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España España · Castelló
Críticas de Danny Ocean
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Críticas 46
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
2
3 de octubre de 2012
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rob Bartleh, apodado por él mismo Rob Zombie, se estrena en la dirección con esta típica y a la vez extraña cinta de terror. Tópica porque se trata de lo mil -como los cadáveres de la casa- veces visto, y extraña por el estilo que el estrafalario realizador inculca a cada fotograma de esta pesadilla, en todos los sentidos.

De este modo, 'La casa de los 1000 cadáveres' es una especie de slasher setentero que prácticamente plagia la obra de culto del cine de terror 'La matanza de Texas'. Excepto en algunos tramos concretos -no diré cuáles para no "estropear" esta exquisitez a nadie-, la historia es prácticamente la misma. El culpable, el señor Muerto Viviente, también responsable del guion. En lo referente al reparto, ciertamente desconocido, solo cabe destacar a Sid Haig, el payaso de la gasolinera -no trato de menospreciarle-, siniestro como el que más y el único capaz de aportar algún elemento diferencial a una trama tan convencional. El resto, aunque desacertado es, por suerte, absolutamente olvidable.

Pero lo más llamativo de la película, por encima del libreto que el director mandó robar de 'La matanza de Texas', del mediocre y gris reparto e, incluso, que el spoileador título, es el incuestionable ejercicio de estilo, eso sí, de dudoso gusto, que Zombie nos ofrece. Y es que, con un carácter muy personal, introduce elementos que recuerdan a films del género de los años 70 y 80, como 'Creepshow'. Interrumpiendo escenas inacabadas, intercala estridentes fragmentos con retoques muy aparatosos del color narrativamente nulos, por lo que, salvo para aumentar la tensión de algún que otro espectador capaz de seguirle el juego, solo logra entorpecer el normal desarrollo de los acontenimientos, aquí imposible.

En definitiva, entretenderá a los fans del género conformistas, aquéllos que solo busquen una diversión pasajera de creatividad cero. Y, muy probablemente, asqueará al resto. Esos que, al decidir ver una cinta de terror, aún esperan encontrar un atisbo de originalidad, un indicio de creatividad o, al menos, un guion que, si calca, no lo haga a peor.
Danny Ocean
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7
1 de julio de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo sincero, cuando me pongo a ver una película española nunca tengo demasiadas expectativas, porque todos sabemos lo que tenemos por casa... Con 'Eva', sin embargo, las sensaciones normalmente habituales han sido radicalmente opuestas. Sí, me ha gustado. Bajo una trama sencilla plagada de pocos personajes, se encuentra un pequeño oasis de ciencia ficción en el gran desierto cinematográfico de la zona, normalmente compuesto por comedias dramáticas, dramas cómicos o por historias de nuestra famosa Guerra Civil, que ha dado mucho de sí pero ya va siendo suficiente.

Pero vamos al lío. 'Eva' es fresca –y no lo digo por la nieve que cubre el paisaje de sus fantásticas localizaciones-, novedosa, elegante y emotiva. Actuaciones muy correctas por parte todos, y especialmente buenas las de Claudia Vega, la niña co-protagonista, que va de menos a más en la película, y Lluís Homar, sorprendentemente bien en un papel muy difícil en mi opinión. Solvente de verdad. Por su parte, los efectos especiales son dignísimos de elogio. Extraordinarios y, creo, jamás vistos, con esta calidad, en ningún otro film patrio. La única pega de la cinta, por ponerle alguna, es que la parte amorosa-sentimental de la misma –con un prólogo muy interesante en los extras de la película- pasa por encima de otros aspectos que podrían haberse desarrollado más. Simplemente, habernos mostrado más –aún- a la niña y desarrollar su personaje en mayor medida, ya que cuando aparece se come la pantalla.

Como curiosidad, algo que me ha llamado mucho la atención de 'Eva', es que fue grabada en dos idiomas. Grabada, que no doblada. La película se filmó dos veces, con cada escena de diálogos por duplicado, en catalán y en castellano. Dos versiones originales de un mismo proyecto, algo cuanto menos llamativo.

