Pesadilla en Elm Street (El origen)

Buen regreso de uno de los iconos del cine de terror, Freddy Krueger, esta vez interpretado por Jackie Earle Haley en lugar del rostro hasta ahora conocido por todos, Robert Englund, al cual apenas se echa en falta debido a la más que interesante actuación de Haley.

Así pues, la película me ha gustado. ¡Sí, me ha gustado! No sé qué esperaba ver la gente que tanto la critica, la verdad... No voy a compararla con la original porque no la he visto, básicamente, pero tampoco creo que el cambio sea abismal. Simplemente se han querido aprovechar las técnicas y efectos especiales actuales para devolver a la vida a uno de los mitos más terroríficos de la mejor forma posible. No hay más. Nadie ha querido "hundir" la saga.

Valorando esta película individualmente, creo que es realmente entretenida además de que contiene justo aquello que esperaba ver de nuestro amigo Krueger, esas escenas sombrías en las que despliega todo su abanico de muecas, sonidos y movimientos más espeluznantes. No es una película de (perdón por la expresión) cagarse encima del miedo, pero sí hay buenas dosis de sobresaltos y escenas muy impactantes.

Las actuaciones en general son aceptables, típicas de las pelis de "malo que asesina adolescentes". Eso sí, como he comentado al inicio, Haley sorprende para bien tanto en las escenas de la actualidad como en las que se representa su pasado como persona "normal". Está a la altura de Englund (lo vi en 'Freddy vs Jason') en lo que a interpretación se refiere, a pesar de contar con la ¿desventaja? de ese nuevo maquillaje que aún no sé si me ha gustado más o menos que el del original. Por cierto, no sé si a alguien más le ha pasado, pero en algunos primeros planos me ha parecido que más que ojos quemados tenía ojos de gato (sí, sí, de felino.)

Otro punto a favor del director, Samuel Bayer, es que en algunos fragmentos del film da la sensación de que juega con el espectador (Spoiler 1). Por otra parte, la elección de la canción 'Dream' de 'The Beatles', que suena hacia el final de la película y en los títulos de crédito, me parece muy divertida e irónica.

Para finalizar, cabe mencionar una escena que ocurre al final de la película que me ha resultado lamentable (Spolier 2).

Como seguidor de Wes Craven en general (creo que hay poco reconocimiento a alguien que lleva revolucionando y reinventando de forma inagotable el género del terror desde 1972) y de su mítico Freddy Krueger en particular, me sentí aterrorizado al enterarme de que Michael Bay iba a poner sus manos, como productor, en un remake de mi slasher favorito. Afortunadamente, tras ver la película he de decir que me siento gratamente sorprendido, pues no sólo se ha recuperado el espíritu del original de Craven (las últimas secuelas habían degenerado en demasía) sino que además, el realizador Samuel Bayer (proveniente del ruidoso mundo del video-clip) ha logrado algo muy difícil en la actualidad: hacerme pasar miedo y tensión viendo una película.

Para empezar, el guión escrito por Wesley Strick (El cabo del miedo, Lobo) y el debutante Eric Heisserer es una actualización del film de culto elaborado en su día por Craven y no una absurda copia, como aquella lamentable versión de Psicosis con la que Gus Van Sant nos castigó en 1998. Evidentemente retoma ciertos elementos que encumbraron la obra de Craven, como aquel primer asesinato en el que la víctima parecía poseída, volando por la habitación chocando contra techo y paredes, así como las temibles cuchillas de Freddy emergiendo del agua de una bañera o el desenlace del relato, por citar algunos ejemplos. Lo bueno es que sabe recuperar esas míticas secuencias manteniendo la atmósfera de tensión y pavor.

La esencia del film original podía dividirse en dos partes: el villano como la maldad personificada y la angustia derivada de alguien que sabe que, si se queda dormido, morirá. Ambas recobran fuerza en esta versión, ya que algunos personajes están a punto de fallecer por una simple cabezada.

La puesta en escena, los efectos técnicos, la factura visual, la atmósfera asfixiante y terrorífica, el ritmo narrativo, la adecuada banda sonora y varios sustos muy bien conseguidos son la parte buena del film, además de los actores secundarios, en especial la atractiva Katie Cassidy (seguro que muchos recordáis su morboso y atrayente personaje de Sobrenatural) que sabe reflejar el terror en su rostro de tal manera, que uno empieza a sentir cosquilleos en cuanto la ve en peligro. Otros secundarios destacables son Thomas Dekker (Las crónicas de Sarah Connor) o Kellan Lutz (uno de los Cullen en Crepúsculo) que tiene un breve pero muy intenso papel.

