Luther: Cae la noche

Ni siquiera Idris Elba es capaz de levantar esta rutinaria película, con malvado megalómano y una historia difícilmente creíble, con situaciones inesperadas y vuelcos muy artificiosos.

Se hace algo larga, sobre todo con un desenlace en el que la tecnología es la clave y todo nos parece ficticio, con un malo malísimo experto informático y que dispone de una cantidad de medios que parecen muy poco creíbles.

En resumidas cuentas, parece un telefilm con cierto empaque y todo es tan artificioso como absurdo, llegando un punto, hacia la media hora de película, quizás algo más, en que el espectador desconecta.

La vi en una plataforma, en el cine me hubiera molestado más por haber fallado tanto en la elección.

Sin haber visto la serie en la que se basa, no entiendo la presentación del personaje, no se si viene de la serie o es para la película, así que en eso no me meto.

Las interpretaciones están brillantes, en especial, la del protagonista y la del antagonista, pero lo que si que puedo criticar como punto negativo es como el guion dibuja al personaje, la razón de por que lo es.

El guion es solido pero se recrea demasiado en el asesino en serie (no por el personaje en si, ya lo trataré en zona spoiler), dibujándolo como un estereotipo de cualquier asesino en serie normal (ya explicaré en spoiler), y no en uno magistral, carismático.

199/11(17/07/23) Fallido thriller (Netflix) continuación cinematográfica (tras cinco años del último capítulo de la quinta temporada) de los 21 episodios películas para tv transmitidos entre 2010 y 2019, de la en sus comienzos espléndida serie británica Luther (no requiere que el público haya visto nada de lo que sucedió antes), creada por Neil Cross y protagonizada (por supuesto también aquí) por un titánico Idris Elba (también productor de la película), retoma su papel de John Luther, junto a sus superior y amigo Martin Schenk al que da vida Dermot Crowley (cxomo siempre, aquí dotando de carácter y química con Elba), sumándose aquí Cynthia Erivo y Andy Serkis como el villano caricaturesco. Dirige el guion de Neil Cross en su debut en un largometraje Jamie Payne (especialista en series tv con “Quantico”, “El Alienista” o “Outlander”; amén de dirigir los cuatro capítulos de la quinta y última temporada hasta ahora de la serie titular “Luther”).

Desgraciadamente uno espera que las señas de identidad de la serie sean aun más notables en una película, pero, todo lo contrario, cogemos al atormentado protagonista y lo sumergimos en una trama donde los límites de la credibilidad son ampliamente rebasados, con el rocambolesco y risible artificio de que Luther escapa de prisión (por cierto, muy fácilmente la forma en que huye), no por ansias de libertad, si no para atrapar a un enésimo psicópata. Tras esto sumimos al ínclito en un film de intriga policial procedimental, donde Luther siempre va un paso por delante de la policía, que además le persigue de forma a la altura de la TIA (homenaje al recientemente fallecido Paco Ibáñez), dónde una de las marcas era la gente que debía proteger Luther (que todo el deux machine sea la promesa a una mujer a la que acaba de conocer resulta ya muy manido), aquí no hay gente por la que empatizar, la relación con la policía encarnada por Erivo resulta acartonada.

