Dinero fácil

Dinero fácil, de Jens Lapidus, llegó a las librerías a rebufo del éxito de la trilogía Millennium de Stieg Larsson. Con la película ocurre otro tanto de lo mismo, pero eso no quiere decir que la película de Daniel Espinosa no tenga personalidad o no aporte nada. Al contrario.
Dinero fácil parece heredera de las películas criminales de los 70. Su estilo es rápido y nervioso, aunque en ocasiones le falta contundencia en algunas escenas. La historia es intensa y está bien contada, aunque el metraje se alarga un poco y la recta final cae en algunos excesos poco creíbles. Dinero fácil no destaca en muchas cosas, pero tampoco falla. Va a lo seguro y demuestra oficio en su factura visual. Los actores cumplen.
No voy a decir que Dinero fácil me entusiasmara, pero es un digno entretenimiento que deja la puerta abierta a una segunda parte con posibilidades bastante interesantes. No dejaré de verla.

Toda la película está en sobreexposición, será por hacerla con cámara digital en mano, o será por el guión ya visto infinidad de veces o será por los actores que parecen los del chiste de "iban un sueco un serbio y un chileno que se encontraron a un moro y....", el caso es que la sobreexposición solo excita al que la realiza, nunca al que la visiona. Lo único destacable y por cierto muy sueco las vivencias de los pijos y su realidad.

Se "licencia" Espinosa, director sueco de nombre latino, con este su tercer trabajo, adaptación de una trilogía de novelas de éxito en su país del escritor Jens Lapidus, que le abre el camino de Hollywood.

A este trhiller convencional sobre las mafias o bandas que operan en todo el planeta buscándose la vida en un sálvese quien pueda Espinosa aporta un estilo que busca su propio camino, con una iluminación que nos recuerda que el mal no tiene porque estar desterrado a la oscuridad y que convive paralelo a nuestro quehacer diario y en todo tipo de sociedades, ahondando como viene ocurriendo de un tiempo a esta parte en que los países nórdicos distan mucho de ser el paraíso social en el mundo civilizado.

Una bso sugerente y un montaje que busca potenciar y en la mayoría de los casos lo consigue, la esencia de personajes y situaciones.

Esencia que peca de una frialdad excesiva y nos provoca un distanciamiento del trió de protagonistas, perdidos en un mundo interior que no acaba de traspasar la pantalla.

Diálogos demasiado simples y un ritmo rabiosamente lento hacen que sea practicamente imposible seguir esta propuesta poco inspirada, que gira en torno a estos nimios perfiles de criminales. Tampoco posee nada que se acerque a unas interpretaciones memorables.