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Mi semana con Marilyn

Drama En 1956, la joven actriz Marilyn Monroe (Michelle Williams) llega a Inglaterra para protagonizar con Sir Laurence Olivier (Kenneth Branagh) la película "El príncipe y la corista". Colin Clark (Eddie Redmayne), un joven de 23 años con buenos contactos, consigue un trabajo como ayudante de producción y es testigo del choque de egos y la tensa relación entre Olivier y Marilyn durante el rodaje. (FILMAFFINITY)
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
27 de febrero de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Billy Wilder afirmaba que, vistas las quejas de la productora con los divismos de Marilyn Monroe, que él tenía una pariente en Europa que vendría todos los días al aba durante el rodaje, con sus frases perfectamente memorizadas. "Ahora bien, dudo que nadie vaya a gastar un dólar por verla...". Por supuesto, dicho riesgo no existía con el icono pop del séptimo arte, la tentación que vivía arriba.

Simon Curtis da el salto a la gran pantalla repleto de buenas intenciones y un muy buen reparto, con encantadora corrección británica, la película pasa con respetuosas puntillas sobre los temas más espinosos. Se añora explotar más la figura del gran escritor teatral Arthur Miller, o los verdaderos fantasmas de la seductora actriz, así como quizás se da una dulcificada visión de Laurence Olivier (Kenneth Branagh), el mítico actor de acento shakespiriano que tuvo un duelo de titanes con Charles Laughton en "Espartaco".

Esta adaptación de las memorias del protagonista (personificado por un encantador Eddie Redmayne), lleva un ritmo lineal y de poco contraste, perfectamente consumible pero sin profundización. En el aspecto más arriesgado de la trama, Michelle Williams acepta con valentía la misión de colocarse en los tacones de la corista.

De cualquier modo, a pesar de aportaciones de secundarios como Derek Jacobi (¿cuántas películas históricas británicas existen sin que salga él? ¿1?), cierta sensación de cartón piedra invade buena parte de su desarrollo, sin que lleguemos a creernos que estamos ante una historia y no una recreación.

Michelle es encantadora, capta la atención de la cámara... tal vez el problema no esté allí, pero Marilyn sigue siendo esquiva, como casi siempre, distante y cercana, diosa y defenestrada... Y siempre, desconcertante.
El Libanés
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28 de febrero de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quito el sombrero con el trabajo de Williams, es impresionante cómo se ha metido en el papel de Marilyn, todos sus gestos, su manera de moverse, de hablar, me ha dejado con la boca abierta, madre mía! pero si hace una caída de ojos igual que la mítica estrella!!!
tin domiel
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27 de febrero de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién era Marilyn? ¿Cómo era Marilyn? De la señora Monroe importa más lo que se dijo/escribió y lo que se dice/escribe de ella que la verdadera existencia de Marilyn Monroe. Marilyn es algo etéreo, un concepto, un mito. Afortunadamente Simon Curtis en Mi semana con Marilyn ha sabido encontrar el equilibrio perfecto para actualizar y llevar a un público moderno el fulgor de la estrella y sus posibles oscuridades. La película que ahora se estrena no propone una única visión de Marilyn y deja la duda, el misterio entorno a la ambición rubia. Porque las ecuaciones más interesantes son las que no tienen solución.

Y de Curtis a Michelle Williams: la actriz ha sabido llevar a sus carnes la fragilidad y la fiereza, el atractivo y la magia de una persona que escena tras escena se construye y se desconstruye, resultando bien caprichosa bien generosa, ahora fuerte y después débil, al principio tonta y caprichosa y al final posiblemente un ser humano con sus complejos y miedos. También convence que el recuerdo a Marilyn se inserte dentro de otro homenaje: la recreación del rodaje de El príncipe y la corista que la artista filmó en Inglaterra de la mano de sir Lawrence Olivier.

