Fences

¿Cómo que de qué va? Bueno, el cartel lo pone bien claro: DENZEL VIOLA. Fin.

Película hecha para el exclusivo lucimiento de Denzel Washington y Viola Davis. Es una obra de teatro adaptada, y eso se nota, para bien y para mal. En las actuaciones y la fuerza de los diálogos, pero también en la pobre dirección de Denzel y la teatralidad, incluso del espacio en el que están atrapados los personajes y del que no se mueven, lo que convierte Fences (cerca, valla) en claustrofóbica. Entiendo que esa era la idea, pero después de 2 horas y cuarto, cansa un pelín. Se pierde en su empeño en que Denzel gane otro Oscar.

Washington dirige a Washington en un ejercicio de onanismo cinematográfico.
No hay causa, no hay estilo, no hay verdad. Sólo cine de negros hecho para blancos, sólo gesticulación mirando de reojo los óscar. Vacío y falso discurso con pretensiones de no se sabe qué.
Cine complaciente e innecesario.

Sin duda, Fences es algo muy parecido a lo que hacía Laurence Olivier en todas esas versiones cinematográficas de Shakespeare, teatro en estado puro.
La adaptación de esta obra teatral de Broadway se resuelve con increíble pericia y aunque pudiera parecer que vamos a asistir a un espectáculo aburrido se solventa con un elenco absolutamente en estado de gracia que rellena la falta de acción, innecesaria en este caso.
Un aplauso para Denzel Washington en un año en el que se muestran los logros de la comunidad negra a través de un puñado de buenas películas bien interpretadas y se deja atrás el horror de la esclavitud y la opresión.

Bill de Caledonia

Imaginad que una cámara oculta se introduce en la casa de una familia cualquiera y filma sus conversaciones en plan gran hermano.
Imaginad que no tenemos relación ninguna con esa familia, y sus vidas personales nos importan un bledo.
Imaginad que el padre de familia es un borracho moderado, pero que no maltrata a su familia ni nada y lo único que hace la bebida es soltarle la lengua y hacerle hablar, hablar y hablar. Sus peroratas son insustanciales. Habla de la vida, de los hijos, de las batallitas del pasado, de deporte y de lo mal que está el trabajo. Pero lo hace a un nivel anodino, simple, tedioso, sin profundidad filosófica ninguna ni suficiente emoción como para despertar el más mínimo interés. Imaginad que es algo parecido al palique del programa de libros de Fernando Sánchez Dragó, tan aburrido que lo ven los que lo hacen y dos más en todo el país (y mira que a mí me gusta muchísimo leer).
Imaginad que la cámara apenas se mueve y que vemos a pocos personajes, casi como si fuera una obra de teatro.
Coged todos estos ingredientes y pensad que dura 2 horas y 18 minutos.
Ahora, démosle unas cuantas nominaciones a los Óscar para que los gafapastas recalcitrantes se puedan echar pajas mentales viéndola.
Por último, a ver quien tiene narices de describir sucintamente de qué demonios va una película en la que no pasa nada (pero nada de nada) en absoluto.
¿Y entonces por qué le dais tanta nota y buenas críticas? ¿Solo porque sale Denzel? Es cierto que es un actor respetable que aquí también dirige. Casi siempre lo que hace es bueno, pero yo no voy a darle el beneplácito solo porque sea él. Denzel, deja de “cascar” y cuéntame algo, hombre.
Ponerle un 1 de nota a lo mejor es exagerado. Pero tengo por norma darle esa nota a toda película que no soy capaz de ver entera, por incumplir totalmente el objetivo mínimo de todo film: entretener.

Adaptación cinematográfica de la obra de teatro homónima que repite dúo actoral, unos sublimes Denzel Washington y Viola Davis, y que además dirige el propio Washington. Durante más de dos horas de diálogos y monólogos continuos sin apenas descanso, iremos conociendo las penas y alegrías de una familia negra de los suburbios en lo que supone un certero retrato de la sociedad americana de los años cincuenta.

A pesar de su duración, y de su teatral puesta en escena con apenas un escenario principal, el tiempo vuela gracias a la verbosidad frenética de sus protagonistas, a quienes cuesta seguir el ritmo en ocasiones, y a algún que otro giro de guión que reaviva nuestro interés cuando parece decaer.

Más mini críticas en cinedepatio.com