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Noé

Fantástico. Aventuras. Drama En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé, un hombre pacífico que sólo desea vivir tranquilo con su familia, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar al mundo del inminente diluvio. Todas las noches tiene una pesadilla recurrente en la que puede ver la catástrofe provocada por ese diluvio, pero después el sueño termina con la reaparición de la vida en la Tierra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 220
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2014
27 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decepción completa. Una de las historias bíblicas que nos cautivaron a muchos de pequeños, pisoteada y maltratada. No sé que pretendía el director con esta versión de Noé. De hecho, se podían haber ahorrado el diluvio (completamente desaprovechado) y poner alguna otra excusa para una buena batalla entre buenos y malos. Claro que entonces habría que cambiar el nombre de la película, pero no me hubiera importado. Y sí, también en esta hay monstruos raros, mas que raros, absolutamente ridículos. Los efectos especiales, señores, estamos en 2014 y me parecía estar viendo volar los pájaros de Hitchcock. (¿será un homenaje al maestro?). El guión también me ha parecido malo, cargado de excusas para ver peleas, golpes y malos saliendo disparados. De la música, sinceramente, no me acuerdo. Propongo ahora una película sobre la torre de Babel. Pero ésta no la iré a ver tan alegremente. Pregunta: ¿porque casi no hay película de acción hoy en día que no aparezcan monstruos tipo transformers o naves intergalácticas o dragones voladores vomitando fuego? Probablemente estoy anticuado, quizá deban hacer caso de otras críticas mas favorables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Zimar
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6 de julio de 2014
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no recuerdo mal de la multitud de veces que me lo hicieron leer de pequeño, el Noé bíblico era un hombre apacible que tuvo que aguantar las risas de sus congéneres (y de ángeles cáidos llamados Nefilim) e incluso las dudas en su familia por estar décadas construyendo un arca para un supuesto diluvio que exterminaría a toda la humanidad menos a su familia, la única que no era impura y no merecía morir de toda la faz de la tierra. Él, su mujer, sus tres hijos y sus nueras junto a una pareja de cada especie animal permanecerían dentro de la infraestructura preparándose para el gran momento, protegidos durante los 40 días y 40 noches de diluvio y posterior viaje a la deriva hasta que las aguas bajaran y pudieran encontrar tierra firme. Fueron felices y comieron perdices. The end.

El que haya visto la película habrá comprobado que se parece al relato bíblico bien poco en prácticamente todos los detalles salvo el concepto general y algunos de sus personajes principales. No voy a entrar en comparativas y en consecuencia spoilers pero personalmente me parece más interesante el enfoque de Aronofsky. Salvo para los fanáticos religiosos (que obviamente se han enfadado con la cinta) que se quedan con un feliz cuento sobre el poder del bien sobre el mal, la justicia divina y conceptos similares, el propio relato bíblico ya plantea conflictos morales que el director explora. ¿Hay que seguir a pies juntillas todo lo que te ordena un ser superior? ¿Toda la humanidad merecía morir, no había ningún inocente? Lástima que una vez puesto no vaya más allá en el debate y en la atmósfera oscura que la rodea con un perturbado Noé a la cabeza, prefiriendo el quedarse en el camino haciendo un blockbuster de aventuras que contente y llegue al público general.

Estamos ante una buena película, incluso notable, pero el no ir un paso más allá en muchas cosas, el tener unos correctos que no reseñables personajes y algún detalle más, la priva de lo que podría haber sido una obra épica. Pero entre sus muchas virtudes se encuentran una excelente fotografía, un gran ritmo pese a la variación de situaciones, escenarios y circunstancias, los mencionados debates morales y una historia en la que Aronofsky nos vuelve a mostrar que al ser humano por más que se empeñe en conservar una naturaleza pura, se le impone la serpiente interior. Igual no está mal lo de hacer un “reset” de vez en cuando. ¿Para cuando el próximo?
Turbolover1984
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14 de abril de 2014
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un hombre no se rige por los cielos, un hombre se rige por su voluntad. Te pregunto, ¿eres un hombre?”

La idea de llevar esta historia bíblica hasta la gran pantalla rondaba en la cabeza de Aronofsky desde que éste rodaba Pi, fe en el caos. Financiada por él, amigos y familiares, parecía que se tendría que conformar con trasladarla solo al mundo del cómic pero el grandísimo éxito que supuso Cisne Negro le brindó la oportunidad de firmar su particular visión de la historia del diluvio universal. Pero aun así, el trabajo no fue fácil ya que tuvo que combatir con Paramount para que fuera su montaje el que llegara a las salas de cine de todo el mundo excepto a los países en los que ha sido prohibida. La película es una versión poco fiel del relato original, lo cual no sería un problema si no fuera porque está basada en un texto considerado sagrado por las tres principales religiones monoteístas del mundo. Pero realmente el visionado de esta obra no tiene por qué ofender al creyente de ninguna religión, a no ser que tenga la cabeza cerrada con candado.


