Carta blanca

Los Farrelly vuelven a la carga. En esta comedia ligera (bastante ligera) te puedes encontrar ni más ni menos que lo que puedes esperar. Es una cinta para pasar el rato sin ninguna pretensión. Owen Wilson hace lo que puede, Jason Sudeikis le sigue el juego provocando algún que otro gag divertido. Pero no busquéis más.
Se trata de una comedia del montón. Sí, de esas para tirar a la inmensa pila que produce la industria de Hollywood cada año. Que esté firmada por los Farrelly sólo asegura el tipo de humor, bastante grueso y facilón como ya han demostrado los hermanos en otras ocasiones.
Si bien es cierto que puede provocar alguna carcajada, el moralista y absurdo final (tampoco esperaba otro) y algún que otro momento puritano y políticamente correcto confirma la tontería de los Farrelly, culminando en una cursilería soporífera que chirría exageradamente en su tramo final.
Es disfrutable en la medida que puede serlo, claro está. No pasará a los anales de la historia en lo que son las mejores comedias del cine, pero se deja ver. A buen entendedor, con haber visto algo de cine y viendo el cartel y sus directores, puedes hacerte una idea para nada abstracta del divertimento que propone.
Funciona en bruscos altibajos. Cuesta mantener el nivel, y eso es evidente. Nos montamos en una montaña rusa de subidas y bajadas constantes, divirtiéndonos claro está, en las bajadas (pocas) que se nos presentan.

Bastante floja en general, aunque arrancará alguna risa. Si tienes un mal día, puede que ni eso.

Siempre irreverentes y para nada políticamente correctos, los Farrely vuelven a la carga con una película irregular, pero llena de situaciones graciosas que se valen de un humor negro marca de la casa para hacernos disfrutar.

¿Qué mejor escenario que la eterna crisis de los 40 para explorar las relaciones de pareja con un poco de humor? Sin duda se trata de un tema bastante tratado y que nos ha dado todo tipo de películas, pero visto bajo la mirada de los Farrelly siempre hay algo nuevo.

Con un Wilson bastante más comedido que en otras ocasiones, el casting de su compañero de juergas es realmente acertado. Sudeikis se pone al servicio de la comedia sin intentar robar innecesariamente los planos porque el guión está preparado para que los tenga sin necesidad de asomarse en exceso. En general, el reparto es acertado y crea un conjunto muy homogéneo.

Aunque algunos gags sean algo recurrentes y sencillos, la originalidad al ser concebidos es excelente, y hay tres o cuatro momentos memorables que nos quedarán en la retina al igual que lo hizo el dichoso peinado de Cameron Diaz. Las carcajadas están aseguradas aunque al final tengas la sensación de que ya lo habías visto, o al menos algo parecido.

No va a decepcionar a aquellos que busquen una historia de parejas salpicada con toques de brocha gorda. Al final ya sabemos que las aguas volverán a su cauce, pero lo que importa es el camino que han recorrido para llegar allí.

Por sus buenos y transgresores diálogos, por sus acertados gags, por su banda sonora, por sus grandes interpretaciones... esta película puede ser calificada como la sucesora de "Algo pasa con Mary".

Además, los veinteañeros que disfrutamos de aquella, constituimos el público objetivo de ésta: cuarentones al borde de la pitopausia.

No entiendo cómo la crítica ha sido tan despiadada con este film que a mí me ha hecho reir con ganas.

Los que hicieron partirse de risa al mundo con "Algo pasa con Mary" cada vez van perdiendo más fuelle y haciendo comedias menos graciosas.
Sigue el humor verde y relativamente grosero, pero a años luz de la calidad del título con Ben Stiller y Cameron Diaz.
La verdad es que es una película del montón. Es entretenida por ver cómo estos salidos reciben permiso de sus mujeres para hacer lo que quieran durante una semana, y poco a poco todos los planes para tener sexo les van saliendo mal. Pero lo cierto es que me ha hecho reír muy poco, solo en ciertos momentos muy puntuales.
Simplemente se pasa el rato con ella, pero es tremendamente fácil de olvidar. Se queda en la típica comedia americana simplona con un actor tópico en el género y que nunca recordaremos mucho.
Mal por los Farrelly, que deberían hacerlo mejor. No solo la de Mary, sino que también la de Irene con Jim Carrey eran infinitamente superiores a esta en el nivel de los chistes.

Por un compañero de web me acabo de enterar que la guarra que se caga en la pared de un estornudo es una Alyssa Milano que no reconocí. Sí, que el film puede considerarse uno más de los hermanos Farrelly, pero ¡joder, qué bueno es! Gag asquerosos, absurdos, de humor pesado y humillantes para sus personajes (ésto último seña de identidad de los hermanos Farrelly). Si bien en muchos casos resulta pesada y para mayores de 18, no deja de trasmitirte buenas dosis de humor y una curiosa forma de ver una realidad que no existe: Donde mujeres muy guapas juegan al gato y al ratón con un tío del montón y encima hasta lo buscan... Una buena forma de romper con una realidad que se hace a veces pesada e insípida. Destaco la buena labor actoral de Wilson y Sudeikis y veo como un error que se fueran tan pronto los tres amigos del dúo, en lugar de quedarse allí dando el callo y creando más situaciones cómicas como la del carrito de golf.

Recomendable para ver sin niños delante.