Zombi

Es cierto que en el momento concreto de su realización esta secuela tenía a favor que del subgénero zombie habían pocas muestras que enseñaran tal cual un mundo repleto de zombies, unos años atrás queda "El último hombre vivo" de Heston, puede que igual de caótica, pero películas muy distintas. "El amanecer de los muertos vivientes" no es una gran película, falla en demasiadas cosas, en tantas, que incluso a mitad de camino he tenido que parar para verificar que se trataba de la aclamada secuela de la que tan bien había oído hablar. En su momento debió ser un puntazo, no sé explicarlo de otra manera, cuatro tíos escapando de la marabunta de zombies infectados que a la que pueden se hinchan de carne humana. Se me escapa de los dedos y no entiendo que hoy, tal cual, en el siglo XXI, se deba ser indulgente con este flojo largometraje.

No es una película para volver a ver, no es para aprobarla y muchísimo menos una obra maestra. Los diálogos son intrascendentes, las interpretaciones dejan mucho que desear, los movimientos de los supervivientes, los actos de los personajes, lo que viene a ser una cuestión de guión, supone una absurdidad detrás de otra y sobre todo, principalmente, los zombies, los verdaderos protagonistas, son ridículos. El mensaje anticapitalista o anticonsumista que quiere hacer llegar Romero me importa bien poco, lo que yo quiero ver cuando me pongo una película de zombies son hechos relacionados con ellos, acción, más porque sí, por la propia diversión y lo que es la crítica al sistema sencillamente me da igual.

No destriparé nada esencial de la trama, pero encerrarse en un centro comercial teniendo la opción de usar un helicóptero y largarse allá donde quieran es muy mala idea. ¿Obra maestra? Cuando he visto a los moteros que aplastan pasteles en las caras de los zombies he pensado todo lo contrario, ridículo y poco acertado.

Los años le han sentado muy mal a esta película, fatalmente realizada en lo técnico, con escenas completamente absurdas: arrancamos tripas pero no hay agujero en la barriga, hacemos un disparo y se abren dos boquetes, los zombis no tienen ni rastro de las mordeduras que los convirtieron ni maquillaje decente.

Lo mejor que contiene es su claro mensaje materialista, pues alguno de los personajes arriesga su vida solo por unos míseros objetos que ni eran suyos.

El remake no contiene este aspecto tan claro (y es bastante diferente), pero merece muchísimo más la pena.

Pero no por el peligro de estos zombis sino por el efecto de la obra de George A. Romero, un señor que está completamente obsesionado con esta temática. "Dawn of the Dead", y como se la quiera traducir, es un clásico del género, de hecho sienta las bases, y tuvo un gran éxito comercial en 1978, donde fue la novena película más taquillera del año con más de 55 millones de dólares recaudados. Ahora bien, esta especie de segunda parte de "La noche de los muertos vivientes" (1968) es un horror pero no porque cause miedo sino porque es calamitosa en todos los sentidos, desde las actuaciones al maquillaje pasando por el guión. Observad que hay policías que se ríen cuando les atacan o errores de continuidad del tipo: llevo una escopeta, a continuación es pistola y luego vuelve a escopeta, tengo sangre en la cara me giro y ha desaparecido o te dejo un fusil y luego exijo "¡la próxima vez dame un arma!". Como comedia sí que hace gracia, pero por lo mala que es.

Pero por encima de esto, hay algo que falla en el concepto de "zombi". Por supuesto, aquí se muestran completamente inoperantes, dada su lentitud y torpeza, pasan hasta por su lado casi sin problemas, pero es que en esencia el zombi, según la cultura haitiana, que es de donde viene, es un individuo inofensivo. Sin embargo, existe una amplia tradición de seres que devoran carne humana pero, o no son de origen humano (por ejemplo, el ogro) o se han vuelto más bien espíritus o demonios (las larvas romanas). Y si son muertos vivientes tampoco se caracterizan por su antropofagia (el draugar escandinavo). O dicho de otra forma, si es realmente es un zombi no impresiona y si sí lo hace es que no lo es. Mi opinión es que los creadores del mito moderno han confundido dos realidades distintas del antiguo Santo Domingo Francés: el zombi, muerto viviente pero pacífico, con el baka, espíritu maléfico que devora a las personas, de forma animalesca o monstruosa.

Antes de empezar la crítica de esta obra maestra del cine de terror, puedo decir con certeza que no os voy a contar nada que no sepáis ya, o que no se haya dicho sobre el rompedor trabajo de George A. Romero, pero como fan del género es un placer poder hablar de Dawn of the Dead.

Podemos decir que esta película es una gran clase maestra de cómo sobrevivir a un apocalipsis zombie, y de paso ver que nos depararía y que podríamos esperar de nuestra clase política y altas esferas si todo esto ocurriera (como en la vida misma, oigan). El padre del género zombie nos regalo una espectacular cinta de muertos vivientes que aun a día de hoy sigue siendo todo un referente para cualquier cineasta y amante del cine.

