Nada en la nevera

Divertidísima comedia la que nos trae Álavaro Fernández Armero en el 98 protagonizado por la que entonces era su pareja sentimental, una descojonante y maravillosa María Esteve en el que creo que es su mejor trabajo hasta la fecha. La hija del bailarín Antonio Gades y la niña actriz Marisol lograría incluso una nominación a los Goya de ese año por su interpretación de Carlota, un personaje que te saca de quicio y te rompe los nervios. María lo hace a la perfección, está maravillosa y es el alma de la película. Su pareja aquí es el cantante del grupo Los ronaldos quién aquí interpreta a un personaje creo no muy alejado de como el actor y cantante puede ser en la vida real. Como secundarios destacan el televisivo Roberto Alvarez y la veterana Paulina Gálvez. "Nada en la nevera" es una película muy sencilla, con pocos personajes, pero sus diálogos son realmente frescos y, sobre todo, la interpretación de María y su personaje tan histérico y obsesivo hacen que te metas en la película y, a veces, te llegues hasta a sentir identificada con ella. Es curioso cómo un mismo acontecimiento puede ser visto y vivido por dos personas de formas tan distintas. De éso, fundamentalmente, va esta película. Espero que os guste.

Un argumento convencional y poco trabajado, un estilo narrativo rutinario y un sentido del humor algo laso conforman las directrices de una película que A.F. Armero dirige sin mucha convicción.
Superficial, anecdótica y deslavazada -pero tratando de mantener una línea de coherencia interna- el guionista, que es el propio director, opta por un diseño de perfil bajo en la descripción psicológica de los personajes y elabora las escenas sin mucha sutileza por lo que apenas consigue captar el interés de los espectadores.
Sólo despierta un esbozo de atención.

Vayamos por partes;
Ni nada en la nevera es una continuación de Todo es mentira, (aunque lo pretende), ni Maria Esteve sabe aguantar la película como Coque Malla. Tampoco los diálogos tienen la frescura de su “antecesora espiritual”. Le sobran minutos a Maria Esteve y faltan de Coque, su personaje tiene mucho más carisma que ella.
El personaje Maria Esteve está muy mal dibujado, e incluso es un personaje que resulta incómodo por su dependencia, y su falta de autoestima, además de desesperación sin sentido.
Sobra voz en off, y falta humor inteligente. Lástima de película
Sobra el final.

María Esteve fue nominada al Goya a la Mejor Actriz Revelación por Nada en la nevera, y no es de extrañar. Está fantástica, muy simpática, pizpireta, neurótica como lo requiere el personaje, y tiene muy buena conexión con un Coque Malla que ya apenas de prodiga por la pantalla.
Respecto a la película, creo que Leticia Dolera intentó años después lo mismo con más acierto en la maravillosa Requisitos para ser una persona normal. Álvaro Fernández Armero compone una historia sobre la búsqueda de la felicidad, el amor y la propia identidad, pero lo hace de forma bastante más bizarra, sacando mucho partido a escenarios nocturnos en Madrid, pero poco a los diálogos y los personajes secundarios, por ejemplo.
Suficiente, pero nada más.

Lo mejor: Esteve y Malla, fantásticos.
Lo peor: No tiene grandes diálogos ni personajes secundarios.

La mediocre realización parece de telefilm, con pocas escenas salvables. Los actores dejan bastante que desear, con dicción muy deficiente, incluida María Esteve (la hija de Marisol). Los diálogos son vacíos y sin chispa. La trama no puede ser más convencional, aunque con algún toque de efecto. Los personajes no enganchan y el desarrollo llega a ser tedioso. Lo verdaderamente incomprensible es la alta calificación otorgada por muchos críticos y espectadores, pareciendo haber perdido el marco de referencia. Si esta película se merece un siete, a Berlanga, Fernando Trueba, Fernando Colomo o Woody Allen habría que ponerles un veinte.