Saló, o los 120 días de Sodoma

Alumnos y alumnas, antes de comenzar la clase no nos pondremos encima de las mesas, es poco rebelde y demasiado tradicional. Todos poneros bajo el pupitre para mostrar nuestro estrato social y revelarnos contra los conocidos comunistas nazis.

Hoy hablaremos de la obra que debe pasar en casa clase de cada colegio excepto en los dominados por la tecnocracia populista.
Desde Italia nos llega esta cinta. Italia, tierra conocida por hombres de paz como Musolini y gentes globales y sociales como los aficionados conocidos como tifossis.

La obra nos muestra claramente como la falocracia mundial es mala y solo busca sus placeres enfermizos en vez de sanos como unos petas con los colegas del barrio.
Nos muestra como los poderes psicopatontonlógicos manejan nuestra vida obligando a comer sus mierdas. Suerte que el genio de Pasolini utilice metáforas tan delicadas.

Y como va siendo la hora de salir al patio a echar un cigarro de la risa, dejo como deberes ver otra obra genial con mensaje profundo hasta el esfínter como "Sweet movie".
Alumnos, alumnas, hijos del libre albedrío y la espiritualidad del quinto chacra... marchad en paz.

La película refleja de forma dura, brutal y con brillantes interpretaciones, una sucísima y pervertida realidad oculta en las más bajas pasiones de individuos que deambulan por nuestro mismo planeta, consiguiendo ser más repugnante cada minuto que pasa.
La curiosidad inicial termina por convertirse en una tortura para el espectador, que no ve la hora de que llegue a su fin semejante desfile de asquerosidades representadas con increible crudeza y realismo. No es agradable ni divertida, pero lo que si, impacta y no se olvidará facilmente.

Inspirada en una novela de Sade (esta adaptación, seguro habría sido de su agrado), Pasolini nos traslada a 1944 y nos muestra una república ficticia en el norte de Italia, dominada por fascistas, que son presentados como seres abominables y corrompidos por el Poder Absoluto. En un castillo, un grupo de jóvenes (nueve muchachas y nueve muchachos), todos bellos y perfectos, son seleccionados como servidumbre sexual para el presidente de Salò, el obispo, un juez y un hombre de negocios. Encerrados en un castillo donde se anuncia que Dios está Muerto (alegoría a Nietzsche) y excitados por las narraciones de dos prostitutas de edad madura, los muchachos serán sometidos a todo tipo de perversiones, en una búsqueda insana del máximo placer y de la máxima degradación. Pasando de las desfloraciones anales, al banquete de mierda, la cinta alcanza su clímax enfermizo en el círculo de sangre, cuando te sobrecoge la sensación de que no hay salvación posible para todos esos infelices que son sometidos a toda clase de mutilaciones. Tal muestrario de horror explícito costó que el filme (hasta ahora) esté prohibido en varios países y que la vida castigue ese instinto provocador del propio Pasolini de la misma forma, fue golpeado hasta quedar moribundo y luego fue arrollado por su propio vehículo en un balneario cerca de Roma.

La última obra de Pasolini nos deja, sin lugar a dudas, destrozados.

Mas allá de toda la violencia burda o facilona que estamos acostumbrados a ver ( sagas como la de SAW o las noticias del telediario de cada día) el director nos presenta una maravillosa historia que refleja lo que simboliza el poder, la autoridad y la superioridad entre humanos: el despropósito del alma.

Desde el comienzo la película ofrece una atmósfera de jugosa incomodidad, como quien mira la calle por la ventana, el espectador no se mueve de la butaca en los 120 minutos de duración. ¿Qué nos atrae de Saló? ¿Somos nosotros los propios sadomasoquistas? ¿Hasta que punto hemos llegado a disfrutarla?

Además de la genialidad de la historia, debemos remarcar los puntos fuertes como la fotografía, en la que predomina la estabilidad espacial, composiciones equilibradas, con marcados ejes centrales, y los planos largos, muy necesitados para conseguir crear esa atmósfera de "qué vendrá después".

Por ultimo maravillosas interpretaciones por parte de los actores/actrices.

Pasolini siempre será Pasolini, de eso no hay duda, y que mejor obra para mostrar al mundo su adoración por lo perverso, lo macabro. Hemos de tener en cuenta que lo que el director pretende es escandalizar, romper moldes, y para ello recurre a Salo.
Gran película de culto, muestra las terribles fantasías del ser humano. No apta para estómagos débiles, debido a las terribles humillaciones a las que los adultos someten a sus esclavos sexuales.
En la humilde opinión de una sevidora, este film es de los que no se olvidan, puede ser la peor película que se haya visto, o una de las mejores.