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Un condenado a muerte se ha escapado

Drama Abril de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. Fontaine, un joven de 27 años miembro de la Resistencia francesa, que lucha contra la ocupación nazi, es arrestado por la Gestapo para ser interrogado. Fontaine sospecha que va a ser ejecutado y empieza a planear su fuga. (FILMAFFINITY)
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
5 de octubre de 2010
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido Jean-Paul, estoy aburrido. Aburrido he ido al cine y he visto la película más aburrida que corren por estos tiempos…pero, ¿sabes? ¡Me encantó! ¡Es brillante!...

Si, amigo, una película aburrida me encantó. Qué absurdo, ¿no?

La historia es la siguiente, un hombre que desea escapar de la prisión y, como su título lo indica, lo hace. Fin. El argumento llega hasta aquí. Nada más. Una frase. Es la gran derrota del ¿Qué sucede?, la gran derrota del ¿Cómo sucede?, aquí sólo importa ¿Cómo lo cuentas? La clave está allí, en la forma. Es como si me contaras una historia muy simple y yo sólo me fijase en las palabras que utilizas, el tono que usas en cada frase, tus labios y tu cara, y a su vez, me preguntase como tienes los ojos tan separados de la nariz. ¡La forma de la película es única! Es eso que llaman hoy en día, el minimalismo. Creo que es Bresson, ¿sabes? ese que encontramos el otro día, allí en Saint-Michel, intentando robarle la cartera a uno que iba un poco bebido. ¿Te acuerdas?

En fin, la película es de análisis, cuando la hayas visto lo comentamos más detalladamente. Destaco dos elementos clave del minimalismo cinematográfico del ladrón.

Primero, digamos que es un ejercicio de reducción a la esencia de la gramática del lenguaje cinematográfico, es decir, falto de teatralidad total, inexpresión emocional, ahorro económico de movimientos de cámara sumamente pensados y meditados, sumamente escasos y precisos. La película deviene así una sucesión de planos acertados, que se suman y componen la frase. Es decir, yo digo, “he amigo” y luego “vigila” y luego “el coche” y luego “que viene” y luego “de cara” y luego el clímax (“con ambas manos contuve los latidos de mi corazón”). Créditos. Fin. El impacto es muy potente.

Segundo, hay que tomarse la película bajo la perspectiva wittgensteiniana de los juegos del lenguaje. Como el protagonista nos indica al principio de la película (“¿va a intentar escaparse? – No”, responde). Tanto la forma, el lenguaje o la fuga en sí misma, no son otra cosa que un juego, aquí no hay juramentos sacros, no hay decisiones legales, no hay integridad, honor o vergüenza, solo un preso que se fuga y Bresson nos invita a participar de ello. Y, ¿cuáles son las reglas? Creerse los hechos, faltos de interpretación y verosimilitud (El general nazi pregunta, “¿lápiz?, - No tengo lápiz,” responde Fontaine), una voz en off redundante y constante, un tempo tremendamente lento, un ejercicio de empatía con el protagonista, y por último, una agudización del sentido del oído, ya que el carterista, construye las escenas desde el fuera plano. Vamos una experiencia muy gratificante.

Bueno, amigo, voy a verme Ninotchka. Necesito airearme.
Rodolfo Lasparri
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29 de julio de 2016
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
- El que hizo Mcgiver debió haber visto esta película-.

-¿Pero cómo va haber visto el director de ésta película Mcgiver?-.

Todos sabemos de lo que hablo, todos los que conocen Mcgiver y han visto esta película sabemos de lo que hablo. El título del film significa lo que cada capítulo de Mcgiver nos trasmitia, osea, sabías que lo iba a hacer. Lo que importaba era el COMO COÑO LO HA HECHO!

Además, si en aquella época no existía la lotería, la de El Niño quiero decir, y si esto fue basado en una historia real, joder, por unos instantes El Niño, sí, el del 6 de Enero, existió, se llevó todos los boletos, ya no digo el niño, el condenado a muerte, él era el boss, no el boss de antaño joder. El director nos transmite lo que es un boss de hoy en día, un líder, todos le siguen, follow the lider. se ve que era teniente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
bloque
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11 de diciembre de 2009
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llamadlo “síndrome de Scrooge”, si os apetece. De un tiempo a esta parte me ha dado por dejar que me visiten fantasmas.

A veces me digo a mí mismo que son cosas de la edad, que no es que buena parte del cine actual sea espantoso, que somos yo y mis manías, que voy convirtiéndome en un diplodocus que se huele la edad del hielo. Eres un vejete cascarrabias, me digo, y no es por falta de tiempo por lo que apenas pisas una sala de cine, sino porque cuando lo haces sueles salir enfurruñado, por no decir cagando leches y de mala hostia. Te engañas, carcamal, y aunque lo que acabas de ver te parezca un producto tontorrón y tramposo y henchido de recursos facilones para epatar y aturdir los sentidos de los espectadores (y de no pocos críticos) sólo hay que fijarse en sus caras para darse cuenta de lo que equivocado que estás. Míralos, si salen contentos como castañuelas. Petardeantes palomitas bien untadas de vaselina de colores, ése es el secreto. A ver si te enteras, jodido fósil: lo que pasa contigo es que eres un amargado y un resentido, que chocheas y babeas y has perdido el control sobre tu esfínter. Aprende de ellos o ponte el pañal y las pantuflas y quédate en casita y no nos jodas la tarde, maldito vejestorio.

