Casi famosos

De nuevo vuelvo a dudar del talento de Cameron Crowe. La gente habla bien de él y yo le doy de vez en cuando una oportunidad, pero aún estoy esperando su película "definitiva", por así decirlo. Vanilla Sky, Jerry Maguire, Elizabethtown, y ahora Casi famosos, todas son en cierta medida decepcionantes. No son fracasos rotundos, pero no satisfacen todas mis expectativas.
Supongo que Casi famosos quiere hacer revivir el espíritu de la música de los 70. Eso lo consigue sobradamente. Pero lo hace a costa de un guión plano, personajes irregulares, al igual que el ritmo, y unas interpretaciones más bien discretas. En Casi famosos, el fin no justifica los medios. Disfrutamos de buena música (lo mejor son las actuaciones del grupo), pero no es suficiente. Esto es cine, y Crowe parece olvidarse de eso constantemente. Los espectadores lo pagamos con algunos pasajes tediosos y una historia conocida de antemano por tópica.
Lo mejor, sin duda, es el espíritu que transmite, aunque recurre al típico argumento de la banda de rock de éxito efímero y progresiva decadencia. El problema es que, en busca del espíritu setentero (todo hay que decirlo: cuando la música aún no había perdido su esencia), se deja muchas cosas por el camino. En definitiva, una película sobrevalorada.

Se agitan en una especie de coctelera personajes sin aristas, asumiendo cada uno de ellos sus propios tópicos. Es agradable, visualmente no molesta, tampoco es que entretenga en exceso, y... Bueno, fuerza algunas secuencias escasamente creíbles.

Un poco larga para lo que nos cuenta, se acompaña por una música muy bien entroncada con la década de los setenta; fluyendo en su ambientación, correcta, aunque no destacable.

Frances McDormand con un papel muy pequeño, no aporta la calidad de registro al que puede acceder y nos tiene acostumbrados.

Levemente autobiográfica, el mayor mérito de esta buena película, y resulta casi obvio decirlo, es su guion original, justamente recompensado con el Óscar, única estatuilla de cuatro nominaciones: al eficaz montaje, y a las dos mujeres (la groupie y la madre) como secundarias, excelentes Kate Hudson (revelación) y Frances McDormand (enésima reconfirmación).

Su director y guionista se muestra muy cómodo en un mundo que conoce bien, plasmando a la perfección los intríngulis de la vida de un grupo musical: las tensiones, las incomodidades, la vida desenfrenada, las personas que giran alrededor (como las citadas groupies o las parejas), y lo hace acertadamente a través de la mirada reflexiva y lúcida de un chaval (un reflejo de sí mismo), que lleva al espectador por donde quiere el autor, manteniéndolo siempre interesado.

Crowe se toma su tiempo para contar a su gusto la historia, pues quiere (y consigue) desarrollar suficientemente a sus personajes, aun a costa de alargar un pelín el metraje, en una cinta de buena factura, bien interpretada y con una banda sonora excelente, como no podía ser menos.

Lo siento, no puedo evitarlo. Es una de mis películas favoritas. Y la responsable, muy probablemente, de mi pasión por la música. Cuando la vi tenía la edad del pobre William, y realmente vi en ella la imagen de lo que soñaba que mi vida fuese y nunca será.

Y, viéndola años después y desde otra perspectiva, sigue aguantando el tipo. Se nota que la película está hecha con un cariño y una ternura raras de encontrar en el cine moderno. Crowe habla de su propia vida, y lo hace con un mimo extremo. Todos los personajes, desde el guitarrista de Stillwater, Russell Hammond (Billy Crudup) hasta la inolvidable Penny Lane (Kate Hudson, también nominada al Oscar), la groupie de la que William se enamora, y todas las situaciones de la película, desde los viajes de ácido hasta la pelea de egos en el seno de la banda son un muestrario fiel y detallado de la realidad del circo del rock en los setenta, y del preciso instante en que dejo de ser una revolución para convertirse en una forma más de hacer dinero, con los grupos más preocupados de vender camisetas que de hacer música, con las discográficas poniendo aviones al servicio de los grupos para que diesen más conciertos y facturasen más (descacharrante la escena del avión, por cierto), en definitiva, cuando el rock se vendió al capitalismo. La película está llena de guiños que descubres cada nueva vez que la visionas, la banda sonora es evidentemente excelente (7 canciones de Led Zeppelín, 2 de Neil Young, Elton John, Bowie, Lynyrd Skynyrd, The Who), y además es tratada más que como el fondo de la historia como una parte activa de ella, como en la escena en que la hermana de William explica a su madre sus motivos para irse de casa poniéndola America de Simon & Garfunkel. Son todos esos detalles los que convierten en Casi Famosos en una gran película, profunda pero ante todo divertida, y enormemente inspiradora. Parafraseando la cita presente en la primera página de todos los números de la Rolling Stone, es una película “sobre el rock y la vida”, que te arrastra no sólo al fanatismo musical sino a querer vivir más.

La historia se basa en la década de los 70. De primeras, buena elección.
En ella, un joven aspirante a crítico de rock de tan sólo 15 años, (dicen que se basa en la vida del propio Cameron Crowe, aunque también podría ser en la del genio Anton Corbijn, fotógrafo personal de Depeche Mode, U2, Joy Division... ) nos acerca de primera mano sus experiencias junto a una banda de rock que empezaba a resonar con fuerza en aquella época, Stillwater.

En el film se recrean muy bien cómo era aquella época, en la que ya se empezaba a hablar de la falta de "mensaje" por parte de los músicos, y el día a día de una banda de rock con ganas de comerse el Mundo. El jóven crítico acompaña al grupo en todo momento y se ve involucrado en todo lo que significa estar rodeado de auténticas rock star, desde sus comienzos, hasta su gloria. Primeros "bolos", contactos con cazatalentos y ejecutivos de discográficas, apariciones en radios, coqueteos con las drogas y el sexo, las giras, los problemas entre los miembros de la banda...
Bien podría parecerse la historia de los Stillwater a la de una banda que nos pilla mucho más cercana, los Héroes del Silencio.
Quizás cabe señalar, que en la película se suaviza bastante el tema del coqueteo de drogas y sexo, y ese camino del exceso queda en pequeñas fiestecillas de roqueros.

Salvo este pequeño y prescindible detalle, el resto del film acerca de un modo muy gratificante cómo se vivía la música rock en aquella época, y sobretodo, la vida de una banda de rock n' roll, que tirando de autobús y guitarras, atraviesan la carretera haciéndonos disfrutar de diversas experiencias, acompañadas de una fabulosa banda sonora.

El joven crítico es testigo de cada uno de esos momentos que va escribiendo en pequeñas notas con una idea clara: conseguir que los Stillwater sean portada de la revista que por aquel entonces tan sólo protagonizaban gente cómo los Beatles o los Stones, "la jodida Rolling Stone" (la buena, no el sucedáneo que tenemos aquí)

Una película tratada con sencillez y sin muchos sobresaltos, que te acerca fielmente a una época de cambios en la música.