El film carece de la introspección que hacía Luther del asesino de turno, no hay ese análisis oscuro que de perfil y dimensión humana al villano, aquí todo eso es liso. Una de las marcas eran las dudas y dilemas morales, aquí inexistentes, marca eran los límites entre lo legal y lo justo, aquí como es un prófugo da igual esto, pues todo lo que hace es ilegal de base, otra de las grandes marcas era la relación que se establecía entre los antagonistas, Luther y su perseguido, aquí esto queda guiñolesco, pues su adversario en la figura del genio de la captura del movimiento Andy Serkis (Gollum, King Kong o el Cesar de el reinicio de la saga “El planeta de los simios”), resulta anodino, sus motivaciones resultan ajadas (lo de los traumas infantiles y lo de la esposa quemada…), su comportamiento roza la estupidez, parece (como bien he leído) un malo bastardeado de la saga Bond, no hay intensidad o chispa alguna en sus ententes, por no hablar del físico de uno y otro, inverosímil sea rival en las peleas para el mastodonte de Elba, aparte de esa imagen ridícula con ese pelucón cardado que parece teletransportado de los 80. Ah, si algo ha tenido la serie de chicha y chispa es la turbadora relación entre el ascético Luther y la sibilina criminal Alice Morgan (encarnada por una brillante Ruth Wilson), pero aquí no solo no está presente, si no que no se menciona, como si no hubiera existido, cuando es el gran amor de Luther. Tampoco se hace mención al capo de la mafia londinense George Cornelius (gran Patrick Malahide), gran némesis de Luther en las dos últimas temporadas. Todo ello con un desarrollo bastante plano, sin giros ingeniosos, sin sorpresas, llegas al clímax y lo ves, pero te emociona, no te hinca el diente, y ya el colmo es su epílogo, más sobado que los huevos del toro de Wall Street.

Uno espera algo más de una película sacada de una serie, pero eso no ocurre aquí, las ideas parecen haberse agotado, se siente como ver otra temporada seguida, siendo la sexta, y lo peor es que siguiendo el patrón de la mayoría, llegados a este largo trayecto, se siente cansado y falto de inventiva, lo ves por lo que te gustó, y sobre todo por el carisma fulgente de Idris Elba, pero nunca llega a atraparte un poquito. Que sea un largometraje solo se nota en las tomas de drones y en los escenarios espectaculares algunos, una escena de acción transcurre nada menos que en Piccadilly Circus y otra en una zona nevada de Islandia (aunque nos dicen es Noruega), esto último queriendo emparentar con las de tan de moda Scandi noir.

La trama podría haberse sacado de un episodio de la serie televisiva de culto “Black Mirror”, donde un experto en hackeo informático tiene información de internet que produce vergüenza de decenas de personas, y con ello los chantajea de diferentes formas, “Cállate y baila” es un capítulo de la mencionada serie creada por Charlie Brooker con un punto de partida igual, y el de “El Himno Nacional” de la misma serie tiene un tramo final parecido, sumando dosis de snuff-movies. Escudriñando a través de ello en los sentimientos de culpa de las personas, en sus ocultos secretos, pero esto queda superficial cuando realmente no sabemos que tiene el malo contra estas personas (se deja a la imaginación del espectador), solo las vemos obedecer a sus demandas una tras otra, los vemos desesperados, pero nunca se entra en esos seres dañados, nunca se les da fondo alguno, son entes cuasi autómatas esclavizados por el malísimo.

Una gran serie y una película mediocre que solo tiene de Luther el título. Han extraído el personaje y el actor de la serie y los han colocado en una película genérica de acción mediocre y con un villano ridículo. De la atmósfera tan peculiar y el estilo, tono negro y motivaciones del protagonista donde prima los conflictos morales, el rollo de detective, sus métodos pasando el límite de lo legal, en definitiva, su personalidad, no hay casi ni rastro. Si la serie llevara el estilo de la película no hubiera durado ni dos capítulos

Pues yo también soy de esos que no ha visto la serie. Casi mejor, puesto que no se puede evitar las comparaciones, y si era muy buena… ya sabes lo que pasa.

La he visto por Idris Elba y Andy Serkis. La peli empieza interesante, no por original (Me recordó a algún episodio de “Black Mirror” y a la peli “Rastro Oculto”), pero en los primeros 25 minutos, te pone en situación. Después va decayendo, y acaba en un telefilm muy normalito.

¿Y a qué se debe tal metamorfosis? Pues principalmente porque los personajes flojean bastante. Eso los principales, que los secundarios ya ni te cuento. No digo que sea aburrida y esta correctamente hecha. Pero el guion tiene algunas lagunas que te hacen preguntarte algunas cosas poco creíbles para el espectador. El final es un poco aburrido y falto de intensidad.

Si fuese una de esas pelis que te ponen en la tele después de comer, todavía tiene un pase. Pero poco más. En el cine, hubiera sido un fracaso.