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Piscina infinita

Terror. Ciencia ficción. Thriller. Intriga James y Em Foster disfrutan de unas vacaciones en la playa con todo incluido en la isla ficticia de La Tolqa, cuando un accidente fatal expone la subcultura perversa del turismo hedonista, la violencia imprudente y los horrores surrealistas del resort.
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
25 de marzo de 2023
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infinity Pool (2023) es la última película de Brandon Cronenberg, que ya se ha estrenado en festivales como en Sundance, y que sigue apuntalando de manera positiva la trayectoria de un director que utiliza todas sus herramientas para poner el dedo en la llaga de una sociedad enferma y decrépita. Ciencia ficción y terror de toda la vida, solo que aderezado con las formas posmodernas del presente. 

Si hubiera que resumir la película en unas pequeñas líneas, serían estas: El filme desgrana las pasiones ocultas y viciadas de una élite, que se cree con el derecho de hacer lo que quiere cuando está en sus momentos de ocio (esto es, prácticamente siempre). Los pobres, a modo de imitación de los ricos, solían ir a Marina D'or, aquel complejo rancio en el que todos los edificios eran calcados unos de otros y dónde se suponía que uno tenía el derecho de hacer todo. Un todo incluido que en realidad eran como las sombras de la caverna de Platón. 

Bien, todos sabemos que hay algunos destinos turísticos en los que la élites occidentales pueden hacer prácticamente lo que quieran con los locales. Hablamos de destinos como Balí, Indonesia...y Tailandia, lugar al que más hace explícitamente referencia la película sin nombrar el país de manera directa. Personas que con dinero, desafortunadamente, pueden hacer todo, incluido la compra sexual de menores (Bangkok es desafortunadamente célebre por estos motivos, entre otros). La película describe muy bien esos vicios que tienen unas élites que a diferencia de pretéritas, ya ni siquiera tienen alguna motivación más allá de sentir el poder por la mera rutina heredada.

Así como también se describe muy bien la relación existente entre el rico-esclavo. Los nativos de la isla, que solo se ven y se vislumbran a través de la visión de las élites, quedan representados como unos personajes salvajes, como meros peleles, muy en la forma que tenía el Marqués de Sade de representarlos como meros objetos receptores de daño, solo pensados para el disfrute de unos pocos. También señala de manera inteligente el filme las élites del país corrupto como uno de los escalones fundamentales que sigue permitiendo esta perpetuación de la vejación entre las desigualdades (el personaje del funcionario es uno de los mejores de la película). 

Así, sin hacer ningún destripamiento de guion, podemos presenciar la evolución negativa del personaje que interpreta Alexander Skarsgard, quien se encuentra en una crisis existencial y sentimental con su pareja, y que mediante la perversión encuentra un modo de escape de toda su frustrada realidad. Dentro del reparto también hay que destacar la maravillosa Mia Goth, que sigue confirmándose como la nueva musa del terror, en un papel de Dante que guía a nuestro protagonista en este círculo de ricos depravados. 

Pero todo el relato esta contado como no podía ser de otra manera por la personalísima huella de Brandon Croenenberg, un director que toma elementos temáticos de su padre por supuesto, pero que formalmente se ha construido con apenas tres películas a sus espaldas una identidad propia. La película está llena de esos elementos formales que ya se habían dejado ver sobre todo en Possesor, como una fotografía que nos presenta grandes planos en los que hay una claridad de elementos y personajes, siendo excesivamente cristalina en formas, donde se recurre a algunos momentos a planos más excesivos en los momentos más sicodélicos. La película se baña de colores primarios, que no se entremezclan sino que dejan una claridad y que van cambiando de tono según el momento del filme (blancos al principio, grises en cuánto se encuentra en la cárcel, rojos en los momentos de terror). 

Por supuesto, al igual que en Possesor, la distorsión física (esta vez mediante las máscaras rituales) es un elemento distintivo del que se aprovecha la película para favorecer la atmósfera de terror. 

Conclusión

Infinity Pool es un paso muy favorable en la carrera de Croenenberg Jr. Alejándose formalmente del padre, el director crea una película que sabe mostrar los horrores de nuestra propia época, aunque sea utilizando argumentalmente algunos troppos pertenecientes a la ciencia ficción y el terror.