Polémicas aparte, adentrándonos ya en materia puramente cinematográfica, tenemos ante nosotros una película técnicamente impecable. Hay varias escenas en las que Aronofsky hace gala de su talento tras las cámaras, especialmente en la narración de Noé a sus hijos sobre la creación del mundo (en la que por cierto, mezcla la teoría de la evolución con el mito de la creación saliendo muy bien parado). La ambientación está lograda en todo momento y los efectos especiales, sobre todo en los instantes claves como el diluvio, son impecables. Seguramente el punto más flojo es el guión, errático en algunos pasajes y sin saber aprovechar algunos otros. En ningún momento se hace largo pese a sus dos horas y veinte minutos de metraje, pero sí resulta bastante irregular. Hay varios detalles en la trama plausibles, principalmente el hecho de que no se conforme con retratar a Noé y a su familia como un grupo de santos sin una sola sombra y al resto de los seres humanos como al pecado hecho carne. Mientras su familia es mostrada como insegura,con dudas respecto a su misión y como llevarla al cabo, Noé es retratado, aparte del hombre justo y honrado del que habla la Biblia, como un hombre testarudo y seguro de su misión llegando hasta el fanatismo. En cambio, a los “villanos” no se les presenta como a seres que hacen el mal por hacerlo, sino como unos pobres infelices que luchan desesperadamente por sobrevivir. Otra posible interpretación de la historia sería una comparación con la sociedad actual, en la cual el diluvio representaría la tremenda crisis económica.


En el reparto destaca enormemente la fantástica interpretación de un Russel Crowe capaz de mostrar todo el progreso del personaje, desde la incredulidad del principio a la implacable firmeza que consigue una vez comienza a llover. Jennifer Connelly, que repite con Aronofsky tras Requiem por un Sueño (la mejor obra del director), en la mayor parte de la trama está poco más que de adorno pero cuando es el turno del momento más trágico, cumple perfectamente con su cometido. Emma Watson está correcta pero vuelve a mostrar actitudes suficientes para convertirse en una estrella. El papel de Anthony Hopkins como Matusalén es prácticamente anecdótico sin embargo siempre alegra verlo participar en alguna película. Ray Winstone interpreta sin problemas el segundo papel más interesante de la película: el del villano el Rey Tubal. Puede que otro actor lo hubiera interpretado con mayor soltura, pero su personaje conforma uno de los aspectos más estimulantes del filme . Lejos de mostrárnoslo como un simple villano que quiere hacer el mal, en todo instante justifica sus actos, llegando al extremo de parecer más coherente sus argumentos que los del propio Noé. Y por si esto fuera poco, nos deja varias frases antológicas donde destacaría la que encabeza esta crítica.

Estamos, por tanto, ante una película con más virtudes que defectos. Seguramente sea uno de los mejores blockbusters del año y aún así las escenas de acción no son el fuerte del filme. El asalto al arca bebe de las épicas batallas del Señor de los Anillos pero resueltas con menor brío. Y ya que sale a colación la trilogía de Peter Jackson, Los Vigilantes recuerdan a los Ents, los hombres-árbol de Las dos Torres, sin embargo estos detalles se compensan debido a los grandes matices de los personajes. Aronofsky vuelve a demostrar aquí su talento para meterse en la cabeza de sus personajes y hacerles descender a sus propios infiernos.

Si el espectador busca una epopeya bíblica al estilo Ben-Hur, La historia más grande jamás contada o Los diez mandamientos, desde luego, ésta no es su película. Si espera ver una adaptación literal y fiel de la narración bíblica, se escandalizará ante el menor cambio pero si no es así, tiene delante una película que mezcla perfectamente la épica y grandiosidad de toda epopeya y el drama más íntimo y agobiante.


Lo mejor: Que no se quede en la simpleza del relato y profundice lo máximo posible, dotando a la historia y al personaje de Noé de una mayor complejidad.

Lo peor: Un guión irregular. Tarda en arrancar con un arranque demasiado pausado, frío y quizás excesivamente reiterativo con los flashbacks del pecado original.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Time Bandit
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19 de abril de 2014
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastan cinco minutos de «Noé» para que queramos salir corriendo del cine. En los cinco minutos siguientes se constata algo que hace que cambiemos de opinión: «Noé» no es una película religiosa. El relato bíblico es sólo la inspiración para contarnos un Diluvio Universal que entraría en el género de acción-aventura, en el que las alteraciones e invenciones respecto a las fuentes cristianas y judías (no os engañéis con eso de que el director es hebreo y se guía por ello) son tan bastas y evidentes que pueden molestar a algunos espectadores. Sin embargo, si asumimos esto, las dos horas y media que nos depara Aronofsky serán mucho más llevaderas y hasta entretenidas, más aún para una película de tan extenso metraje.