Para acabar, una pequeña reflexión. Es difícil, hoy en día, ver una peli que se te haga corta y que te deje con ganas de más. Es difícil, también, ver ciencia-ficción en España. Y 'Eva' consigue ambas cosas. Cosas que, quizás, deberían plantearse de ahora en adelante al ver que son factibles y que, además, funcionan. Y es que, sin duda, hacen falta más soplos de aire fresco como éste –de nuevo, no lo digo por la nieve-.
Danny Ocean
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2
4 de marzo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Menuda obra maestra que he creado, joder, y el que no lo vea no es cinéfilo ni es nada". Eso es lo que debió pensar el pretencioso director Terrence Malick cuando 'El árbol de la vida' vio la luz. "He hecho poesía, pero de la buena, no como la basura británica de ese tal Shakespeare". Y continuó así durante horas, hasta lograr tener un gran orgasmo consecuencia del orgullo que sentía, siente y sentirá siempre por sí mismo y por su obra.

No sé por dónde empezar. La película tiene muchas cosas malas y pocas buenas, esa es la triste realidad. Iba a decir que al menos la idea es buena, aunque estaría mintiendo, pues sólo una parte de esa idea lo es. Y el culpable de esta debacle es sin duda Malick, que ejerce de director y guionista aunque, por el afán de protagonismo que tiene, no me hubiera extrañado que ocupara todos los cargos de la película, incluidos los de actor principal y secundario. Pero con la dirección y el guión ya tiene bastante para ser criticado, no hace falta más. Peca de presuntuoso, de creído y de petulante. Y de más cosas, probablemente.

Si tuviera que explicar la trama, en una versión sencilla -no me atrevo con la versión compleja-, sería que gira en torno a la vida de una familia y de sus hijos alrededor de la década de los 50; de la dura educación que el padre inculca a sus pequeños, a los que trata de soldados; de la benevolencia de su madre, la única persona de la que reciben amor; y del duro golpe que reciben esos padres cuando, al cabo de unos años, reciben la noticia de que uno de sus hijos ha fallecido en la guerra. Ese sería el argumento lógico, y estaba francamente bien, pero el bueno del director no le bastaba... y decidió estropearlo.

Para completar el asunto, decidió incluir lecciones religiosas, teológicas o como quieran llamarse. Es más, no sólo incluir, sino que éstas fueran el eje ideológico sobre el que girara la película, el hilo conductor, prácticamente. También los orígenes del universo y la extinción de los dinosaurios, a lo documental, para que fuera ligerito, algo que ayuda tremendamente a contextualizar y focalizar la historia. Vamos, que es algo que necesita saberse, porque si no no se entiende el resto. Además, todo está rodado con un toque poético -o eso cree el cineasta- que sólo enturbia el resultado, llegando a ser insoportablemente ridículo en algunas escenas.

La parte más positiva de la cinta de Terrence es, primeramente, el casting. Muy buen reparto, estando todos muy acertados en sus papeles, sobre todo Brad Pitt como padre y Hunter McCracken como su hijo mayor. Ambos deben soportar una enorme carga dramática y cumplen a la perfección.

(Continúa en el SPOILER por falta de espacio, sin desvelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Danny Ocean
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6
4 de marzo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
'War Horse' es, en parte, espectacular, y es precisamente ahí donde se pierde. Quiere ser tan grande, tan grandiosa en realidad, que solo consigue ser ruidosa. En otras palabras, cubre más terreno del que puede abarcar. Y para redondear el show, lleva incorporadas grandes dosis de sensiblería, quizás desmesurada.

La figura más destacable es la de Steven Spielberg, el director del film, que trata de ser el de las tres primeras partes de Indiana Jones y solo llega al nivel de la cuarta, creando de nuevo un espectáculo de fuegos artificiales pero con la pólvora mojada. Dicho de otro modo, demasiado adorno para una cinta con un guión algo vacío.