Cinemagavia.es
Kyrios
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24 de febrero de 2023
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tercera película del director, hijo de David Cronenberg, muta a toda velocidad durante sus prácticamente dos horas de duración. Terror, misterio y apenas un toque de ciencia ficción componen la receta de géneros.

Por Nicolás Bianchi

Infinity Pool es una película densa y dinámica en la vez. El relato nunca pierde velocidad e intensidad y, al mismo tiempo, contiene algo de crítica social, pero también body horror o secuencias psicodélicas. En todo momento resulta interesante de ver, tanto por su fotografía y sus encuadres como por la manera de contar que emplea el director. En algún momento el espectador puede dudar de lo que está viendo, aunque esto, sin dudas, es también parte del juego.

El planteo inicial ubica a una pareja conformada por James (Alexander Skarsgard) y Em (Cleopatra Coleman) en un resort turístico cinco estrellas que se encuentra en un país paradisíaco pero imaginario. El hotel donde se encuentran los personajes está fuertemente protegido porque afuera se adivina una situación social de tensión y profunda desigualdad. Al mismo tiempo, tanto los policías como los funcionarios del gobierno parecen miembros de una secta totalitaria.

Estos dos personajes rápidamente traban amistad con otro matrimonio conformado por Gabi (Mia Goth) y Alban (Jalil Lespert), quienes los invitan a pasar un día en una playa desierta fuera del complejo. Em y James, que es un escritor que atraviesa un bloqueo creativo y es mantenido por su millonaria mujer, aceptan con gusto. Durante esa jornada playera James y Gabi tienen un acercamiento de alto voltaje que podría sugerir que la película va a girar en torno a infidelidades, celos y demás cuestiones. Pero no va por ahí.

En el regreso al hotel, y en un auto alquilado a un lugareño, James atropella, sin querer, a un campesino. Ya en el resort, y después de abandonar a la pobre víctima a su suerte fatal, recibe la visita de las autoridades y es arrestado. Este hecho podría sugerir que la película va a contar las desventuras de un hombre blanco occidental en las cárceles de un país recóndito. Pero no va por ahí.

Después de esto, Infinity Pool continúa subiendo la apuesta en un espiral ascendente que termina cuando el film concluye. Quizás los giros argumentales que se proponen no sean totalmente originales, pero el resultado final sí lo es. Hay decenas de miles de películas de ricos infieles. Otras tantas, de distintas maneras, cuentan el devenir de un personaje que causa una muerte accidental. Midnight Express (1978) y la no tan lograda The bonfire of the vanities (1990) son muestras de ello.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Golo Cine
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8 de agosto de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer película escrita y dirigida por Brandon Cronenberg, el hijo del legendario director canadiense David Cronenberg y al igual que sus dos largometrajes anteriores ("Antiviral" y "Possessor") continua explorando ese lado oscuro de la mente humana apoyándose en la violencia, el gore, la locura misma y en este caso algo de hedonismo.

La historia principal toma como punto de partida un "resort" de lujo ubicado en una isla ficticia llamada "La Tolqa" y una pareja conformada (por un novel escritor y su acaudalada esposa) conocerán en ese lugar a otra pareja que les hará conocer algo mucho más "interesante" que esconde para ciertos visitantes este bello, pero misterioso "paraíso".

Sobre el film decir que el director de nuevo, no plantea un dilema moral directamente, lo expone de tal modo para que el espectador sienta el terror a partir de contrastar los paradisíacos entornos con brutales hechos que incomodan a propósito, para dar forma a una especia de "show pervertido" en el el que nos sentimos como "voyeurs" literalmente.

Además le suma un detalle de ciencia ficción que le da un toque similar y a manera de tributo hacia la obra de su padre, su mayor y más notoria influencia tanto estética como creativa a la hora de construir los relatos que propone y que sin duda pone a pensar y reflexionar en su inquietante posibilidad de llegar a convertirse en realidad.

Es cierto que para adentrarte en esta singular y hasta "psicodélica" experiencia hay ciertas concesiones que se deben hacer y más aún si es el primer film que vayas a ver de sus filmografía, puesto que si ya viste los dos anteriores ya citados, pues uno sabe "más o menos" a que enfrentarse.