(Sigo en spoiler con los aspectos negativos por falta de espacio)

Lo único eficaz de una propuesta como ésta es el valor nostálgico que aún posee la saga “Pesadilla” en nuestras memorias.

Claro que esa franquicia tenía filmes interesantes pero también otros de bajísimo nivel, y dentro de esta última clase se sitúa esta moderna revisión de aquel slasher sobrenatural de los ochenta.

Como remake no aporta nada nuevo, sólo se beneficia con los avances de la era digital en los apartados técnicos.

Este remake pierde y mucho, pues ya no está Robert Englund en el papel de Freddy y ya ello es mucho decir.
Jackie Earle Haley no encaja nunca en el personaje, pues en comparación con Englund mete muy poco miedo su apariencia estética, la cual está más cercana a un monigote de circo que a un villano tenebroso.
Me animo a decir que el principal error de este filme es el cambio de actor. No hay “Pesadilla” sin Robert Englund, así de taxativo. Un Freddy sin la nariz de gancho no es Freddy, y menos aún podemos aceptar el cambio si tenemos que tolerar a un Jackie Earle Haley con voz de retrasado mental intentando inquietar a la platea.

Lo demás: la historia contiene algunos leves toques más adultos que la original, pero en el desarrollo de personajes pierde también en comparación con la obra de Craven. En esta versión modelo 2010 sólo vemos en pantalla a adolescentes con sueño que son despedazados por el serial killer y nada más. No hay escenarios surrealistas, no hay encanto ni carisma en el elenco, la esencia básica de la obra original no aparece y por tanto no asusta, y por sobre todo este remake ya no cuenta con el factor sorpresa del que sí contaba la de 1984, la cual nos impactaba en aquellos tiempos con todo eso de sueño y realidad en dos dimensiones diferentes.

Es un remake innecesario de principio a fin, cuando se da luz verde a estos proyectos que intentan revisar clásicos debería ser porque aportan algo novedoso y tratan de mejorar algún elemento que haya estado mal desarrollado. Pero no, aquí pasa todo lo contrario, ni siquiera se mantiene el espíritu de la obra original, se cuenta la historia sin la tensión suficiente para generar zozobras, el humor negro se esfuma por completo, se cambia el protagonista y obviamente que el resultado es estrepitoso.

Algo para rescatar: los efectos especiales y que por allí presenta una aceptable cuota de sangre.

Pero en general no vale la pena, mejor es ignorar esta propuesta, está al nivel de las peores secuelas de la saga pero aún peor: no cuenta con la impactante presencia de Englund.

Un remake que se preocupa más por los resultados en la taquilla que en conservar el alma de la obra original.

Que manía tienen en Hollywood, que por falto de ideas, tengan que destrozar otra mítica película de mi infancia. Porque sí, porque por 1984, en lugar de soñar con angelitos, ciervos corriendo por el bosque, yo soñaba con que Freddy Krueguer se me apareciera en sueños, como se le aparecía a Nancy, Tina, Rod, Glenn y me persiguiera durante todo lo que durara mi pesadilla. Para mí, era un personaje de terror, tan enigmático, que tenía ese puntillo de atracción, entre la veneración y el pavor que sentía cada vez que aparecía en las pesadillas de esos adolescentes. Freddy tenía carisma, no sé si virtud o defecto en un monstruo como lo fue Krueguer. Y sí, digo que lo fue, porque al nuevo Freddy le falta todo lo que le aportó Robert Englund, al menos, en las tres primeras películas de la saga.

Era cínico, irónico y con un humor negro que no he encontrado en el nuevo Freddy. A decir verdad, no he encontrado nada de aquel monstruo y aunque, sabía a lo que me exponía cuando me dispuse a verla, la ví, y lo único que podía hacer era llevarme las manos a la cabeza al ver en lo que han convertido a mi Freddy.

He visto por ahí una que otra critica destemplada, que falto Englund, que sobro esto o lo otro. Si somos objetivos, sin duda la película no está dirigida a aquellos que gozamos con la entrega de Wes Craven, si no a la nueva generación que atestaba la sala el día que fuí a verla. Público objetivo que por lo demás disfrutó con cada sobresalto de este seudo remake, al igual como "nosotros" seguramente lo hicimos por allá por la mitad de los años 80.

Dicho sea de paso, la versión original, tampoco es una maravilla(la vi la semana pasada, y la verdad es que los recuerdos que tenía de ella eran bastante mejores que la película en si). Aunque la historia me sigue pareciendo muy buena.