Nada en la nevera

En la primera película con la hija de Marisol de protagonista absoluto podemos encontrar un curioso largometraje de como una misma historia puede cambiar según quién la cuente.
En la primera parte de la película es Carlota, quien desde su ambulancia y posteriormente desde su desesperación nos cuenta una historia tan simple como que está enamorada de alguien que en principio no la corresponde.
En la segunda parte y casí al final de la película descubrimos como la misma historia cambia un poco, pues nos la vuelve a contar Número Uno, el chico que enamora a Carlota del cual desconoce tantas cosas de él como su mismísimo nombre.
La película contiene escenas tan graciosas como la del contestador o la del viaje de regreso a casa despues de cenar en un japonés, aunque en toda la película se respira el sentido del humor de su protagonista, una bendita María Esteve muy en su linea y que esta maravillosamente bien en esta película, no tanto como su compañero Coque Malla, aunque mantiene muy bien el tipo a su lado dirigidos perfectamente por Álvaro F. Armero.

Lo mejor : La divertida escena del Parque de Atracciones ( Para troncharse de risa )
Lo peor : El comentario de ella cuando se entera del verdadero nombre de él.

Tercer largometraje del director, rodado en Madrid, sobre todo en sesiones nocturnas, durante 6 semanas, con un presupuesto de 1,2 millones de euros. Se presentó en el Festival de Sitges y fue nominado al Goya a la mejor actriz revelación (María Esteve).

La acción tiene lugar en Madrid en 1997. Narra la historia de Carlota, una muchacha de 27 años, inquieta, vitalista e independiente, que trabaja como chófer de una ambulacia del SAMUR formando equipo con Rodrigo (Roberto Álvarez), médico de urgencias. Vive aceleradamente, buscando pareja para estabilizar su vida, llenar el vacío de su soledad y sentirse realizada con plenitud. La búsqueda le depara fracasos, que progresivamente convierten su objetivo en una frenética obsesión. Cuando en un servicio profesional, conoce a Josemari (Coque Malla), cree haber encontrado al nº 1 de su vida. Él es profesor de EGB de día y dibuja comics pornos y gore de noche.

La película describe las angustias, inquietudes y crisis de una parte de la generación de jóvenes que se acercan a los 30 años, cuando muchos de ellos sienten la necesidad de formar pareja, encontrar la felicidad y organizarse un futuro de vida en familia. La película desmitifica los fundamentos de estas crisis y muestra los errores de las carreras por alcanzar metas que no son necesariamente prioritarias: hay alternativas buenas o mejores y no son convenientes ni las obsesiones ni las prisas gratuitas. Además, la película muestra la inclinación que sienten los que pronto serán treintañeros a vivir sin compromisos personales, familiares, laborales, etc. La inestabilidad y las incertidumbres derivadas de una sociedad competitiva, de empleos precarios, despidos fáciles, infidelidades y deslealtades, etc., determinan la prevalencia de unos valores en los que prima la libertad sobre el compromiso.

La música incluye un elenco variado de estilos: del vals a melodías rápidas, divertidas y composiciones rítmicas y coloristas, que subrayan las emociones asociadas a las incidencias de la acción. La fotografía, a cargo del veterano Hans Burman, aporta una narración visual muy atractiva y fresca, realizada con pericia y ritmo. El guión describe muy bien el personaje protagonista de Carlota, en torno al cual giran los demás. Cuenta una historia que sin ser del todo nueva (la novedad no es un valor absoluto), contiene elementos interesantes y gratamente entretenidos. Los diálogos están escritos con maestría y gracia ("cara de lápiz"). La interpretación de María Esteve luce soltura, gracia y simpatía. Roberto Álvarez cumple con exquisita corrección en un papel, de contraste: persona pausada, seria y reflexiva. La dirección trata con sumo cariño a la protagonista e imprime a la acción un ritmo intenso, marcado en gran medida por las urgencias que atienden los sevicios de ambulancia.

