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El gabinete del doctor Caligari

Terror Sentado en un banco de un parque, Francis anima a su compañero Alan para que vayan a Holstenwall, una ciudad del norte de Alemania, a ver el espectáculo ambulante del doctor Caligari. Un empleado municipal que le niega al doctor el permiso para actuar, aparece asesinado al día siguiente. Francis y Alan acuden a ver al doctor Caligari y a Cesare, su ayudante sonámbulo, que le anuncia a Alan su porvenir: vivirá hasta el amanecer. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 119
Críticas ordenadas por utilidad
25 de diciembre de 2017
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera cinta expresionista de la historia y obra cumbre de esta forma de hacer cine. Fragmentada en seis actos, su misteriosa atmósfera y su ingenioso diseño vanguardista en el uso de ambientes teatrales, siguen causando asombro en la actualidad. Fue un trabajo revolucionario.

Algunos de los elementos propios de esta expresión artística quedan reflejados en la película gracias a la labor del jefe de diseño, Hermann Warm: formas puntiagudas, líneas curvas y oblicuas, estilo visual oscuro y retorcido, estructuras y ambientes que se inclinan y giran en ángulos inusuales, sombras pintadas en los sets.

La autoridad irracional –aludiendo al estado alemán de la época– es el tema principal de la obra; el doctor Caligari, símbolo de su gobierno militar, manipula a Cesare, la personificación de la gente común. El filme denuncia la situación del país tras su derrota en la Primera Guerra Mundial.

Un maravilloso reflejo distorsionado de la realidad donde se tratan otros temas como la exaltación del poder, la percepción subjetiva de la realidad, el desequilibrado contraste entre la sanidad y la demencia, y la dualidad de la naturaleza humana. El eco de Caligari, por cierto, se sigue oyendo en la actualidad.
José Manuel Barba Márquez
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30 de agosto de 2010
44 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando es bueno echar una mirada atrás, y aún más de tanto en tanto hay que echar una mirada más, pero que mucho más atrás. Yo respeto lo clásico tanto como el resto de cinéfilos, por unos pioneros que teniendo todo por delante apenas contaban con historia atrás (de hacer historia ya se encargaban ellos, puede que sin saberlo) y es por ello, por esa consideración hacia los padres del cine, que hoy le he dedicado por fin el tiempo que se merecía este clásico. Lástima que no pueda hacer un cambio de posición físico/mental, estoy en el S.XXI, qué le vamos a hacer, y eso para mí hace muy difícil otorgarle a la película expresionista de Robert Wiene mayor nota.

El caso es que sorprenden esos decorados irreales, no sé si es excesivo; puertas en diagonal, suelos con dibujos extrañísimos, escenarios originales, eso desde luego, por no decir las pintas góticas de los actores. La historia es lo de menos, así de claro lo digo, no me ha aportado nada que no pueda valorar mejor sin ese respeto por el primer cine que se hizo, la música de violines (necesaria, sí, pero atormentadora) y que la cámara no se mueva nunca hacen que piense que sólo he visto una curiosidad, me lo tomo así, de forma aséptica por ese respeto. Al menos no dura ni 70 minutos. Admiro a los padres del cine, como arte, como una manera de transmitir para ellos nueva, "El gabinete del doctor Caligari" tiene muy poco detrás y todo por delante, de alguna manera todo lo que vino tras ese 1920 le debe algo. ¿No es suficiente muestra de admiración? Eso sí, como película, objetivamente, desligado de todo sentimentalismo cinéfilo (yo puedo hacerlo), y teniendo en cuenta que soy un usuario en color y sonoro, no creo que sea justo encumbrarla de la manera en que lo está.
Luisito
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18 de febrero de 2010
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta la mirada de los pioneros, su gesto cómplice y, tantas veces ingenuo, su soltura, su desinhibición, su resuelto lenguaje sin comunicación oral.

Me gusta Caligari, su quevedesco porte, su desaliño, su porfía.

Me gusta el ambiente siniestro, la mano que amenaza, los ojos del que huye, la tensión del que ataca, la vida de los locos, los libros viejos, las celdas, las calles empinadas.

