Julia

Sinceramente no conocía de nada esta película, pero cuando leí de que iba y al ver que actuaba Tilda Swinton; no me lo pensé dos veces y decidí verla.
La trama nos presenta a una mujer que vive una situación límite tanto en lo personal como en lo laboral; y donde su mejor acompañante en un buen vaso lleno de alcohol. Las deudas le ocupan todas las preocupaciones y no ve salida a ese presente tan extremo que vive. Hasta que se cruza en su camino una joven que no conoce; y le propone un plan peligroso pero que puede resolverle su situación.
El film engancha muy bien al principio ofreciendo un drama social fuerte que te pega al asiento. Uno se deja hipnotizar por esa mujer bañada en alcohol que vive una vida totalmente descontrolada. Pero luego sin saber muy bien porqué, la historia da un giro de 180 grados; y deja su enfoque de lado para centrarse más en una trama que está dirigida hacia el thriller.
Uno no entiende muy bien ese cambio de género tan brutal en la misma historia; y hay un espacio de tiempo en que uno anda un poco perdido porque no entiende muy bien que está pasando. Pero al cabo de un rato uno vuelve a conectar con la trama que en esta ocasión está enfocada desde otro punto de vista; y se vuelve a enganchar para disfrutar con estos personajes.
La película es interesante y funciona por partes. El problema radica en que por un lado a mí me parece un poco larga para lo que narra. Y por otro lado; ese cambio de género totalmente improvisado y sin esperarlo; hace que uno como espectador se quede descolgado un poco.
El director Érick Zonca confía en la brillantísima actriz Tila Swinton para que dé vida al personaje protagonista. Su trabajo es sobresaliente como siempre nos tiene acostumbrados en cada una de sus actuaciones. Ella es una actriz con un tremendo potencial y una versitalidad increíble; siendo una de las intérpretes más camaleónicas que he podido ver en el cine.
En fin, "Julia" es una película que en general convence gracias a una historia que te atrapa y te envuelve. El problema radica en que su trama se alarga demasiado siendo su metraje un poco excesivo. Y por otro lado, existe un lapsus de tiempo en que uno como espectador se queda un poco descolgado intentando adaptarse a ese cambio de drama social a thriller.

Película indie que nos muestra algo que nunca pasará de moda.

Hasta donde el ser humano podría llegar cuando se carece de todo, cuando la fuerza nos ha abandonado.

Así Tilda Swinton abraza con toda la fuerza de su corazón el papel de Julia Harris, una mujer cuyo alcoholismo desenfrenado le impide conservar un trabajo normal o pagar su renta, cuando toda fuerza o motivación se desvanecen.

Lo que representa esta antiheroína que se va convirtiendo en heroína al secuestrar a un niño mexicano y luego ir a su propio rescate de terceros es en lo que el ser humano establece sus límites.

Las interpretaciones son muy buenas. Demasiado para cine indie, los matones dan miedo, la madre del niño (Kate del Castillo) transmite dolor, Julia incertidumbre, en el apogeo de su vida, cuando los clubs siniestros y llenos de borrachos son su única compañía.

Tilda de nuevo se luce en un papel psicológicamente fuerte, valiente, pero exhausto que debería hacer reflexionar, el hasta dónde....y cómo.

"Julia" es, ciertamente, un sencillo pero a la vez amplio homenaje a "Gloria" de John Cassevettes. Rodada con la máxima seriedad posible y explotando con provecho el impulsivo, conflictivo y nervioso personaje femenino interpretado por Tilda Swinton, mujer con carácter, mala leche pero entregada facilmente a hombres prometedores pero deseosos de tener una noche loca con ella después de unos cuantos lingotazos en un bar. Y es que Julia naufraga en un estilo de vida basada en los bares, ligues pero con el corazón valeroso de emprender su huida personal hacia otros derroteros. Alcohólica hasta la médula, en una reunión parroquial de AA, una vecina con los mismos problemas le propone secuestrar a su propio hijo que no ve en años y que está en manos de un millonario. Julia se desmarca del plan pero al final accede. Secuestrar pero conocer al hijo de ella en su huida hacia Méjico le harán replantear su condición de mujer fácil, holgazaneada por el orgullo y la dejadez del alcoholismo.

Lo Mejor: la capacidad de Tilda Swinton de ir madurando su papel en el film
Lo Peor: su "aire" a road movie

Una película intensa, radical, que no da tregua al espectador y cuyos dos pilares principales son la energía narrativa que demuestra Zonca, tanto en el dibujo de la protagonista como en su relación con el niño, y la turbadora personalidad que logra imprimirle a su papel Tilda Swinton, que traspasa y se come la pantalla para hacer que el espectador sienta casi las mismas sensaciones que interpreta. Estos aspectos, referidos al lado más intimista de la película, logran ser lo más destacable ya que, en el lado opuesto, hay cierta inverisimilitud en algunas secuencias y personajes por lo que al thriller propiamente dicho se refiere. Aquí podrían incluirse casi todas las escenas que rodean la preparación del rapto o la visión un tanto simplona y populista de la mafia de la ciudad de Tijuana. A pesar de ello, Zonca logra con el film un producto bastante interesante, entretenido y que contiene una de las mejores actuaciones femeninas vistas en los últimos años. (Puerta de babel)

Las 3 o 4 primeras copas suelen estar bien, la emoción se dispara, la exaltación de la amistad crece y el absurdo resulta divertido y ocurrente. Apartir de entonces nada de lo anterior se prolonga, todo decae, el azul se torna en gris y la oscura e inminente resaca hace que lo bueno del principio no haya valido casi la pena. Exactamente lo mismo que a el alcohol, le pasa a "Julia" y a Tilda. Solo brillan en el primer acto.

La cosa empieza bien, pero cuando no te diriges a ninguna parte o no sabes llegar, el único destino posible es la pérdida. Tilda crece con cada copa, pero a medida que pasan los minutos la sorpresa se apaga, el film se vuelve mediocre y la señora Swinton se tambalea, especialmente cuando no tiene la botella en la mano.

De la dramática descripción narrativa con momentos introspectivos, salta a un thriller sin mucho interés y muy mal interpretado. Los secundarios son telenovelescos y el niño es incapaz de mostrar algo que no sea la más absoluta indiferencia. Érick Zonca abre puertas que no sabe cerrar, el caos se apodera del guión y mucho antes de llegar a el final de esos eternos y aburridos 138 minutos, a mi ya no me importa una mierda nada de lo que pase. No se que pretende contarme cortando cocaína con trankimazin, ni a donde quiere llegar con semejante despropósito. No es que no haya entendido el mensaje, lo entiendo perfectamente, pero sus miras estan desenfocadas. Abarcando más de lo que puede apretar solo consigue una cinta inclasificable, sin personalidad, intentando buscar para dar empaque a la cosa esos ambientes sórdidos que tanto suelen gustar.

El resultado final, es un arriesgado y desconcertante experimento que se queda muy por debajo de toda pretensión y expectativa infundida en el. Pese a la resaca, prefería haber invertido mi tiempo bebiendo.