La habitación del hijo

Cuando se trastoca el orden en que se establecen los elementos para ofrecer una obra de arte, el resultado es perverso. Es el caso de "La stanza del figlio", film al servicio del actor y no actor al servicio del film, de ahí la perversión del resultado.
Una pena ya que el asunto podía promover una bella y emotiva historia: el dolor, la culpa, la melancolía, la elaboración del duelo... Además, contaba con buenos actores para ello (Laura Morante, que hace de esposa y madre, está espléndida). Pero estos ingredientes se diluyeron en una sucesión de escenas creadas para que Nanni Moretti exhiba sus dotes actorales, ya desde los títulos de crédito (sobre la imagen de él haciendo jogging). Por otra parte, escoger la profesión de psicoanalista para el protagonista le obligaba a informarse en torno a las medidas de asepsia que toman estos profesionales y así se hubiera evitado más de un despropósito de los que comete y si además él mismo se hubiera sometido a un buen análisis no hubiera pervertido de ese modo los elementos.
¡Qué lástima que la egolatría haya aplastado lo que hubiera podido ser una hermosa narración!

Una verdadera obra maestra. Es tal la emoción que pueden arrancarte sus imágenes que resulta indescriptible. Nunca he vivido un dolor semejante con una película como el que experimenté con esta. Todo en ella me parece milimétricamente puesto y ordenado para mostrarte algo tan horroroso como puede ser la pérdida de un hijo.
Sientes a los personajes, sientes la historia cómo te llena, sientes ese intento de autosuperación, sientes ese pensamiento de culpa, esa melancolía con la canción "By this river"... Y todo ello narrado con una paciencia y elegancia increíbles, dejando de lado el sentimentalismo y la lágrima fácil para demostrarte auténtico dolor.
Ocupa con orgullo su puesto en mi lista personal de películas favoritas y de un modo inequívoco. A mi entender, una obra de arte.

Durísima película del odiado/amado Nanni Moretti, que si no logra remover algo dentro de tu interior es que o eres demasiado chulo y duro o te lo haces para aparentarlo. Hay quien dice que tarda demasiado en centrarse la supuesta acción, pero primero se tendrá que ver la cotidianidad de los personajes para ver como repercute la desaparición. También se critica mucho el egocentrismo de Moretti que más que chupar cámara no se la quita de delante de la cara. En eso hay algo de razón, pero por otro lado a mí logra transmitirme su dureza e incomprensión por la pérdida del hijo que nunca quiso que se fuese de su lado (véase la escena del "footing" cuando no quiere que Andrea se vaya con sus amigos, e insiste en que se quede corriendo más rato con él). Eso a mí me vale para darle toda la película a Moretti.
La aterradora dureza con la que se explican los sentimientos de esa familia, esas lágrimas a escondidas pero que son incontrolables, esas búsquedas sin respuesta del por qué ha ocurrido, nos demuestran que ésta historia se repite día tras día en muchos rincones del mundo, y que no se trata de actores que cuando acaben de rodar cobrarán su cheque. Se trata del empeño de Moretti por hacer ver al mundo la hecatombe de no tener al hijo que has criado toda tu vida. Y ese sentimiento queda impregnado en cada segundo de la película.

La película se centra en el impacto que tiene la muerte de su hijo adolescente Andrea para el psicoanalista Giovanni (encarnado por el propio director Nani Moretti), su esposa Paola (Laura Morante) y la hija de ambos. Un melodrama que el cineasta parece querer narrar para indagar, sin estridencias ni tremendismos, silenciosamente y desde el interior, en lo más profundo de un dolor innombrable, inasumible y quizás insuperable. El film se articula de forma sencilla y transparente. Tras un prólogo expositivo que muestra la vida cotidiana y feliz del matrimonio y sus hijos, conocemos la noticia del fatal accidente del muchacho y acto seguido, el drama que vivirán desde entonces los tres miembros de la familia y las relaciones que éstos mantienen entre sí.

Ganador de la Palma de oro en Cannes 2001, el film se adentra en la desgarradora experiencia que supone convivir con el dolor de la ausencia y con la memoria del hijo desaparecido, pero no recurre a modos quejumbrosos ni tintes melodramáticos de fibra sensiblera, sino desde la perspectiva liderada por el padre, quien intenta dar marcha atrás en el tiempo para tratar de evitar los hechos consumados. Esta es la dimensión más atractiva del film y lo que interesa realmente al cineasta. La actitud que adopta Giovanni tras la muerte del hijo, tanto de combativa y resistente como de cobarde y escapista, sintiéndose culpable por haber variado su agenda, dando lugar a no compartir ese fatídico día con su hijo, comportándose como si fuera posible dar marcha atrás al calendario.

Esa amargura impregna unas imágenes que nunca pierden su serena compostura y subyace, incluso, a una secuencia tan realista y desnuda, tan desgarradora y escabrosa, que describo en spoiler. Pocas veces se ha enfrentado el cine, con un bisturí tan silencioso y tan elocuente a la vez, a la imposible tarea de afrontar la irreversibilidad del dolor producido por un suceso semejante. Una mirada que conjuga distancia y emoción para completar una obra de extraña serenidad, imbuida de una secreta belleza que no es estética, sino interna, que no es ornamental sino existencial. Un doloroso viaje de duelo que despoja al melodrama del excesivo sentimentalismo habitual en el género, mostrándonos un cine adulto y reflexivo.

Moretti psicoanaliza las relaciones paterno filiales mediante el recuerdo a través de esta obra intimista que profundiza en el sufrimiento de una familia ante la pérdida de un hijo. Resultan impactantes como todos los gratos recuerdos del joven Andrea mortifican a una familia sabedora del gran cambio que supone en sus vidas tal terrible acontecimiento.
Moretti se confirma con esta amarga película tras el gran éxito conseguido años atrás con "Querido diario", creando un binomio aclamado no solo por la crítica sino por el gran público en general.