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El amor es extraño

Drama. Romance Cuando en 2011 se legaliza en Nueva York el matrimonio homosexual, Ben y George, que llevan 39 años juntos, deciden casarse. Poco después, despiden a George sin explicación alguna de la escuela católica donde enseñaba música, y pierden su piso en Chelsea. Una pareja gay de policías acoge a George, y Ben se va a vivir a casa de su sobrino, en Brooklyn. El verse obligados a vivir en casas ajenas, el esfuerzo por ser amables o la ... [+]
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
15 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimable, inteligente y entretenida historia que no sabe a dónde va, que se pierde y duda, desconoce y cuestiona su condición, titubea y, finalmente, no sabe a qué carta quedarse; si me la juego, si apuesto todas mis bazas a la opción de la autoría, la sutileza, la ambigüedad, la cultura y la elipsis o, por el contrario, me dedico al melodrama explicativo y los grandes momentos; a los gritos, lloros y polvos, al ruido y la furia.
Ni lo uno ni lo otro. A ratos. Chirría a veces.
Dulce tristeza y melancolía amable, elegancia marchita y obviedad compleja, exceso controlado y dramón contenido.
Vendría a ser una reflexión sobre las complicadas y necesarias relaciones familiares. Nos queremos y odiamos.
O del amor maduro. Y la homosexualidad mutando en normalidad social, ya no con crisis y espanto y sí como una forma diferente (o igual, en verdad) de pasar la vida (y el rato), dejando atrás el escándalo (aunque la Iglesia, que ya no es lo que era, siga atacando, con menos ferocidad pero similar pecado).
Y el deseo y el tiempo robado. Y....
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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26 de julio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La más reciente película de Ira Sachs continúa con la temática de ahondar en los vínculos amorosos entre hombres, ´Love is Strange’ dignifica la relación de una pareja de hombres maduros que deciden casarse después de 39 años de estar juntos, muy acorde al tema de las legalizaciones de matrimonio igualitario en diversos estados de los EEUU.

La pareja la forman Ben (John Lithgow), pintor, y George (Alfred Molina), quien es maestro de música, y viven en Nueva York. Apenas unos días después del feliz enlace, George pierde su empleo en una escuela católica, situación que los obliga a vender su departamento y buscar alojamiento con algún amigo; al final cada uno quedará en casas diferentes mientras consiguen un nuevo departamento.

Ben se aloja en casa de su sobrino, la esposa de éste (Marisa Tomei) y el hijo de ambos, por su parte George quedará con una pareja de jóvenes que suelen tener muchas visitas y fiestas en su departamento. Para ambos será difícil adaptarse a estar sin el otro y sobre todo, a la convivencia en casa ajena.

Con una primera parte más que sobresaliente, en gran parte gracias al trabajo de Lithgow y Molina que elevan el nivel del filme a alturas insospechadas dando vida a una pareja enamorada que transmite los diferentes estados por los que los hace transitar el guió de la película, el cual de a poco se traiciona con decisiones forzadas con el fin último de conmover.

A pesar de querer sumar profundidad en el conflicto situando la historia con la reciente crisis económica en EEUU como telón de fondo, el verosímil no se consigue del todo ante ciertas fallas y situaciones forzosas, como ejemplo la nula reacción ante un despido netamente homofóbico, poco creíble estando en dicho país, pero que en un primer tramo del metraje se soslayan ante la efectiva evolución de los personajes protagonistas.

Y es que desde el momento en que la pareja debe separarse físicamente, se echan en falta más escenas donde los actores protagonistas estén juntos a cuadro, y todo sigue a peor cuando la historia se va centralizando en problemas de otros personajes secundarios que van adquiriendo protagonismo injustificadamente, donde solamente la interpretación de la infalible Marisa Tomei sostiene el interés de un relato que se ahoga en malas decisiones, sin mencionar el desenlace que Sachs decide para la pareja, un golpe bajo fallido.

Asi, ´Love is Strange’ no consigue ser la gran película que parecía ser, quedándose apenas en un par de interpretaciones más que correctas, anuladas por las desacertadas decisiones de su guionista y director, que subordina a sus personajes y la lógica del relato a sus caprichos.

http://tantocine.com/el-amor-es-extrano-de-ira-sachs/
Quique Mex
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5 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta sencilla acerca de un amor tranquilo que duró una vida entera y que contribuye a la normalización de aquel que une a las personas del mismo sexo. Un amor que supera un desahucio y un despido profesional perpetrado, en este caso, por una autoridad eclesial.

«Love is strange» expone la desigual batalla que libra el trabajo bien hecho frente a la inquina de un mal gestor, la indefensión de un profesor, pese a la satisfacción de su alumnado, ante la erótica y la retórica del poder.

Como trama secundaria, los profesionales en la cuarentena, absorbidos por la exigencia y la competitividad profesional. Seres que no abandonan móvil ni ordenador ni para cenar.

Sencilla y cierta. El mundo profesional no era así.
Inaki Lancelot
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19 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva York puede ser una ciudad ruidosa, ajetreada y en ocasiones cargante, pero también puede suponer un remanso de paz, tranquilidad y delicada belleza. En este ambiente, y con un escenario como lo es dicha ciudad, es donde nos sitúa ‘El amor es extraño‘ (Ira Sachs, 2014). George (Alfred Molina) y Ben (John Lithgow) forman una pareja que llevan juntos casi 40 años. Cuando el matrimonio homosexual es legalizado en el estado, no dudan en formalizar su noviazgo. Pero lo que tendría que haber sido un momento que recordar toda la vida con alegría, trae a los ahora cónyuges un sinfín de problemas: el trabajo, el dinero y hasta el propio hogar se van volatilizando, y ambos se verán obligados a recurrir a sus amigos y parientes para encontrar refugio. Ira Sachs firma así su quinto largometraje en el que sigue empecinado en mostrarnos el lado más íntimo y amargo de las relaciones amorosas, y esperamos que siga así por mucho tiempo.

