Nevada Smith

Interesante aunque algo irregular western del competente Hathaway protagonizado por el gélido McQueen, que probablemente durando menos y siendo más concisa y redonda y no tan a golpes hubiera quedado sobresaliente. Porque buenos mimbres hay (reparto de lujo, fotografía, paisajes, banda sonora). Pero...

Steve encarna a Max Sand, un joven mestizo que vive en un páramo con sus padres, alejado prácticamente de la civilización: ni sabe leer y escribir, no bebe, no juega, es virgen (tanto con el sexo como con la maldad humana). El brutal asesinato de sus padres pondrá fin a su cándida existencia, iniciando el camino errante de la venganza, después de comprobar que ésta ha de hacerse fría y de manera planificada. Por el camino se encontrará con gentes de todo tipo, algunas personas le ayudarán con creces, cada una a su manera, teniendo todo a veces un aire de alegoría.

Siendo realistas el personaje de McQueen está un poco cogido con pinzas porque pese a las caras tan típicas que ponía el actor de inocentón y de no parecer enterarse de nada, tenía ya 36 tacos y su Max debía ser un veinteañero. Y más teniendo en cuenta que uno de los malos, Martin Landau, tenía sólo 2 años más que él, y hace de "adulto". O Brian Keith, que es otro de los personajes que les enseñan amigable y fraternalmente lo que es la vida, interpreta a un hombre maduro y le sacaba únicamente 9 años a McQueen. Parecen tonterías pero pienso que una película gana cuando el tema de las edades no canta mucho.

Steve McQueen interpreta a Nevada Smith, un joven cegado por el deseo de vengar la muerte de sus padres en manos de unos bandidos. Su afán de venganza no se detendrá hasta haber dado muerte a los responsables. Interesante western cuyo desarrollo narra las desventuras y experiencias que vivirá el personaje de McQueen hasta haber dado muerte a los verdugos de sus progenitores pasando por todo tipo de situaciones que le harán incluso alejarse de las cuestiones meramente éticas conviertiéndose él mísmo en otro bandido sin escrúpulos cegado únicamente, por su sed de venganza. La cinta cuenta con una trama muy bien llevada a cabo, con una muy bella fotografía y grandes actores que hacen muy recomendable la visón de este western, que resulta ser muy ameno y entretenido.

La película puede ser más o menos correcta y más o menos entretenida pero me chirría mucho muchísimo ese afán de algunos actores por llamar la atención como si estuvieran haciendo algo histórico cuando interpretan. Steve McQueen no me gusta nada en ésta película, parece que está poseído por el duende loco del Actors Studio y actúa por arrebatos y con movimientos antinaturales. Para mí es mucho más difícil la sobriedad y el saber esquivar a la cámara que hacer muecas y movimientos bruscos para resultar diferente.

Tras la muerte de sus padres a manos de tres pistoleros que no toleran la condición india de la madre, el joven Max Sand (McQueen) jura vengarse de los asesinos. No tiene más que un rifle, un caballo y ocho dólares, pues ha quemado la casa familiar. Se produce entonces una de esas escenas que marcan lo que será el resto de la cinta, mientras un amigo de los padres le ofrece su casa y trabajo para que rehaga su vida, la esposa lo alienta en su sed de venganza. Estas dos actitudes, sobre todo la primera, volverán a repetirse a lo largo de la dilatada trama, como es el caso del bondadoso vendedor de armas de fuego que le enseña lo imprescindible para andar por la vida y trata de apartarlo de lo que con desprecio llama "ciega venganza india".
Uno a uno van cayendo los asesinos, cada uno en lugares apartados que permiten contemplar una variada gama de paisajes, ambientes y tipos humanos. Como se ha subrayado muchas veces, es fundamental el papel de los actores "secundarios" en la película, sobre todo en la lenta rehabilitación moral que va a experimentar Max a lo largo de la obra. Son muchas las personas que van a colaborar para que de se produzca esta positiva evolución, destacando la india kiowa que le enseña las primeras letras con el libro de un ¿McQuaire?, "Se aprende a leer para ser más inteligente, no para matar más hombres". La bella Pilar ofrece su vida para salvarlo confiando recibir al menos un poco de afecto. Pero será la estancia en el convento franciscano y las conversaciones con el superior las que finalmente impedirán que culmine su obra vengadora dejando malherido, pero con vida, al tercero de los asesinos.
El carácter patológico de la actitud del joven Max es tal que le lleva a reconocer que "Si hubiese un medicamento para no odiar a la gente, lo tomaría". Por lo demás, su enfrentamiento a cuchillo con el primero de los asesinos le supuso tal cantidad de heridas que el cirujano exclamará asustado: "Hubiera sido mejor que te cosiera un sastre". La fiebre subsiguiente consiguió superarla con la ayuda de un curandero kiowa. La búsqueda del segundo criminal llevará a Max a una inmunda cárcel de los pantanos de Louisiana, donde abundaba la malaria, los mosquitos y las serpientes, una de las cuales morderá mortalmente a la bella y buena Pilar.
Resumiendo, una gran película que tiene en la venganza el núcleo central del argumento, con numerosas aventuras, eso sí, con algunos saltos argumentales no explicados y un poco larga, con paisajes variados excelentemente fotografiados, acompañados de una buena banda sonora y, sobre todo, de la extraordinaria interpretación de un estupendo elenco de actores.

Interesante película del oeste, una buena historia, sobre la vida de un inocente muchacho y su transformación en pistolero. Una historia de venganza y de honor. Los actores están muy bien en sus papeles y las actrices también. Aunque resulta interesante y se deja ver, esta un poco desfasada, no ha envejecido muy bien. La misma historia a día de hoy seria muy diferente y me atrevería a decir que mejorable.
Aunque es una historia de honor, el personaje de McQueen hace alguna cosa que de honor tiene poco. Pero bueno, merece la pena verla.