Así pues, se nos presentará a un Noé héroe de acción que reparte cates como el que más, un Dios ausente al que siempre llaman «Creador», no creo que sea casualidad; un villano endosado al pobre de Tubalcaín, que es malo por comer carne y dedicarse a la metalurgia, con lo que no puedo transigir; y unas mega batallas con un montón de personas... e incluso con gigantes, aquí llamados los Vigilantes por influencia judaica, pero hasta ahí la fidelidad a los textos originales. A pesar de tener cierta potencia visual que es de agradecer, salta a la vista que la trama fantasiosa y aventurera no es de mucha originalidad ni impacto, cayendo finalmente en un conflicto con un toque de paranoia en el que luchan la voluntad del Hombre y la de Dios. Mucho más cerca del mensaje ecologista y espiritualista que de un credo específico religioso, «Noé» parece decantarse por una propuesta que recuerda al deísmo y en la que el ser humano es quien tiene toda la responsabilidad en el mundo.

El momento Diluvio es con creces lo más logrado, entre otras cosas porque la película cuenta con un tal Clint Mansell que compone una espléndida banda sonora que le da a las escenas una vida impresionante. Todo se ve distinto con esa música de fondo. Los efectos por ordenador no quedan tan bien, sin embargo, cuando se emplean en seres vivos; de hecho, quedan espantosos. Los actores, correctos; la anécdota la puso Douglas Booth, quien provocó numerosos suspiros por la sala de cine cuando apareció como el crecidito Sem; yo prefiero al monísimo Logan Lerman, cuyo personaje, Cam, quizá sea el más rico de todos.

Llamativa y dispersa, a veces férrea y a veces estúpida. Desde luego, curiosa es un rato.
Kaori
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12 de abril de 2014
25 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que tenerlos muy bien puestos para marcarse un trolleo de escala bíblica llevado hasta estas últimas consecuencias como el que se ha marcado Darren Aronofsky con Noé (Noah, 2014) su adaptación “personal” del relato bíblico del arca más famoso del mundo tras el que buscó y encontró Indiana Jones. Y digo esto porque a “Noé” es imposible tomarla en serio, es una de las mayores chuflas y tomaduras de pelo que se ha hecho en tiempo, tanto que me recuerda a cualquier producción de Asylum, a una película chunga del canal Syfy de tiburones que vuelan por los aires o cocodrilos mutados con dinosaurios. “Noé” es épica, pero por el grandísimo cachondeo y chorreo que se pegan a costa de la Biblia.

Me encuentro un poco sin saber dar una valoración de la cinta y esta es la segunda vez que me ocurre con el cine de Darren Aronofsky, me sucedió con “La fuente de la vida” (The fountain, 2006) y me sucede ahora. En aquella fue porque era tan atractiva e hipnótica que a pesar de ser una ida de olla me tuvo fascinado y confundido. Ahora es porque “Noé” es realmente mala y sin embargo me estuve riendo y entretenido durante las dos horas y cuarto (que ya está bien para contarnos una historia que todos sabemos) que dura la cinta, y eso es difícil de lograr, pero no quería que terminara simplemente para descubrir otro momentazo que me hiciera soltar otra carcajada.

Y no lo digo porque sea un ultrarreligioso que me rasgue las vestiduras porque han tocado algo sagrado (eso me da bastante igual), ni porque eso que toca esté bañado de más ciencia ficción (a ver si hacer que una pareja de cada de animales se reúna en un barco para aguantar el apocalipsis no es poca ciencia ficción) sino porque los giros, interpretaciones y situaciones están tan forzadas y de manera tan surrealista que en lugar de la película de un verdadero genio que casi roza la nominación al Oscar con El Cisne Negro y El Luchador, parece Roland Emmerich volviendo a hacer otra de las suyas.



Noé es un descalabro bíblico, un naufragio a escala mundial, un chaparrón del que no se salva ni Dios, un diluvio en el que se ahoga todo el mundo… y podría seguir. Está todo realizado con una factura técnica impecable, una gran banda sonora, unos pelucones de infarto y un vestuario imposible, pero ¿de qué sirve cuando las situaciones están mal resueltas, las interpretaciones rozan el absurdo y el guión parece realizado por unos fumetas hasta arriba de éxtasis?

A su favor está que todo es tan surrealista y malo que hacía tiempo que no me reía así, sus “rizando el rizo” me recordaban a esa joya del humor involuntario que era la serie de “El Barco” y llega un punto en que hasta no me hubiese sorprendido que al final todo fuese un sueño de Antonio Resines.

Noé es ridícula hasta el extremo, es imposible tomarla en serio y como comedia involuntaria es ideal para una tarde con los amigos de risas y cachondeo. Ahora bien, como la película magnífica que podía haber sido dados los medios, el elenco y sobre todo su director, Noé es un fracaso artístico de primer orden del que le costará redimirse.


Lo mejor: Que me lo pasé como un enano riéndome sin parar
Lo peor: es una tomadura de pelo

Valoración: 2/10 por las risas más que nada
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Criticoenserio
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