Una de las peores cosas que le ha podido pasar a Dawn of the Dead, es el paso de los años, y sobretodo el magnífico remake que realizo Zack Snyder de la misma. Aun así, los protagonistas azulones del maestro de grandes gafas siempre serán recordados y pasaran a la historia por asustar a niños y viejas en las salas de cine hace ya más de tres décadas.

El final de la humanidad ha llegado, los muertos se levantan y un grupo de cuatro supervivientes deciden huir de las grandes ciudades para tener una pequeña posibilidad de sobrevivir a todo esto. Con un helicóptero logran llegar a un supermercado donde gozan de recursos casi ilimitados y un buen lugar donde protegerse. Pronto se darán cuenta que los zombies pueden llegar a ser un problema menor, saqueadores y demás calaña también quieren su parte del pastel.

Diez años tardó George A. Romero en volver a retomar lo que había empezado con La noche de los muertos vivientes. De nuevo a cargo de la dirección y el guión, estaba dispuesto una vez más a sacar de sus tumbas a esas pobres almas en pena. Corría el año 1978 cuando Dawn of the Dead vio la luz, eso sí, no antes pasando por muchas dificultades debido a la censura.

Los efectos especiales de Tom Savini, como siempre eran espectaculares, y realmente ponían los pelos de punta cuando los muertos vivientes empezaban a arrancar extremidades o a arrancar de un bocado las yugulares de sus víctimas.
Las actuaciones en general eran bastante sobreactuadas, pero por encima de todos ellos estaba Ken Foree, que nos regalo un personaje que a día de hoy sigue siendo todo un icono del genero. Interpretó a Peter, el más grande entre los grandes a la hora de enfrentarse a los zombies.

Aunque a día de hoy, he de reconocer que prefiero el remake del Amanecer de los muertos, a la original de Romero, Dawn of the Dead no deja de ser una película de obligada visión para todo amante del cine. Y no solo para los seguidores del terror, ya que la lección de buen hacer que nos regala este genio es increíble.

http://www.terrorweekend.com/2013/10/dawn-of-dead-review.html

Aprovechando que llevo un tiempo con un esguince, he visto bastante cine en los últimos días, y he revisionado algunas películas que hacía tiempo que no veía. El problema de esto radica en que, la mayoría de las veces, esos segundos visionados suelen bajarte de la nube en que estabas, y te demuestran que esa película de la que tan buen recuerdo tenías no era más que un buen recuerdo que debió quedar así. Eso es lo que me ha ocurrido hoy con Dawn of the dead, o Zombi, la continuación de La noche de los muertos vivientes. Me gustó bastante la primera vez que la vi, y a raíz de que me encantó el remake de Snyder, decidí volver a verla, y comprobar si me seguía pareciendo tan buena, como casi todo lo que Romero ha hecho, y que me gusta bastante. Pero el caso es que me he encontrado con la peor película de la trilogía de Zombis, completada con El día de los muertos. Es demasiada serie b, incluso para ser serie b. Horrenda.

El guión parte de una trama interesante, y siempre está aliñada con la clásica crítica al capitalismo del director, que, aunque desfasada y maniquea, sigue dándole resultados en todas sus películas, como en la última, la infravalorada Land of the dead. Pero el desarrollo del guión es realmente pobre, por no decir nulo. Si la primera parte optaba más por la angustia creada en la casa, con la fotografía en blanco y negro, esta opta más por la acción, lo que deja de lado el desarrollo de los personajes, con unas escenas que no tienen mucho que ver entre ellas, y que hacen avanzar la película a trozos, de forma obligatoria pero sin sentido de continuidad. Y donde estaba la gran virtud del comienzo de la saga reside el fallo de esta, la historia de supervivencia de los personajes, y es donde se aprecia la brillantez del remake de Zack Snyder, que se preocupa de contar una historia al tiempo que lo mezcla con dosis de suspense y acción a raudales.

La cinta también es un muestrario de todo aquello que no debe hacerse si se pretende contar una cinta con coherencia. A la pobreza en la historia debe añadírsele una puesta en escena de Romero realmente horrible, un maquillaje pensado para blanco y negro, y que tan buen resultado dio en la primera película, una de las peores bandas sonoras jamás escritas, y unos fallos de raccord que harían palidecer a Ed Wood, todo ello añadido a un montaje sin criterio alguno. Y además, las actuaciones son sencillamente horribles, a lo que no ayuda que los diálogos a interpretar parezcan escritos por algún friki sacado de Al salir de clase. De las escasas virtudes podría destacar algunos planos aéreos, sin duda lo mejor de la película, y la frikada de los moteros. Por lo demás, para olvidar.