Pero la edad no perdona y yo no aprendo y sigo, erre que erre, empeñado en revisar viejas películas (hoy toca gabacha y de los cincuenta: cágate, lorito) rodadas en el patético y desfasado blanco y negro que, inexplicablemente, tantos cineastas de prestigio se empeñaron en usar durante largos e interminables años. De modo que me acomodo en el sofá, me arrebujo con una manta y pongo en remojo los sabañones antes de darle al “play”.

Nada más empezar, me temo lo peor: va el tío y dice que no habrá ornamentos, que no quiere filigranas, que sólo quiere contar una historia real tal y como ocurrió. Qué error, qué inmenso error haber empezado a ver esta peli, me digo, pocos minutos después, cuando el tío va y cumple su palabra y me ofrece una lección inolvidable de cine, un cine desnudo de artificios gratuitos y de innecesarios y enfáticos subrayados, un cine que muestra sus cartas desde su propio título y que juega limpio con el espectador hasta que desfila el último de los créditos finales, un cine en el que es tan relevante lo que ocurre ante la cámara como aquello que se nos escamotea o queda fuera de nuestra visión, un cine que aunque resigue las normas y convenciones de un género tan preestablecido y codificado como el del drama carcelario le sirve al autor para emocionar con su sencilla trama, explorando, al mismo tiempo, rincones oscuros de la naturaleza humana puesta a prueba en condiciones extremas. Qué maravilla, qué maldita maravilla, me sorprendo diciendo, burro de mí, cuando termina.

Me pregunto por qué ya nadie hace pelis como ésta. A quién le importa, me digo: ahí está, ahí quedará. Y dejo que pasen al salón un puñado más de viejos y ateridos fantasmas. Que por mí no pasen frío.
Normelvis Bates
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5 de diciembre de 2013
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un suelo, un techo, una ventana y tus manos. El resto es cemento, madera y pernos de hierro.

1 - El peligro

No ves a tus enemigos, pero son ellos los que te han puesto ahí. Su reino abarca todo el territorio de sombras que se extiende tras tu puerta. No los ves, pero los oyes; por lo tanto, están. El ruido es huidizo, pero retorna; toma formas diferentes, pero nunca cesa. El peligro se halla fuera de campo, pero no te abandona, porque se filtra a través de las rendijas, lo extiende el aire, se agarra a las paredes de tu habitáculo y queda fijado allí.

2 - Los artefactos

Creas utensilios para la fuga cuidando de cada movimiento para no romper la quietud. Manufacturar un gancho, un raspador o una cuerda trenzada se convierte en un juego de balanzas: el ruido que haces no debe pesar más que el silencio. Convertir al objeto inútil en elemento de fuga adopta la forma de ejercicio de precisión, de laboriosidad, de esfuerzo. Lleva su tiempo. Es difícil. No te puedes fugar de una cárcel si no tienes algo de artesano.

3 - El mapa

El ruido de unos pasos, el repiqueteo de un arma, el tintineo de una llaves, el eco de unas voces, el chirrido de una bicicleta. Lo único que sabes de la situación de tus enemigos te llega por el ruido que generan. Trazas un plano acústico, hipotético, imperfecto, apenas respaldado por intuiciones. No hay un Michael Scofield con planos de exactitud milimétrica tatuados en su cuerpo. Los planos son sonoros y no tienen cuerpo; tienen dimensión psicológica, no funcional: son un dibujo de niebla en tu tímpano. Al guiarte mediante algo tan voluble, la tensión se dispara hasta niveles imposibles de aguantar.

4 - La ayuda

Hasta en la situación más desesperanzadora, la nobleza de tu propósito puede conllevar la aparición de un amigo, con el que intentar salir de las sombras y escuchar a Mozart de nuevo.

Gracias.
Nuño
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18 de agosto de 2016
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las pinículas de culto son como los melones: te pueden salir buenos o no. Como amante irredento del cine digo sin la más mínima vergüenza que hay una serie de productos que han sido encumbrados por varias generaciones de "entendidos", o "cine-cuñados" y que bajo criterios objetivos son aburridos, pretenciosos e insoportables. En este caso concreto, no creo que sea una mala película pero como decía aquel está a mil j* millas de ser el recopetín. Acepto que la fotografía está muy bien, que mantiene la atención y que la cámara está bien plantada, pero debo de objetar lo siguiente:
- Decir que es la mejor película de fugas de la historia es una afirmación absolutamente gratuita: 15 minutos de La gran evasión contienen más emoción y entretenimiento (que es de lo que se trata) que estas dos horazas.
- Pero profundicemos en ello: esto son dos horazas de tutorial de Youtube de cómo hacerte utensilios de fuga, con múltiples intermedios a base de fundidos en negro en el que el protagonista se lava, come sopa, intercambia frases lapidarias con sus compañeros de trullo... Y POCO MÁS.
- Las películas de fuga son (porque deben serlo) no muy realistas, pero en este caso el guionista se deja las pestañas haciendo creíbles los planes del protagonista y convirtiendo a los Nazis en retrasados mentales: las cosas tienen que estar un poco más equilibradas, compañeros.
- Las interpretaciones carecen de la más mínima emoción. Nuestro amigo Fontaine pone la misma jeta cuando come sopa, cuando le zurran los alemanes, cuando se juega la vida... Igual es que Bresson lo quiso así, pero puede llegar a desesperar un poco. Eso sí, fe y esperanza tiene a raudales.

En definitiva, película solventemente ejecutada considerando que se desarrolla en una celda, pero que, en mi humilde opinión, está sobrevalorada porque su pericia técnica no convierte el conjunto en algo ligero y/o ameno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tio Penthal
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