Lo primero que encontramos al abordar “El amor es extraño’ es precisamente eso, las rarezas del amor. Se nos presentan dos hombre maduros, enamorados, enfrentados a una rutina que se ha visto interrumpida por un momento que servirá de inflexión en su larga relación que pinta estable, serena y sana, casi como un sueño de hadas en un mundo repleto de rarezas. Alfred Molina y John Lithgow dan vida a esos dos personajes fuera de todo convencionalismo, entregados al mundo del arte, a un mundo donde la belleza y la delicadeza van dadas de la mano, una delicadeza que rezuma en cada fotograma. No estamos ante un drama romántico al uso, estamos ante un claro reflejo de lo que es la vida, una moneda que gira a su antojo dándonos caras y cruces a placer. En ese devenir de la historia, en el que las caras y las cruces se van turnando, es donde su director y también guionista, acompañado en este último aspecto de Mauricio Zacharias, que ya hiciera su trabajo junto a Sachs en ‘Keep the lights on’ (2012) o su colaboración en ‘Madame Satã’ (Karim Ainouz, 2002), saca a relucir esa delicadeza, a pesar del dramatismo que le insufla. No cuesta llegar a entender e incluso empatizar con sus dos personajes principales, y si me apuran, también con los secundarios. Sachs y Zacharias llenan la escena de historias, una por cada personaje. Es por eso que el protagonismo se expande, queda compartido, aunque unos y otros cobrarán más dependiendo de la percepción del espectador, y es ahí donde el guión hace un trabajo espléndido.

Molina y Lithgow juegan en toda esta historia un papel primordial. Si bien a Molina ya le habíamos detectado esa delicadeza en otros papeles, Lithgow ha sido toda una revelación. Sus papeles cómicos o en facetas más oscuras (recordándolo en la serie ‘Dexter’) hacían presagiar un personaje que se movería entre la comicidad algo sarcástica y un liviano dramatismo que sería difícil de percibir. Pero nada más alejado de la realidad: Lithgow es quien sustenta, a mi parecer, la carga dramática de toda la cinta, relegando a Alfred Molina a un papel de reparto. Claro que si tenemos en cuenta que Marisa Tomei acompaña a Lithgow en la mayoría de escenas, podríamos decir que más que una actuación se trata de un tandem interpretativo atípico y estimulante. Ella, que interpreta a la mujer del sobrino de Ben (Lithgow), una novelista de éxito, amante de su espacio y del silencio, se ve obligada a dar cobijo a éste en su hogar, un lugar que se convierte en el escenario clave de toda la película, cuatro paredes que son testigos de un declive familiar auspiciado por las desconfianzas y el hastío, todo ello insinuado, nunca mostrado, reflejo de esa delicadeza que mencionábamos, que alcanza una sutileza apabullante.

‘El amor es extraño’ es de esas historias que consiguen calar hondo sin apenas esfuerzo, de esas películas que consiguen transformar la pantalla en un espejo (o en una máquina del tiempo, dependiendo de la edad) y hacernos ver la realidad de la que somos (o podemos ser) víctimas, y de las que sin caer en la obviedad hacen brotar en el espectador esa sensibilidad que unos tienen a flor de piel y otros habían relegado al fondo de su subconsciente. El amor es lo que es y no hay más.

Para corazones blandos buscando un masaje cardíaco y para corazones duros ávidos de romper su coraza.
Lo mejor: La sorpresa que supone ver a John Lithgow en este papel, todo su reparto en general y la delicadeza que desborda su historia.
Lo peor: Su facilidad para romperte el alma, y cuando te quieres dar cuenta ya es demasiado tarde.
Kosti
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13 de enero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿John Lithgow y Alfred Molina haciendo de pareja? Voy a verlo. El amor no tiene nada de extraño cuando ves la química que los dos actores desprenden en pantalla. Ni jaula de locas ni excesos ambientales. Dos personas que, después de 39 años de relación, y aprovechando que la aprobación del matrimonio homosexual pasaba por la gran manzana, deciden casarse. Ben y George se llaman. El problema es que George trabajaba enseñando música en una escuela católica y… pues eso, católica. Y lo que era una vida acomodada y privada se convierte en reparto. Tú a casa de unos y yo a casa de otros. Y lo que la ley a unido que lo separe la iglesia. Y de “cuánto queremos a esta entrañable pareja” a “qué complicado es ser uno más en la familia”. Y la película pasa de amor a social. La tercera edad en conflicto, la convivencia doméstica, la homosexualidad, la tolerancia y el futuro incierto pasan a primer plano. Muy actual. Un producto amable y sin aspavientos que, he leído por ahí, que en Estados Unidos es de “contenido adulto” y que los menores de 17 años tienen que ir acompañados de un mayor de edad. El amor nada de extraño de Ben y George, repleto de respeto y ternura y con algún piquito esporádico, es algo que los niños tienen que tener controlado. Vaya por Dios. Nótese la ironía. Bonita película esta perla llegada de Sundance.

www.apositivar.com
A POSITIVAR
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