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Ejecución inminente

Intriga. Thriller Steve Everett es un periodista de investigación alcohólico y mujeriego. Su estilo de vida no sólo lo ha desprestigiado profesionalmente, sino que además ha arruinado su matrimonio. Encuentra una inesperada oportunidad de rehabilitación cuando le encargan una entrevista con un condenado a muerte en la víspera de su ejecución. A pesar de ello, decide investigar por su cuenta y ciertos indicios le hacen sospechar que el hombre que va a ser ... [+]
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
26 de diciembre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La época de la carrera de Clint Eastwood a la que pertenece esta cinta puede que sea la más convencional de todo su recorrido. Tras explorar nuevos géneros y estilos con Un Mundo Perfecto, Los Puentes de Madison y Medianoche en el Jardín del Bien y el Mal, filmó Poder Absoluto, Ejecución Inminente y Deuda de Sangre, tres de sus cintas más criticadas, para después crear sus grandes obras maestras: Mystic River, Million Dollar Baby, Cartas de Iwo Jima o Gran Torino.

Es por ello que Ejecución Inminente no tiene la trascendencia de las cintas anteriores o posteriores de Eastwood. No trata de denunciar el sistema penitenciario ni de crear un verdadero drama social o familiar. Sólo quiere entretener. Y lo consigue.

Si se ve Ejecución Inminente entonces como lo que realmente es, no hay ninguna pega que ponerle a la cinta. El ritmo va in crescendo hasta su inesperado final. Las caracterizaciones de sus actores definen a la perfección a sus personajes (desde el propio Eastwood hasta un fantástico James Woods como redactor del periódico). Es entretenida hasta el punto de no poder apartar los ojos de la pantalla. Y Eastwood y sus guionistas saben como dosificar la intriga a la perfección.

Ejecución Inminente entra pues en la cara más comercial del cine de Eastwood en particular y del cine judicial y carcelario de los noventa en general. Está filmada con elegancia, interpretada con brillantez, y no aspira a más de lo que ofrece: un par de horas de adrenalina de calidad.
jaly
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2 de mayo de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
248/05(15/12/12) Trivial cinta del gran Clint Eastwood, aún así deja destellos de su calidad a la hora de plasmar un muy entretenido thriller. El escenario es San Francisco (la misma que popularizó Clint en ‘Harry el Sucio’), el protagonista es Steve Everet (buen Clint Eastwood) es un veterano periodista, un alcohólico mujeriego, se acuesta con la mujer de un compañero de redacción, Bobb Findley (correcto Denis Leary) y está de vuelta, tras la muerte accidental de una colega le toca tomar su trabajo, este es entrevistar a Frank Beechum (excelente Isaiah Washington), un condenado a muerte en su día antes de la ejecución, Frank niega haber cometido el asesinato del que se le acusa, tras entrevistarlo Steve, surge en él la duda de si es culpable o inocente, derivando en una carrera a contrarreloj por intentar librarlo de la muerte. La cinta es un pasatiempo con ínfulas moralizantes sobre lo salvaje de la pena capital, esto bastante endeble pues el relato es nada original, está repleto de tópicos y la previsibilidad predomina. Lo mejor lo tiene en un ritmo trepidante, la acción discurre en 24 horas frenéticas muy bien desarrolladas por Eastwood, en un estresante y asfixiante increscendo dramático. Clint monta a su protagonista en una montaña rusa, comienza acostado con una mujer casada, Patricia Findley (inane Laila Robins) continua con trifulcas en la redacción de su periódico, una entrevista a un condenado, derivando en una ardua investigación, mientras tiene que lidiar con su hija y su ex-esposa, no solo con el objetivo de salvar a puede un inocente si no de sentirse una persona realizada y que su trabajo da sentido a su arrugada vida. El director californiano nos deja unos cuantos notables tramos, conmovedores son los momentos que pasamos con el reo, son retratados con crudo realismo, la intensa visita de su mujer e hija, la reveladora entrevista con Steve, su tormentoso encuentro con un sacerdote, su preparación para la ejecución, es un emocionante fresco humano. Reseñable también son los encuentros que Steve tiene con su jefe, Alan Mann (buen James Woods), un derroche de química, entre los dos se establecen chispeantes diálogos rebosantes de energía, de mordacidad, de mala leche, recuerdan a los geniales de ‘Luna Nueva’ o ‘Primera Plana’ por lo delirantes y divertidos, son el remanso de humor que nos deja Clint. Los actores principales están a gran nivel empezando por un Clint Eastwood que hace de lo que él sabe, de un Harry el Sucio sin magnum 44, tipo ajado, mujeriego, desarraigado, lacónico, borrachín, cínico, sarcástico, pero que cuando se le rasca trasluce un corazón de oro y esto el actor lo borda con su omnipresente carisma. Isaiah Washington deja una impronta de gran intérprete con un rol-caramelo que aprovecha al máximo, sin histrionismo realiza un mesurado reflejo del condenado, dejando traslucir una dignidad que nos llega hondo. James Woods sale poco pero le cunde dejándonos los refrescantes momentos antes mencionados, haciendo un papel cliché pero que en su cuerpo se transforma en una delirante parodia de peleante chillón siempre con la réplica adecuada. La cinta está lastrada por defectos que impiden elevar el resultado final, están las indagaciones de Steve que denotan bastante superficialidad y deja en muy mal lugar a la policía, me queda forzada, hay muchos estereotipos, hay una carrera en coche que queda chirriante, no pega, y por supuesto su final un clímax final cobarde y diría más pero spoilearía (spoiler), un parche que deja un tremendo bulto en el metraje, tan artificioso como almibarado. Asimismo hay personajes muy superficialmente dibujados, meros esbozos que provocan situaciones que desvían la atención, muestra de ello es la relación que tiene con la esposa de un compañero, mal expuesta. Mención aparte merece su ambiguo mensaje de arremeter contra la pena de muerte solo si el condenado es inocente, o a lo mejor lo que quieren decir es que pena no se debe aplicar pues habrá casos en los jueces se equivoquen. Como curiosidades decir que hace de hijita de Clint en la película es en realidad su hija, su esposa real también aparece haciendo de corresponsal de televisión. En conjunto una obra menor del gran Eastwood, la ves, te deja un buen regusto, pero no perdura. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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28 de diciembre de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint Eastwood es la estrella, dirige, produce y actúa. Su personaje es el ejemplo que ningún hombre de bien debe seguir, es mujeriego, fumador, bebedor, conduce superando la tasa de alcoholemia y sobrepasando los límites de velocidad, antepone el trabajo a su familia, es conflictivo en el trabajo, mal padre y peor marido, y literalmente hace lo que le pasa por las narices. Pero Eastwood es un tío con tanto carisma que hasta esta clase de personas hace que te caiga bien si es Eastwood quien las interpreta.
El conjunto del largometraje es aceptable, donde brillan algunos diálogos entre Woods y Eastwood, pero falla cuando lo que pretende es tocarnos la fibra sensible, ahí es donde a mí me ha dejado más frío, pues no me ha llegado a lo más hondo y eso que yo soy de mucho llorar. Tampoco se decanta hacía ningún lado a la hora de posicionarse en lo que respecta a un tema como la pena de muerte, tan solo centra en la investigación de un caso concreto, el único que sale un poco escaldado del asunto es el clero. Y brillan también los penúltimos quince minutos, y digo penúltimos por qué para mí sobra ese final feliz, si hubiera cerrado la película con la imagen del puño golpeando el cristal, hubiera sido de los mejores finales vistos en el séptimo arte. Esos quince penúltimos minutos concentran toda la tensión de la película y es ahí donde vemos la firma del artista. Pero a pesar de todo, siempre disfruto con los registros de Eastwood, esa cara de sorprendido, ese entrecejo fruncido, esa cara de enfado que causa respeto y esa sonrisa socarrona.
AYUDANTE DE SANTACLAUS
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12 de noviembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película realizade -y sobre todo memorablemente interpretada- por Clint Eastwood en el papel de un periodista cuasi repudiado por su condición de bebedor empedernido y mujeriego. Cuando se encuentra a punto de ser despedido en su trabajo como periodista, se le encomienda la realización de un reportaje a un condenado a muerte en el mismo día de su ejecución. Aquí sale a relucir el personaje con toda su categoría humana, al considerar que el sujeto a quien van a ejecutar no es culpable consiguiendo después de salvar toda una serie de grandes dificultades demostrar, en el último instante la inocencia del condenado. Un alegado más -y van ¿cuantos?, contra la pena de muerte. Memorable, por inesperada la última escena.
MANUEL CORCHETE ALFONSO
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6 de diciembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ser una de sus tres mejores películas, sí es una buena película. Tiene el acierto de añadir, junto al tema central (la pena de muerte), otros accesorios, como son el periodismo o la relación conyugal del protagonista, a cuya demolición asistimos.