En lo referente a la trama, aparentemente ésta gira en torno a un joven y su caballo, aunque el animal acaba adueñándose por completo del metraje. Pero lo novedoso del asunto es que, en esta ocasión, el curtido Spielberg no quiere un relato lineal, y es por eso que juega a mostrarnos historietas salteadas, cada una con protagonistas diferentes que, en ocasiones, cruzarán sus destinos y, en otras, se quedarán en una simple anécdota del viaje. Del viaje del caballo Joey, desde luego, el amo y señor de la trama, ya que todos los personajes, incluyendo a Albert, el segundo de a bordo, son complementarios a nuestro amigo el corcel.

Amplísimo reparto el de esta cinta de caballos y de batallas, con actores desconocidos pero que, en general, dan la talla. El veterano relizador siempre ha tenido buen ojo para los nuevos talentos, siendo además atrevido con ellos, y aquí lo ha vuelto a demostrar poniendo a un desconocido Jeremy Irvine a cargo del co-protagonismo, con el permiso del animal. Y realmente no lo hace nada mal, es más, cumple perfectamente con su cometido, pero a mí no me acaba de convencer del todo. Tampoco su amigo, el corto de miras, me entusisma en exceso. Sí destaca, sin embargo, Tom Hiddleston, que encarna al joven oficial inglés. Interpreta su papel de forma excelente, al igual que lo hacen la niña -Celine Buckens- y su abuelo -Niels Arestrup-, ambos muy creíbles. Por su parte, el padre y la madre del protagonista humano, Peter Mullan y Emily Watson, actúan de forma aceptable, sin más, quedando relegados a un segundísimo plano por exigencia del papel.

A cargo de la banda sonora se encuentra, cómo no, John Williams. Para el que no lo sepa, Spielberg y Williams están tan unidos como Joey y Albert en la peli, y son inseparables desde el primer trabajo del director estadounidense. Respecto a la banda sonora en sí, ésta es buena aunque repetitiva, y recuerda sospechosamente a la compuesta por el mismo autor en 'Un horizonte muy lejano', allá por 1992 -seguro, lo he comprobado-. Aún así, el compositor nos ofrece música para todos los momentazos épicos que su compañero nos ha preparado previamente, y logra que encaje francamente bien.

(Continúa en el SPOILER por falta de espacio, sin desvelar nada)
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Danny Ocean
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8
2 de marzo de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué difícil es valorar algo tan singular, único en el panorama cinematográfico actual, inundado de estupideces sensacionalistas pero no sensacionales. Qué raro es ver una película así hoy en día, vaya, y no por ser muda y en blanco y negro, sino por ser buena, simplemente buena.

La temática es acertadísima. Los felices años veinte y la posterior Gran Depresión sirven de marco histórico para una historia de cine dentro del cine que nos muestra, mediante la maravillosa historia de una pareja de actores, el apogeo del cine mudo y su posterior caída con la llegada del sonoro, algo que ambos vivirán en sus propias carnes desde los dos ángulos más opuestos.

La estrella masculina, Jean Dujardin, es agradable, simpática y amable desde el primer momento. Tan pronto como aparece transmite el absoluto encanto de su personaje, regalando una actuación espectacular. Lo mismo ocurre con la protagonista femenina –por mucho que en los premios Óscar esté calificada de secundaria–, la preciosa Bérénice Bejo, que hipnotiza por su belleza, sutileza y elegancia. Está absolutamente fantástica.

Los habitualmente no secundarios John Goodman y James Cromwell esta vez sí ejercen de tales, interpretando además su papel de forma excelente –emocionante sobre todo Cromwell como chófer–, aunque desgraciadamente se ven eclipsados por el dúo principal, unos totales desconocidos en el cine hasta ahora.

Por si las actuaciones supieran a poco, el realizador y guionista Michel Hazanavicius, que lleva a cabo una labor de dirección encomiable, de mucho mérito y que deja huella, nos ofrece también algunas escenas inolvidables, imborrables, que perduran hoy en la mente y perdurarán, desde mañana, en el tiempo. Por supuesto, no voy a ser yo el que os las descubra. Y como el complemento más importante, además de la cuidadísima fotografía, hallamos una banda sonora exquisita, delicada y que pasa inadvertida en algunos momentos, clara muestra de su enorme calidad. Y esos silencios... ¡ay esos silencios...! Magníficos.

Nos encontramos ante una delicatesen con regusto a clásico. Saboreémosla.
Danny Ocean
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