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Capitalismo: Una historia de amor

Capitalismo: Una historia de amor
2009 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Michael Moore
6,8
6.636
Documental El siempre polémico Michael Moore denuncia el sistema capitalista de Wall Street, adoptando un punto de vista que analiza la crisis finaciera mundial y la economía estadounidense en plena transición entre la administración entrante de Barack Obama y la saliente de George W. Bush. (FILMAFFINITY)
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
17 de noviembre de 2009
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale, que si manipulador, que si sensacionalista,... pero Michael Moore lo que ha hecho es darles de su propia medicina, ha cazado al cazador. Utiliza esa cultura tan yanqui del espectáculo y la grandilocuencia precisamente para desmontar otra farsa mucho más infame: el engaño que, desde que los medios y la propaganda existen, nos llevan sometiendo los amos del sistema, haciéndonos creer que el sistema económico imperante en EE.UU. y, por extensión, en el mundo occidental, es el único ideal, el único que funciona, y que nunca va a fallar. Y como esta crisis que nos aguza hoy en día nos es más que un plan maestro de los tiburones de Wall Street para dar el último golpe a un sistema que se les va de las manos.

El cineasta ataca al capitalismo desde la base, remontándose a los fundadores de la patria americana, los ideales de libertad en que se basaron, y cómo todo se fue tergiversando, la libertad como derecho se fue deformando hacia el liberalismo económico más zafio y destructivo. Llega a apelar al tan amado espíritu de F.D. Roosevelt, con su discurso de esperanza, igualdad y oportunidades que clamó en sus últimos días... pero que todavía hoy no se ha hecho realidad.

Pone el punto de inflexión en la era Reagan, que pasó de poner cara a las grandes compañías en los '50 a ser su marioneta en la Casa Blanca en los '80, avatar de un no-intervencionismo absoluto, necesario en cuanto las economías europeas y japonesa se recuperaron definitivamente de la heridas de la guerra y a EE.UU. se le agotó el pastel del monopolio global.

Puede que nos parezca cínico por parte de Moore criticar a un sistema del que él mismo, de algún modo, se ha beneficiado. Pero nos lleva de nuevo a su Flint natal, una pequeña ciudad de Michigan que vivía de la planta de la General Motors, en la que trabajó el propio padre del cineasta, y que con su cierre se convirtió en poco más que un pueblo fantasma. Su empatía con el problema es entonces comprensible. De esta manera, se puede entender este documental casi como una secuela de Roger y yo después de dos décadas.

Por otra parte, nos ofrece momentos de una comicidad brutal, que llenan la sala de cine de risas e incluso aplausos momentáneos: desde el Jesucristo-capitalista hasta los clamores del gobernador Chuache contra el socialismo.

Algo que llama asimismo la atención son esos momentos que concede a la religión católica, a través de sus pastores, de criticar duramente el sistema. De primeras, el espectador puede sentirse extrañado, o incluso defraudado. Pero leyendo entre líneas, se advierte una cierta línea de antisemitismo muy latente y sutil, que de ser explícita hubiese llevado definitivamente al cineasta directo a la tumba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Skorpio
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9 de febrero de 2010
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flojísimo documental este de Moore. Muy por debajo de Columbine y Fahrenheit. Historias muy parciales, informa muy poco y cae en el simplismo con mucha frecuencia (¿Oponer la democracia al capitalismo?).
Da la sensación que se ha hecho con prisas, que se ha quedado a medio cocer y para relleno se ha metido mucha imagen de archivo que ilustran mal un discurso poco preparado. Tenía un magnífico hueso que morder pero lo único que ha hecho ha sido darle un lametazo.

(El 10 se lo he puesto porque - en este caso sí - la intención es lo que cuenta.)

Veanla de todas formas.
Spidigonzalez
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12 de febrero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras arremeter contra las armas, contra la guerra de Irak y contra la industria aseguradora de Estados Unidos, Michael Moore ataca como sólo él sabe contra la economía en general y el capitalismo norteamericano en particular. ¿La receta? La misma de siempre: un poco de sensibilería inicial, unas cuantas anécdotas simpáticas ciertas, unas cuantas verdades a medias, meternos el miedo en el cuerpo, unas cuantos hechos indemostrables, mucho buen rollo, ninguna solución práctica, ofrecer unos culpables fácilmente reconocibles… y mucho, mucho abuso del viejo aforismo latino “post hoc, ergo propter hoc” (ha ocurrido después, luego es la causa) para establecer supuestas relaciones incuestionables en hechos que, a poco que se reflexione sobre ellos, aparecen como poco o nada vinculados: supongamos que nos dice que George Bush Jr fue nombrado presidente en el año 2000 y que la crisis económica empezó en 2002… como la crisis empezó después de que G.W. Bush fuese presidente, GW Bush es la causa de la crisis. Suena a simple palabrería ¿verdad? Pues en el mundo del cine, con la música, el montaje y el sesgo apropiado en las imágenes es posible. Y Moore es un experto.