Sobre el reparto destacar a un Alexander Skarsgård que se "desata" casi por completo, y digo "casi" porque nos regala una interpretación intensa casi a la par de su trabajo en "The Northman"; a su lado una (de nuevo) "demencial" Mia Goth que últimamente parece sentirse muy a gusto haciendo papeles extremos.

De soporte se dejan ver Cleopatra Coleman, Jalil Lespert, Thomas Kretschmann, Jeff Ricketts, John Ralston, Amanda Brugel, Caroline Boulton y Roderick Hill.

Ya para finalizar todo se complementa con el notable trabajo fotográfico de Karim Hussain, que con el uso de tonalidades frías otorga una atmósfera enrarecida al relato y en la banda sonora las lúgubres y efectivas notas musicales por parte de un nombre a tomar en cuenta a futuro, me refiero a Tim Hecker.

No esta mal, pero tampoco es para todo el mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
darkman
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22 de agosto de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Brandon Cronenberg ('Possessor') no muestra nada nuevo que no hayamos visto en sus películas o en las de su padre. Sorprendentemente, la trama se presenta de una forma convencional; lineal, y sin elementos de ciencia ficción ni grotescos o psicodélicos.

Sin embargo, a partir del segundo tercio del film comienza el festival del esperpento y del absurdo. No ahondaré en detalles de la trama, ya que el factor sorpresa es el único arma del que se vale la película para seducir (al menos, un poco) al espectador. Una vez superado el primer giro de guion, la película se vuelve tediosa y soporífera a más no poder. Los sucesivos giros de guion, intercalados con escenas llenas de violencia, sexo y drogas, no provocan otra cosa sino que aburrimiento y ganas de que la película termine (sí, la segunda mitad se hace muy larga).

Otro punto que me ha decepcionado profundamente es la actuación de Mia Goth ('X', 'Pearl'), que en lugar de ser un personaje inquietante (como acostumbra ser) resulta en una caricatura irritante y exasperante, tanto por su forma de hablar como por sus gestos.

Supuestamente, la producción tiene un alto contenido de crítica social ¿hacia los ricos? ¿hacia los países tercermundistas que ponen por encima los derechos de los turistas sobre los de sus propios ciudadanos? No lo sé, quizás hacia todas estas cuestiones y más, pero la absurdidad del film provoca que no llegue al espectador como imagino que al director le gustaría.

Salvando el planteamiento inicial, que algunas escenas se dejan disfrutar y las conclusiones sociales que se pueden sacar tras su visionado, 'Piscina infinita' no deja de ser más que un delirio (y producto fallido) de la familia Cronenberg.
Víctor
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4 de noviembre de 2023
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Serie M porque es malísima.
Hacía tiempo que no veía algo tan deplorable, tan de vergüenza ajena.
Además, hay algo que no acabo de entender, a los directores que les gusta el cine porno pero que les da vergüenza y pretenden camuflarlo como si no lo fuera. Y lo peor es que se está poniendo de moda, meternos el porno con camuflaje. ¡Puro arte cinematográfico! cuando la especie lleva más de un millón de años follando como monos.
El porno es porno, y no pretende otra cosa que ser porno y punto. Si te gusta bien, en Internet hay para todos los gustos, y si no, pues no lo veas; pero que no nos lo metan a traición.
En este caso tenemos un director al que yo no dudaría en calificar de perfecto imbécil cinematográfico. Desde que empieza la película hasta que acaba.
La producción es penosa, poco más que cuatro sillas y una piscina de un resort de chichinabo, para la Señora y el Caballero.
La dirección es de una ineptitud asombrosa, es difícil filmar algo tan malo. La mayoría de las secuencias son de serie B de los años 50, hechas con papeles de colores.
La historia, la clonación de los sujetos para pagar sus delitos, es una gilipollez de juzgado de guardia y además está muy mal desarrollada. Una idiotez tras otra. Y encima te aburres.
Con respecto a los protagonistas...¿pero hay protagonistas?, ¡puf, mejor olvidarlos!
Resumiendo: ¡huya, ahora que puede!
Miguel Ángel
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