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Iván el Terrible. Parte II (La conjura de los boyardos)

Drama Rusia, siglo XVI. Segunda parte: Iván el Terrible vuelve a Moscú, donde los boyardos (nobles terratenientes rusos) siguen conspirando contra él y consiguen incluso el apoyo de la tía del Zar, que quiere ver a su hijo (un incapacitado mental) sentado en el trono y convertido en cabeza de la Iglesia rusa, la cual, mientras tanto, acusa a Iván de herejía. Pero el Zar se adelanta al complot urdido contra él y elimina a sus enemigos con ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desvaído testimonio fílmico de uno de los grandes genios del séptimo arte al que tanto contribuyó.
La segunda parte de su obra más ambiciosa y personal además de ser una reivindicación personal, de honestidad intelectual y un acto de justicia en este caso cinematográfica contra la tiranía estalinista es también su obra menos lograda.
Interminable, histriónica y descompensada. A veces parece un teatro mal filmado, otras una soberbia cinta de intriga, y las más un folletín altisonante bañado en momentos operísticos incongruentes y agotadores.
El genio del director se revela en algunas escenas, eso es muy cierto, pero también resulta innegable que el más moderno y libre de los directores soviéticos filma en esta su película más antigua, desfasada y plúmbea.

Una obra que llegó con tres décadas de retraso. Sin duda tenía sus razones, pero si comparamos este filme con otros soviéticos (por no hablar del cine europeo) de su misma época nos damos cuenta de lo caduco de su propuesta.
edug
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29 de agosto de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
195/01(01/08/08) He visto las dos partes seguidas, ha sido una delicia para mi estomago cinéfilo.Eisenstein vuelve a demostrar que es uno de los grandes directores del séptimo arte. En esta continuación vemos la evolución del Zar hacia la paranoia, ya no se fia de nadíe, todos son sospechosos de querer derrocarle, Stalin vio en ella parelismos con su política, que era noesta conmigo, haced que parezca un accidente, a causa de esto no se pudo estrenar en la U.R.S.S. en vida del dictador comunista. En lo que se refiere a decorados, vestuario, música, fotografía, montaje atenerse a mi crítica de la primera parte, pues es más de lo mismo, o sea insuperables, sublimes, fantásticos, maravillosos, lo que viene a llamarse cumbre en la historia del cine. Como en la primera parte el guión recuerda bastante a los dramas que Shakespeare desarrollaba en las cortes palaciegas. Esta "Ivan II" carece de las escenas de exteriores que si tenia la primera, todo resulta más teatral, acentuado por las interpretaciones, marcadas por los primeros planos y un histrionismo feroz, pero que es lo que requerian los personajes. Destacable es la introducción del color en las escenas del carnaval, para acentuar el clíma de bacanal. Como en la primera Nikolai Cherkasov está colosal, inmenso, tiene una presencia poderosa, ayudado sin duda por la forma en que era fotografiado. Recomendable a los que gusten de Gran Cine. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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4 de abril de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Ivan el Terrible, segunda parte: La Conjura de los Boyardos, recuperamos excelentes resultados de la fusión de los dos genios Serguei & Serguei Asociados. Vuelve el ritmo y el montaje experimentador. Los claro oscuros atrevidos y sus inicios con el color, gracias a unos rollos Agfa, decomisados a los alemanes, con los que realiza secuencias de una expresividad inédita en su cine. Al margen de los problemas políticos que le costó centrarse en las intrigas cortesanas del zar, Eisenstein vuelve a pasárselo en grande haciendo cine. La zarabanda colorista del festín carnavalesco que rueda para evidenciar la traición al zar desde su propia sangre, constituye de nuevo un ballet ruso sobresaliente. Una ópera rusa de Eisenstein – Prokofiev verdaderamente inolvidable.

La trecera parte de Ivan : Las Luchas de Ivan, siguen siendo un proyecto aparcado.
Rick el acomodador
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16 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra de carácter dual entre sus dos partes, que quedó inconclusa por motivos políticos y de existencia efímera. El talento de Eisenstein fue explotado con fines propagandísticos por Stalin, lo que sumado a las carencias de medios, presupuestos y obligaciones que cumplir para con el régimen (como la no existencia de protagonistas), lastraron la carrera de un cineasta que demostró de qué era capaz a pesar de todo.

La primera parte de “Iván el Terrible” era muy del gusto de las autoridades de la URSS, mostrando al zar como un héroe que realizaba hazañas épicas y que representaba una autoridad digna de elogio y faro del pueblo. A pesar de su peso panfletario, la obra es de una calidad increíble, a nivel estético, visual, dirección y montaje, principalmente, con escenas que ponen la piel de gallina por su impacto visual, como el primer plano de Iván con el ejército al fondo, los juegos de sombras, la escena de introducción y un largo etcétera.

Sin embargo, la segunda parte supuso para Stalin, tras verla en un pase privado, como si Dorian Gray hubiese mirado su propio retrato. Un espejo en el que se vio reflejado en un Iván mucho más oscuro, suspicaz, cruel, vengativo, paranoico y megalómano, además de una oprichnina que recuerda a las purgas. El paralelismo establecido por Eisenstein con su situación contemporánea sacó de quicio a Stalin, por lo que la película no se exhibió hasta que ambos estuvieron a dos metros bajo tierra. Las actuaciones, aun siendo teatrales como en el cine mudo, en la segunda parte son algo más comedidas, especialmente Nikolay Cherkasov que, según teorías que relacionan a algunos personajes con el comportamiento de algunos animales, tendría actitud de pájaro con la barba picuda, los ojos muy abiertos y los movimientos sacádicos de cabeza, que en la primera parte fabrica su nido y en la segunda se convierte en un rapaz que da caza a sus enemigos sin piedad. El final, con tonos rojizos primero y amarillo después, le da un toque onírico en una escena de gran potencia visual y emocional como el banquete donde se cuestiona el placer que aporta el poder, para a continuación sucumbir Iván a su propia naturaleza y ambición.

Totalmente recomendable si se tiene interés tanto por el cine como por la historia y el arte.
Hanshiro Tsugumo
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21 de abril de 2007
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más significativo de esta segunda parte, a mi juicio, es que se entreve de forma más nítida el fin propagandístico que encierra la película, sobre todo en su tramo final. De todas formas, Eisenstein sigue ofreciendo un espectáculo visual y unas interpretaciones formidables (además del zar, el actor que encarna a Vladimir merece especial atención). Mantiene su fuerza, sobre todo gracias a la portentosa música de Prokofiev, y su brillantez en la factura visual. La segunda parte no desmerece a la primera.
juanantlopez
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