Eso sí, Moore nos lo cuenta de una forma tan ágil, tan amena, tan simpática y, sobre todo, tan fácil de entender, que cuesta discutirle nada. Encima parece que somos más listos después de ver sus “documentales” porque con ese tono conspirador con que cuenta las cosas, da la impresión de que estamos accediendo a información que nadie más conoce.

Con todo, me gustan los documentales de Michael Moore porque dan que pensar y, durante dos horas, la gente se siente un poco más lista mientras se plantea asuntos que se alejan de su día a día y a los que nunca imaginó que podría llegar a dedicar un rato de su mente. Además, son entretenidos, cuentan cosas novedosas y, ofrecen puntos de vista verdaderamente originales sobre algunos temas. Cierto que muchos de esos puntos de vista son delirantes, otros son sectarios y la mayoría no resisten un mínimo análisis serio… pero si nos paramos a sacar el polvo de la paja, siempre se puede aprender algo.

En “Capitalismo, una historia de amor” los malos son los de siempre: los plutócratas, los bancos, Bush, el congreso, la avaricia y el capitalismo y las pruebas son que una familia de Maine está a punto de ser expropiada, que los pilotos cobran poco y que unos panaderos de Wisconsin montaron una cooperativa socialista y les va bien. ¿La solución? Moore no se atreve a decirla porque a) no la sabe y b) lo que él cree que más se aproxima a una solución se llama comunismo, pero no tiene las agallas de nombrarlo… afortunadamente, porque era lo que nos faltaba: que alguien sugiriese retroceder 70 años, a la época de las colectivizaciones, en un momento de idiotez colectiva como éste en el que cualquier gilipollez se presta a debate televisivo o radiofónico.
OsitoF
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15 de noviembre de 2009
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerando los géneros y temas habituales en el panorama cinematográfico actual.

Una pieza documental, que intenta deconstruir el sistema capitalista, me parece algo más que una propuesta atractiva, sin duda, quizás no para la mayoría. Realidad y crítica difícilmente van de la mano de la popularidad. ¿Los motivos? Daría tela para más de uno. Pero el objetivo de la enésima propuesta de Michael Moore es tambalear el sistema tan aclamado y defendido en el seno mismo de su imperio, donde quizás más que en ninguna otra parte más notables son sus contradicciones: pobreza, inseguridad y muy pocas garantías.

"Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago", parece ser el lema que impera en la sociedad reflejada por Moore. Si no diera pie a una pregunta fundamental: ¿Acaso en una sociedad menos democrática que la nuestra sería posible plantear semejante reto?, el documental podría ser calificado de brillante. Si tampoco tomáramos en cuenta algunos altos y bajos del guión en que se nos permite pestañear sin sentirnos pecadores.

La habilidad del realizador para acelerar el "tempo" de la narración de una manera impresionante y maravillosa, salidas ingeniosas a sus también ingeniosas interrogantes, un perceptible sentido del deber que impregna el relato en la búsqueda minuciosa de la evidencia, hilando magistralmente narración-imagen documental, atrapan desde el primer momento al espectador. Por no hablar de las soluciones técnicas que hablan por sí mismas del enorme caudal intelectual que se esconde detrás del equipo de realización.

Echo de menos: menos espectáculo (quizás en favor de ganar la aprobación del público), recortar las referencias auto-biográficas que por momentos se le van de la mano, alguna que otra escena testimonial que en mi opinión sobraba (preguntas insustanciales), y algún fallo evidente en la edición. Su principal acierto: el contenido de la obra, la valentía de la propuesta, en fin, del punto de vista.

Recomendable 100 %
lolita_nav
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10 de enero de 2010
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha parecido la peor de sus películas, tiene sentido de humor y es muy interesante la documentación que aporta, pero resulta embarullada y algo simple en muchos momentos. El estilo es el conocido mezcla datos reales interesantes, una cierta filosofía de vida, que comparto y un enorme sentido del humor. La parte mala es que es poco didáctica tal como la cuenta.

De todas formas creo que es obligado verla y así os lo recomiendo.
Solidad
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