Película entretenida y colorista, escrita con pasión y rodada con convicción. Aporta una interesante descripción de una generación que afronta problemas nuevos e inéditos.

Pocas veces me he reido tanto. Que una coliflor destroce tu vida es algo que nos puede haber pasado a todos. Es una película, ligera, amena y muy divertida. Yo la recomiendo siempre.

Comedia romántica fresca y desenfadada, sin especiales pretensiones filosóficas ni existenciales, que no acusa para nada el paso del tiempo, sigue siendo vitalista, divertida, optimista y llena de colores eléctricos gracias a la experimental fotografía del veterano Hanns Bürman, en aquellos años innovando con nuevos filtros y ambientes, que transmiten sobre todo, ganas de vivir. Carlota (una maravillosa María Esteve), es una muchacha, inquieta e independiente, que trabaja como chófer de una ambulancia del SAMUR en Madrid, formando equipo con Rodrigo (Roberto Álvarez), médico de urgencias. Vive en la ansiedad permanente buscando pareja para estabilizar su vida, llenar el vacío de su soledad y sentirse realizada con plenitud. La búsqueda le depara fracasos sucesivos, que progresivamente convierten su objetivo en una frenética obsesión. En un servicio profesional, conoce a Jose Mari (Coque Malla), y cree haber encontrado al hombre de su vida, se trata de un profesor de EGB que dibuja comics pornos y gore en su tiempo libre.

Carlota mantiene constantemente un monólogo interior opinando sobre lo que le sucede que nos hace entender y empatizar con el personaje. El film reconstruye desde una óptica actual, punto por punto el mundo quebradizo, lenguaraz, desinhibido y algo absurdo de muchos jóvenes de hoy, de las idioteces que podemos cometer por amor. La película de Álvaro Fernández Armero escrita junto a su hermana Coloma, describe las angustias, inquietudes y crisis de una parte de la generación que se acercan a los 30 años, cuando muchos de ellos sienten la necesidad de formar pareja, encontrar la felicidad y organizarse un futuro de vida en familia. La película desmitifica los fundamentos de estas crisis y muestra los errores de las carreras por alcanzar metas que no son necesariamente prioritarias, hay otras alternativas mejores que son convenientes sin ser urgentes. Además, la película muestra la inclinación que sienten los que pronto serán treintañeros a vivir sin compromisos personales, familiares y laborales.

La inestabilidad y las incertidumbres derivadas de una sociedad competitiva, de empleos precarios, despidos fáciles, infidelidades y deslealtades, todo ello, determina la preponderancia de unos valores en los que prima la libertad sobre el compromiso. La película es ligera y se disfruta con facilidad, aunque pueda parecer frívola, en realidad, no lo es, por lo que es muy recomendable para pasar un rato divertido asistiendo a situaciones que todos hemos vivido de alguna forma. Su lenguaje narrativo es muy accesible y su ritmo te atrapa. La entrañable y poco reflexiva Carlota se ha decidido mediante un flechazo, por un chico a quien llama N.º1 que será el padre de sus hijos y nadie puede pararla.

Comedia romántica festiva y absurda donde las haya.

Hay ocasiones en que es inevitable aparcar los prejuicios y dejarse llevar por la corriente. Esta peli de Fernández es como todas las suyas, es decir, tontaina, babieca y pazguata, pero, sin duda, simpaticona. Es la única del magno realizador que puedo tragarme entera sin sentir vergüenza ajena, ni propia.

Se pasa un rato estupendo con las sandeces románticas de esa pareja de improbables actores que forman María Esteve y Coque Malla. El hecho de que ninguno de los dos sepa ni actuar ni hablar como es debido, consigue, fíjate, que le cojas gusto a la cosa y te rías.

Sin más pretensión que su pretendida chuminez, Fernández nos entretiene. Gracias, majo.