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Un amigo para Frank

Ciencia ficción. Comedia. Drama En un futuro no muy lejano, la integración de los robots en la vida humana hará posible que surjan androides programados para cuidar personas mayores. Esa es la solución que encuentran Hunter y Madison para su anciano padre Frank, cuyas pérdidas de memoria son cada vez más frecuentes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
20 de mayo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba una de esas películas lacrimógenas de una entrañable relación entre un robot y un abuelete. Los primeros minutos precisamente me preparaban para algo así, en los que claramente me sonaba haber visto esa actitud del abuelo para con una criatura entrañable (en este caso un robot). Efectivamente, la cosa me recordó en cierto modo a Up.

Pero no, y gracias a Dios, porque últimamente hay demasiada sensiblería en el cine, la cual está bien, pero de tanta cantidad hay unas cuantas películas que parecen que buscan simplemente la ternura barata. Cuando la película de Jake Schreier torna a una comedia donde la pareja protagonista se transforma en unos simpáticos ladrones se agradece que por un momento no se vaya a sufrir. El trasfondo sigue siendo dramático, pero lo que verdaderamente valoro de Jack Schreier es el hecho de que pudiendo arrancar lagrimotes a la audiencia de una manera bien sencilla se dedica a hacer la película que creo que tenía en mente.

Es divertida, y sobre todo se hace muy corta, pero es poco trascendental como para tenerla demasiado en cuenta.
NeoJ
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28 de mayo de 2013
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema de esta peli es que los diálogos podrían haber sido ingeniosos si el guionista hubiera querido o podido sacarle partido al material, pero solo querían hacer una fábula tonta con un mensaje demasiado obvio como para rellenar el metraje.Frank Langella hace lo que puede con un personaje tontorrón y patoso y el robot no consigue despertar odio ni simpatía. Solo ese descubrimiento al final de la cinta le da cierto sentido. Solo un poquito. Menos mal que las entradas eran regaladas porque estoy harto de dar cabezadas en el cine.
javiguerrero
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8 de octubre de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine independiente norteamericano ha evolucionado sobremanera en los últimos veinte años llegando a ser considerado un género en si mismo, con sus propias normas estilísticas, costumbres y tics. De hecho, últimamente esos tics han marcado la percepción que se tiene sobre ellos, ya que los han vulgarizado y despojado de su semilla original, que era la originalidad. Hace años se pensó como cambiar la visión que los espectadores tenían de este tipo de producciones y, de paso, hacerlas más rentables económicamente. Por lo que se recurrió a grandes estrellas venidas a menos como protagonistas. Mientras la película conseguía popularidad y una cierta proyección, el actor de turno ganaba prestigio y demostraba que estaba dispuesto a aceptar papeles más arriesgados con tal de mantenerse en el candelero cinematográfico. No obstante, también hay actores que colaboran en ellos por el simple hecho de ser una forma de expresión más libre que el cine de Hollywood y por tratarse de historias más personales y atractivas. Eso debió pensar Frank Langella cuando aceptó el papel de Frank en Robot and Frank. El espigado actor cuenta con una extensa carrera en las tablas y lleva años alternando el cine, la televisión y el teatro, siendo este último su especialidad. De hecho atesora dos premios Tony que le permitieron frecuentar otros medios diferentes. En el cine le hemos visto en Drácula, Lolita, Buenas noches y buena suerte (Good Night and Good Luck) o en Frost/Nixon, entre otros muchos papeles. De hecho, fue en la película de 2008 de Ron Howard donde estuvo a punto de ganar un merecidísimo Óscar por su colosal interpretación del ex-presidente de los Estados Unidos de América. Sean Penn, en uno de los premios más injustos que se recuerdan, se llevó el galardón a casa por Milk y dejó a Langella (y sobre todo al catártico Mickey Rourke) compuesto y sin premio. Hay películas que se definen por su protagonista y esta es una de ellas, ya que Langella da una lección magistral de contención, sobriedad, cinismo y ternura, sin perder ni un ápice del característico carácter que le ha definido durante tantos años.

Jake Schreier, director que tiene su origen en la publicidad, los cortometrajes y los videoclips, presenta esta humanística ópera prima sobre un tema que nunca dejará de estar de actualidad: la soledad de la tercera edad y el impacto de la tecnología en ellos. Para ello presenta un personaje protagonista enfermo de alzheimer y, por consiguiente, con pérdidas constantes de memoria y olvidos. Sus hijos, interpretados por los solventes James Marsden y Liv Tyler, no saben que hacer con su padre y el varón decide regalarle un robot para que le ayude con las tareas del hogar y le haga la vida más fácil. Lógicamente, y debido a su fuerte personalidad, su padre se niega pero tampoco quiere irse a una residencia de ancianos. Es aquí cuando surgen las cuestiones principales del film. ¿Qué hacer con nuestros mayores cuándo llegan a una edad? ¿Qué libertad de decisión deben tener ellos cuándo su elección afecta directamente a las vidas de sus más allegados? ¿Puede la tecnología ser un sustituto fiable de la calidez humana? Vamos por partes. Es de recibo que cada ser humano en facultad de sus habilidades tome sus propias decisiones pero también es cierto que muchos ancianos no son conscientes de que sus acciones repercuten en otras personas con otras responsabilidades, por lo que el efecto dominó es imparable. La película plantea bien esta cuestión pero juega con un punto a favor: en ella ya están inventados los robots sirvientes. Parece una buena solución pero ¿Y las consecuencias de la tecnología punta en personas en edad avanzada? ¿Cómo influye en ellos? ¿Cómo se adaptan a ellos? Como dice el personaje de Liv Tyler e hija de Frank, ¿Se puede dejar una vida en manos de un robot? Tal y como se muestra en la película, alguien necesitado de ayuda para realizar funciones básicas es alguien deshumanizado (aunque sea solo físicamente) en parte y un apoyo, sea cual sea, siempre le aportará más que restar. En este caso, la contraprestación proviene de una máquina carente de alma, sentimientos y corazón. Por lo que podemos decir que un aparato totalmente deshumanizado es capaz de incentivar las funciones humanas olvidadas o deterioradas de un ser humano. Punto para los robots (que no olvidemos que han sido creados por el hombre, por lo que no deja de ser un círculo vicioso).