Una de las cosas que más me gusta de la película es cómo muestra la fragilidad de nuestro mundo personal, pese a la apariencia de inmutabilidad e inamovilidad que a veces nos ofrece. En este caso, son dos muertes las que dan un completo giro a la vida de Beecham, el joven protagonista negro (o de color, o afroamericano, dependiendo del grado de cursilería y corrección política del lector). En primer lugar, la muerte de la cajera Amy, que tiene lugar mientras él está en los servicios de la tienda donde ella trabaja, que convierte la compra de aceite para una barbacoa en una condena a muerte. Y en segundo lugar, la muerte en accidente de coche de la joven periodista Michelle, que debía entrevistar a aquél el día previsto para su ejecución, y que provoca que sea el veterano periodista interpretado por Eastwood quien se encargue del reportaje, y que a la postre conseguirá parar la ejecución de la condena al demostrar que Beecham es inocente.

El principal defecto que le veo a la película es el de acudir a uno de los tópicos de las películas contrarias a la pena de muerte: el condenado es inocente. Partir de esta premisa es engañoso, porque si el condenado es inocente, será una injusticia tanto la pena de muerte, como la prisión u otro tipo cualquiera de pena que se imponga. Más honesto y valiente me parece hacer una película en la que el condenado a muerte sea culpable. No obstante, el argumento de la inocencia del condenado no se debe desdeñar, y lo retomaré posteriormente. Ahora simplemente me acogía a preferencias artísticas.

En relación a esto, resulta curioso cómo el cine nunca utiliza la pena de muerte administrada por el Estado como instrumento de justicia. En los casos en que se trata de darle su merecido al malo de turno, se opta siempre por la venganza individual. Sin salirnos de la filmografía de Eastwood, en "Medianoche en el jardín del bien y del mal" no es un jurado popular el que hace justicia, sino la propia víctima.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CC Buxter
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