Todo ello hace de Mi semana con Marilyn una película a medio camino entre el biopic y el ejercicio de cine dentro del cine, muy curiosa para los entendidos en la materia y una fábula entretenida para los no iniciados. Y por aquí viene lo más discutible de Mi semana con Marilyn: para que la trama resulte cercana al espectador actual, la historia del rodaje y de su actriz protagonista queda enmarcada en una subtrama un tanto banal: la historia de amor del ayudante de producción Colin Clark con la inalcanzable star. Es precisamente la relación de capricho entre diva y admirador la que centra las escenas más intrascentes pero efectivas (Marilyn entrando en un barucho de mala muerte) y otros hilos argumentales más desechables (la relación simultánea que Colin mantiene con Marilyn y la asesora de vestuario que da vida Emma Watson en uno de sus primeros trabajos post Harry Potter).

Con todo Mi semana con Marilyn gana enteros si la comparamos con La dama de hierro y Albert Nobbs, la primera un biopic y la otra una historia que podría serlo, ambas competidoras del film que nos ocupa en la terna del Oscar a la mejor actriz protagonista. Una película agradable, nada tramposa, que evita superficialidades y que no cae en el esperpento. Una de las cintas más destacables de unos Oscar muy flojos.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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3 de marzo de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era muy reacio a ver la película, ¿quién osaba hacer una semana de biopic de una de las grandes divas de todos los tiempos, y mía en particular, sin por ello salir escaldado?. Pues bien después de verla tengo que reconocer que he disfrutado mucho, del 1º trabajo de Simon Curtis y de esa joya en ciernes que es Michelle Williams, por no hablar de los secundarios, convincentes todos ellos, a excepción del papel bobalicón que se le da a Milton Green que era su bravucón alter ego por aquellos tiempos. Por cierto del flojo guión destacar la frase mítica: "Olivier es un gran actor que quiere ser una estrella y tú eres una estrella que quiere ser una gran actriz". Es difícil saber porque no es un film redondo, quizás porque el personaje de Marilyn impregnara de hipocresía, para bien o para mal, la fatalidad entre la mujer y la actriz, o porque cada uno de nosotros, supongo, guarda en su interior la magia y la música de sus propios sueños.
Tino Taran
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27 de febrero de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año de las biografías, los biopic y las historias pasadas de grandes hombres y mujeres, Mi semana con Marilyn, intenta poner una pica en Flandes, con una apuesta muy arriesgada, ya que tratar el mito Marilyn Monroe no es nada fácil y menos extraer al personaje de su glamour Hollywoodiense y llevarlo al Reino Unido, con lo que eso conlleva. Curtis realiza un trabajo decente en casi todos los aspectos. hay momentos de absoluta genialidad y otros que no consiguen conectar de forma adecuada con lo que se pretende. La adaptación esta lograda y el guión, muy a lo inglés, es conservador, pero mantiene un pulso narrativo decente. No consigue que te sumerjas en la historia de una forma total, pero si hay ciertos momentos en los que te pones en la piel de Collin (Eddie Redmayne) y piensas en lo jodidamente extraño que debió ser para él estar donde estuvo.

Michelle William crea una Marilyn absolutamente magnífica, un personaje totalmente tierno y frágil, mimetizando hasta el más mínimo detalle del la Marilyn Monroe original. Los gestos, la voz, los movimientos, hasta el ademán mas nimio y superfluo me recordaba a ella. Es un trabajo portentoso merecedor del Oscars, con permiso de Ronney Mara, claro. La delicadeza, el miedo, la angustia de no saber que hacer, la presión, la felicidad a ratos tornada en demencia, el amor y el ego, son algunos de los innumerables sentimientos que transmite con el sólo movimiento de la cabeza. Par quitarse el sombrero. Mención aparte merece Kenneth Branagh por su portentosa interpretación de Sir Laurence Olivier. Se le ve como disfruta interpretando ese papel.

Con esto, My Week With marilyn es el esfuerzo de un director que tenía las cosas claras, pero que no terminó de hilvanar la aguja para conseguir un producto de mejor calidad. Es todo lo que puede ser y nada mas. Nunca podría haber sido mejor de lo que es con lo que tenían, pero no por ello es desechable.
Ángel Morales
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