Sigo en spoiler sin ser spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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20 de mayo de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El joven Jake Schreier debuta en la gran pantalla con Un amigo para Frank, película que causó gran expectación tanto en Sundance como en Sitges, y que ahora, por fin, podemos dar gracias que ha llegado a las carteleras españolas.
Curtido a base de comerciales, videos musicales y cortometrajes, Schreier también ha cosechado el éxito con su primera película, aplaudida tanto por la crítica como por el público, que ya ha recaudado en USA más de lo que ha costado y no ha funcionado nada mal, para lo que se espera de una película independiente.

Un amigo para Frank nos introduce en un futuro no muy lejano, donde el anciano Frank, ex ladrón de joyas, ahora vive sólo y sus pérdidas de memoria son cada vez más frecuentes, por lo que su hijo Hunter decide regalarle un robot-mayordomo para que cuide de él. Frank no está muy conforme con la idea al principio, pero poco a poco entablará amistad con el robot, a la par que resurge en él el deseo de volver a robar.

Película de pequeñas pretensiones, sencilla pero muy agradable y que se crece en el interior del espectador que conecta de lleno con ella.
Es la viva expresión y el buen ejemplo de lo que es y debe significar una película indie, pues la cercanía de este relato no sería la misma en una película de mayor envergadura.
Temas como la amistad, la vejez, la familia, el Alzheimer... o la vida en general, se tratan con naturalidad, ternura, pasando de la comicidad al drama conmovedor sin desentonar en ninguno de los dos.

La dupla Langella-Robot (con voz de Peter Sarsgaard) conquista la pantalla, de tal forma que aunque sus intenciones sean ilícitas, a ojos del espectador es lo correcto, pues al igual lo ve el robot, es el único estímulo de Frank, y estar ocupado le mantiene la mente activa y fresca.
Tampoco podemos quejarnos del gran elenco de secundarios, de la talla de Susan Sarandon, Liv Tyler o James Marsden, que cumplen cuando se les requiere en pantalla.

Quizás le falte indagar más en el personaje de Jake (Jeremy Strong), que siempre parece tener algo misterioso entre manos pero no se deja entrever nada al respecto, y dotar al robot de mayor carisma, pues si bien es verdad que se le acaba cogiendo cierto cariño por cómo acontece la historia y cómo cuida a Frank, no llega a brillar con luz propia, falta mayor complicidad (no hace falta un nuevo Johnny nº5, pero sí un personaje que despierte interés por sí mismo y no a raíz de su compañero), que ya la convertiría en una película rozando el sobresaliente, pero recordemos que se trata de un guión de Christoper J. Lloyd, un prácticamente debutante, y pese a ello, consiguió por esta historia que esquiva perfectamente los sentimentalismos de forma inteligente una nominación en los Independent Spirit Awards.

Hablamos pues de una notable producción que nos deja expectantes de los nuevos trabajos de Schreier y Christoper J. Lloyd, que esperemos consigan otras más que interesantes y emotivas historias como la que nos ofrece Un amigo para Frank.
No se la pierda.
Dragondave
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27 de enero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que tiene varios temas de los que pensar: lo que escribiré a continuación no lo generalizo, simplemente son cosas que están ahí, pero obviamente no todos hacen.

- La dependencia de los padres cuando son ancianos. De cómo los hijos, muchas veces se desentienden de ellos, afirmándose así mismos que hacen todo lo posible, cuando el único remedio que ponen es el económico, poniéndoles en una residencia o contratándoles una asistenta. Ojo, ésto no me parece mal, sobretodo si los hijos tienen familia. Lo que sí me parece mal es que toda su ayuda se limite a eso exclusivamente. Y es que la mayor ayuda que se les puede dar, más cuando son tan mayores, es el cariño de sus hijos, y eso no se transmite con una llamada telefónica a la semana.

- Soledad. Una de las cosas que más afectan a los ancianos es la soledad. Los hijos hacen sus vidas con sus respectivas familias, y poco a poco se desentienden de los padres, cada vez más y más. Y claro, las personas mayores por lo general, tampoco es que salgan a tomar algo o cosas así, se suelen quedar en casa, y solos se quedan. Por eso entiendo perfectamente al protagonista, que al principio se escandalice con su hijo por ponerle un robot asistente, para luego cogerle afecto y no querer desprenderse de él.

- Alzheimer. Otro de los mayores problemas que tienen, y otro motivo más por el que los hijos deben estar ahí junto a ellos.

En fin, una película entrañable, con algún toque cómico que la enriquece aún más, debido a la divertida pareja que forma el protagonista con su inseparable compañero de aventuras.
ariakan
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