta ser un refrito de tópicos tan utilizados y manidos que dejan de tener efectividad cada vez que se repiten. El relato centra la agonía de un padre por sacar adelante a su hijo y buscar una digna existencia. Pese a ser un planteamiento de esos que están tan de moda con la frase inicial “Basada en hechos reales” para tratar de inflar el drama que envuelve la historia, la dirección es tan empalagosa y cargante que cuesta creerse que lo que estás viendo es (o fue) una historia real. Jugando un poco con los elementos de películas como “Kramer vs Kramer” a la que no le llega ni a la suela de los zapatos, el mejor de los apartados se lo reservaría para Will Smith una actor capaz de mostrar tanta humanidad como personalidad en una película, su versatilidad es la figura sin la cual el film no dejaría de ser un telefilm de sobremesa más propia de las navidades. Sin sorpresas de ningún tipo el guión es tan metafórico que ya sabes lo que sucederá en todo momento, no es que sea especialmente aburrida (a pesar de sobrar minutos), pero tampoco es el mejor ejemplo de lo que debería ser una película que podía haber dado bastante más sí.

Es increíble como se puede hacer este tipo de películas y quedarse tan pancho. Esta muy bien todo eso de la superación y de trabajar duro para conseguir lo que uno quiere, pero lo que me parece un poco lamentable es que en esta película se vea el dinero como meta para conseguir la felicidad.

Chris Gardner (Will Smith) es un vendedor de gran inteligencia, pero necesita un empleo en firme para mantenerse él y a su hijo de cinco años (Jaden Smith). Así, recorre San Francisco prácticamente desahuciado. Finalmente, Gardner consigue hacer unas prácticas en una prestigiosa correduría de bolsa y alcanzar así el éxito a la americana, o sea, la felicidad.

A mí me ha resultado un enorme petardo, una interpretación estereotipada al modo de Will Smith, con un guión cansino y un nefasto mensaje: la felicidad está en el dinero puro y duro trabajando como broker. Y más aún, da a entender que si eres un indigente es porque eres un cretino pues si eres inteligente, triunfarás sí o sí. Como si múltiples aspectos de la vida como la sociedad, la familia en que naciste, el momento histórico, o tus propios recursos de personalidad o afectivos y tantas cosas más como la suerte, etc., fueran menudencias. Creo que es una peli perversa y claro, cuando los jóvenes ven esto ¿qué pensarán? … digo yo.

Seguro que queda muy bien comenzar una crítica de esta película acusando a aquellos que les parece deleznable su mensaje de ese concepto tan manido como es de "progres", de igual manera que quedaría bien ante el personal lanzar desde la línea una de la crítica un feroz ataque a aquellos que sí les ha gustado la película en general acusándoles de "neocones" u algo por el estilo.

Pero mi problema es principalmente con la película, no con la gente (bueno, tengo un problema grave con la gente en general, pero eso es porque estoy algo tocado del coco y no entiendo muy bien porque hay tantas personas en el mundo, vivas).

No os voy a engañar. Tuve que verla porque a otro compañero se lo obligaron para clase. Luego había odio hablar bastante mal del filme, de que si era un alegato pro-bush y no sé que más historias por el estilo.

Al cabo de media hora la película me estaba resultando algo malilla, con un guión tramposo, pero no me parecía tan grave su mensaje. Es decir, entendía todo aquello que había escuchado negativamente del filme, pero hasta entonces me parecía más por irresponsabilidad del guión que realmente un mensaje consciente. Por poner un ejemplo, la última película de Rambo termina por tener un mensaje cuanto menos inquietante (Ayudar sin pegar tiros al personal no sirve de nada) pero no era esa su intención, es una peli de entretenimiento que no se preocupa por el mensaje que pueda dar. Esto no es desde luego algo bueno, pero en cierta manera, perdona al director/guionista. Al fin de cuentas uno va a ver a Rambo matar gente por doquier, no engaña a nadie.

Pero amigos, tras una hora de visionado empiezo a darme cuenta que efectivamente, el mensaje de la película es conscientemente el que uno ve desde el minuto uno. No mosquea tanto aquello de que el dinero da la felicidad, como las formas y otros grandes detalles.

No mosquea que todos los ricos sean buenos y los pobres malos, total, he visto cientos de pelis al revés y la gente aplaudía. No mosquea que la voz en off vaya delatando todo lo que vemos, total, la peli ya era mala hasta decir basta. No mosquea, no mucho, que el niño comience a recitar una historia de Un santo y un hombre que comienza a delatarte por donde van los tiros. No mosquean otras muchas cosas que podrían y deberían enojarme.

Lo que realmente me hizo caerme de la silla fue un Primer Plano. Si señores, sólo un primer plano, donde está explicado toda la filosofía de la película.