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Voto de Kyrios:
8
Terror. Ciencia ficción. Thriller. Intriga James y Em Foster disfrutan de unas vacaciones en la playa con todo incluido en la isla ficticia de La Tolqa, cuando un accidente fatal expone la subcultura perversa del turismo hedonista, la violencia imprudente y los horrores surrealistas del resort.
25 de marzo de 2023
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infinity Pool (2023) es la última película de Brandon Cronenberg, que ya se ha estrenado en festivales como en Sundance, y que sigue apuntalando de manera positiva la trayectoria de un director que utiliza todas sus herramientas para poner el dedo en la llaga de una sociedad enferma y decrépita. Ciencia ficción y terror de toda la vida, solo que aderezado con las formas posmodernas del presente. 

Si hubiera que resumir la película en unas pequeñas líneas, serían estas: El filme desgrana las pasiones ocultas y viciadas de una élite, que se cree con el derecho de hacer lo que quiere cuando está en sus momentos de ocio (esto es, prácticamente siempre). Los pobres, a modo de imitación de los ricos, solían ir a Marina D'or, aquel complejo rancio en el que todos los edificios eran calcados unos de otros y dónde se suponía que uno tenía el derecho de hacer todo. Un todo incluido que en realidad eran como las sombras de la caverna de Platón. 

Bien, todos sabemos que hay algunos destinos turísticos en los que la élites occidentales pueden hacer prácticamente lo que quieran con los locales. Hablamos de destinos como Balí, Indonesia...y Tailandia, lugar al que más hace explícitamente referencia la película sin nombrar el país de manera directa. Personas que con dinero, desafortunadamente, pueden hacer todo, incluido la compra sexual de menores (Bangkok es desafortunadamente célebre por estos motivos, entre otros). La película describe muy bien esos vicios que tienen unas élites que a diferencia de pretéritas, ya ni siquiera tienen alguna motivación más allá de sentir el poder por la mera rutina heredada.

Así como también se describe muy bien la relación existente entre el rico-esclavo. Los nativos de la isla, que solo se ven y se vislumbran a través de la visión de las élites, quedan representados como unos personajes salvajes, como meros peleles, muy en la forma que tenía el Marqués de Sade de representarlos como meros objetos receptores de daño, solo pensados para el disfrute de unos pocos. También señala de manera inteligente el filme las élites del país corrupto como uno de los escalones fundamentales que sigue permitiendo esta perpetuación de la vejación entre las desigualdades (el personaje del funcionario es uno de los mejores de la película). 

Así, sin hacer ningún destripamiento de guion, podemos presenciar la evolución negativa del personaje que interpreta Alexander Skarsgard, quien se encuentra en una crisis existencial y sentimental con su pareja, y que mediante la perversión encuentra un modo de escape de toda su frustrada realidad. Dentro del reparto también hay que destacar la maravillosa Mia Goth, que sigue confirmándose como la nueva musa del terror, en un papel de Dante que guía a nuestro protagonista en este círculo de ricos depravados. 

Pero todo el relato esta contado como no podía ser de otra manera por la personalísima huella de Brandon Croenenberg, un director que toma elementos temáticos de su padre por supuesto, pero que formalmente se ha construido con apenas tres películas a sus espaldas una identidad propia. La película está llena de esos elementos formales que ya se habían dejado ver sobre todo en Possesor, como una fotografía que nos presenta grandes planos en los que hay una claridad de elementos y personajes, siendo excesivamente cristalina en formas, donde se recurre a algunos momentos a planos más excesivos en los momentos más sicodélicos. La película se baña de colores primarios, que no se entremezclan sino que dejan una claridad y que van cambiando de tono según el momento del filme (blancos al principio, grises en cuánto se encuentra en la cárcel, rojos en los momentos de terror). 

Por supuesto, al igual que en Possesor, la distorsión física (esta vez mediante las máscaras rituales) es un elemento distintivo del que se aprovecha la película para favorecer la atmósfera de terror. 

Conclusión

Infinity Pool es un paso muy favorable en la carrera de Croenenberg Jr. Alejándose formalmente del padre, el director crea una película que sabe mostrar los horrores de nuestra propia época, aunque sea utilizando argumentalmente algunos troppos pertenecientes a la ciencia ficción y el terror.

Cinemagavia.es
Kyrios
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