Me gusta la película.
ÉGIDA
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23 de diciembre de 2013
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Conócete a ti mismo" -dice la máxima socrática. Y en ésas estamos un buen porrón de siglos, aunque haya quien se piense un ente único, un carácter inviolable, todo asepsia y miraditas autosuficientes. "Sé tú mismo, colega" -me dice; y yo tengo que reírme. Como si aquello de ser uno mismo (¿y quién voy a ser si no?) se ajustara a algo perfectamente claro, contingente, por encima de influencias del medio y traiciones de la mente. Pero no, ser de esa manera es otra cosa, se llama animalidad y está muy bien ejercerla de vez en cuando, al fin y al cabo es otra más de las múltiples facetas del yo que nos definen, y cuidadín con este término, que soy de los que dan valor al estribillo que versa: definir algo es empezar a limitarlo. Prueba a hacerlo, dame una lista con tus recovecos, me los adjuntas al currículum.

¿Por qué digo esto? No lo sé, necesitaba decirlo, supongo, viene al caso en la medida que yo crea que lo hace; uno nunca puede estar seguro de lo que guarda dentro hasta darle rienda suelta, es otra máxima no formulada para cualquier psiquiatra que se precie, imagino... No, no sólo los locos son un caso clínico, cualquiera de nosotros podría estar alimentando un monstruo sin saberlo. Robert Wiene era consciente. Que nadie piense, pues, que la estética expresionista es un mero añadido porque empezaba a estar de moda, no en este caso, desde luego. Si 'El gabinete del doctor Caligari' tiene la textura de un mal sueño es porque aspira a retratar una demencia, una insania, un horror que sobrepasa lo tangible.

Decía Ortega y Gasset (y antes que él, alguno más) que la realidad nunca se resume en los límites de nuestra percepción; la realidad, por tanto, va mucho más allá, es una búsqueda constante cuyos ríos desembocan en la muerte, y tal. Lo que cuenta esta obra es irrelevante, hay que mirar mucho más adentro, hay que zambullirse en el delirio y dar color y orden al subtexto, dejarse conmover por la certeza de localizar al asesino y asentir: era yo mismo. En efecto, Robert Wiene no filmó una obra que eludiera paradigmas y rasgara eternidades, no sólo eso, también dibujó una pesadilla que, como decía, tiene ya un porrón de siglos.
José (FullPush)
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8 de abril de 2008
31 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se habla de una película atemporal, me imagino que se habla de películas como “El Gabinete del doctor Caligari”: una película cumbre que aún rebosa ingenio y calidad.

La primera vez que intenté ver esta película me encontraba en la universidad. En los aledaños del campus, se creaba un maratón de cine de terror. Todo empezaba a eso de las nueve de la noche y la película encargada de esta inauguración era “Nosferatum”. Después, empezaron a caer peliculillas del tres al cuarto o que ya había visto. Cuando llevaba tres y mi cabeza parecía no resistir más, me acomodé placidamente y dejé una orden imposible de quebrantar: ¡Despertarme cuando comience “El gabinete del doctor Caligari”!

Cuando abrí los ojos al cabo de no se cuanto tiempo en la pantalla ponían “El exorcista” miré la programación y vi que la anterior no era otra que la de Robert Wiene. Con una maldición desperté a todo el cine, incluido a los dos cenutrios que tenía a mi vera roncando como descosidos:
-¿Conque no ibais a dormiros? ¿no? ¡Pedazo de zoquetes! Seguí durmiendo mientras soñaba con una venganza.

Posteriores intentos quedaron también abortados por determinadas circunstancias hasta que este fin de semana pude encontrar una copia de calidad y disfrutar con ella.

La sorpresa que me llevé fue enorme. No esperaba un guión tan cuidado y sorprendente, tampoco un planteamiento tan ágil ni una dirección tan estudiada, ni una fotografía tan acertada. La película me desbordó. Quizá no tenga mucho sentido hacer puertas y ventanas oblicuas, pero con esta película, Wiene inaguró un movimiento (el expresionismo) que ha dejado al mundo obras de arte atemporales.
Chagolate con churros
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