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El enemigo público

Cine negro Desde muy chico, ya Tom Powers anda cometiendo fechorías en compañía de su leal amigo Matt Doyle. Y cuando se hacen hombres, la llegada de La Ley Seca, será su gran oportunidad para hacerse un nombre en el bajo mundo del gansterismo. Para Tom (James Cagney), machista y explosivo, la imagen de su hermano Mike, un militar recto y socialmente comprometido, lo pondrá en confrontación con su madre, el único ser en la vida al que ha amado. (FILMAFFINITY)  [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la historia ha sido ubicada en Chicago, EEUU, con pequeñas variables podría suceder en cualquier lugar del mundo. No obstante que, buena parte de los hechos ocurren en tiempos de La Ley Seca... sus causas y consecuencias no fueron tomadas en cuenta, porque, lo que importa aquí es el proceso criminal en el que se van adentrando dos chicos como tantísimos otros. Y las relaciones familiares que vamos a presenciar... muchos entre nosotros -de aquí, de allí y de más allá-, las han vivido con semejantes características y consecuencias.

Basado en hechos y en personajes reales, a los que sólo ha cambiado nombres y modificado algunos rasgos de personalidad con fines dramáticos, el director William A. Wellman, se propuso realizar la más verosímil radiografía de un terrible fenómeno que, en las primeras décadas del siglo XX, había alcanzado cifras escandalosas en los Estados Unidos de Norteamérica: La delincuencia juvenil. Para hacernos a una idea: En 1920, cada día cerca de cien mil niños deambulaban en las calles de New York. ¿Y qué rumbo tomaban luego sus vidas? En un alto porcentaje, se convertían en delincuentes que luego iban a parar a los correccionales que muy poco corregían, y otro alto porcentaje, se convertían en temibles bandidos y gansteres de la peor calaña.

¿Y cómo empezaba todo esto? Es lo que vamos a ver en “EL ENEMIGO PÚBLICO”, uno de los más notables filmes realizados en la década de 1930, cuando despuntaba con inusitado éxito el Cine Sonoro.

Todo comienza cuando dos chicos, Tom Powers y Matt Doyle -hijos de padres de escaso nivel cultural, habitantes en un barrio carente de oportunidades, y víctimas de cierto maltrato- hacen sus primeras salidas como ladronzuelos, consiguiendo, pronto, quien haga el juego de reducidor y otros menesteres. Y de aquí en adelante, presenciaremos su fugaz pero intenso paso por la vida, donde conocerán la abundancia, el sexo fácil, el crimen, la descomposición familiar… hasta que el destino decida que es hora de jugar su última carta.

Aunque resulta modesta en su puesta en escena, la película nos compensa con una atinada fotografía, y algunos momentos de su historia aún se conservan bastante frescos por su connotada originalidad. Para citar ejemplos: La polémica escena del pomelo que termina en el rostro de Kitty (Mae Clarke); el atentado sirviéndose tácticamente de una volqueta con gravilla; y la escena de cierre por su preciso impacto.

Wellman, se muestra muy efectivo en la edición y prefirió que su filme resultase de un austero metraje antes que dejar pasar el más mínimo punto muerto. Esto, nos asegura una fuerte dinámica narrativa y el filme pasa en un santiamén, tras dejar el regalo de un seguro entretenimiento, y al tiempo, una aleccionadora historia que nos reclama de nuevo la urgencia de unos Estados Presentes, y a nivel familiar, la relevancia de dar afecto y cubrir las necesidades de primer nivel.

James Cagney, tan posicionado en su rol de gánster que, tras haber empezado el rodaje como el segundo a bordo, dejó tan convencido a Wellman que éste optó por invertir los papeles, habiendo quedado Edward Woods con el de Matt Doyle. Junto a ellos, el posteriormente director, Leslie Fenton como 'Nails' Nathan, el matón sin escrúpulos que les dará el definitivo impulso durante La Ley Seca; y Jean Harlow, la rubia platino, muy bien caracterizada como Gwen, la típica mujer que, también en aquellos tiempos, carecía de toda moral.

Una frase para recordar:
“Sin cerebro ni corazón, (el dinero) es lo único que te queda… y lo vas a necesitar”.

Título para Latinoamérica: “ENEMIGO PÚBLICO”
Luis Guillermo Cardona
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3 de enero de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda. Otra de esas películas americanas que se ven solas. La puedes ver con treinta y ocho y medio de fiebre o con resaca, no pasa nada, te vas a enterar de todo sin esfuerzo. Porque sencillamente, y esto es lo admirable, cada escena y cada forma de plano elegido enmarcan perfectamente la acción a desarrollar. Y a esto yo lo llamo hacer del espectador el principal protagonista.

Miro el año de su estreno y me parece sorprendente. En muchas otras de esos años y bastante posteriores veo un poso de ortopedia viejuna que para nada aparece aquí. El ritmo podría ser del mejor cine actual, los actores son tan expresivos como los mejores de ahora, no hay moralina barata y pelotera y el final sigue siendo tremendo a día de hoy.

En definitiva un placer. Cine americano de maestría artesana, del que se puede seguir aprendiendo.
Gepeto
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12 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A comienzo de los años 30 Hollywood había dado el salto definitivo y desde sus estudios se catapultaba al cine hasta unas esferas impensables.
Y el cine a la industria.
O viceversa.

Esta película de W.A. Wellman es un buen ejemplo. Parte de un argumento excepcional que cristaliza en un film tenso y lleno de acción. Es verdad que ciertas deficiencias en el ritmo determinan a veces fallos la cohesión y en la coherencia narrativa y ello trae como consecuencia que la acción suceda un poco atropellada.

Pero se trata de una gran película que sirvió para abrir camino a muchas otras.

Aprender a hacer buen thriller requiere un tiempo y un rodaje.
ABSENTA
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28 de octubre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El enemigo público de Willian A. Wellman, es un drama de cine negro e intriga basada en hechos reales. Dirigida con un ritmo trepidante, es osada y temeraria por el tema tan delicado que trata en un momento en el que estaba tan arraigado, y es innovadora y asombrosa, con un resultado extraordinario, irresistible e implacable, con imágenes que pasaron a la historia.
La fotografía en blanco y negro, utiliza con gran ingenio los claroscuros, y resalta el lujo y la ostentación, en que vivían aquellos personajes. La música, es usada en contadas ocasiones, con orquestas en directo, y tiene sonidos agradables y melódicos, y emotivos en ocasiones. Con algunos efectos visuales competentes y asombrosos para la época, que exaltan la violencia. Y un montaje lineal y cronológico narrativo y clásico, que cuenta la vida del protagonista desde que era un niño, hasta adulto y su ascenso al poder.
El guion, basado en hechos reales, es interesante y atractivo, algo belicoso y violento, argumentado de modo que engancha al espectador desde el principio por ser impetuoso e implacable, lleno de detalles y guiños que pasaron a la posteridad. Con unos movimientos de cámara y planos inteligentes y lúcidos con primeros planos, subjetivos, seguimiento, planos detalle, avanti y retroceso bien elaborados y sorprendentes para la época, realizando un más que digno trabajo técnico.
Las actuaciones, son magníficas y arrolladoras. Con James Cagney auténtico y genuino realizando un gran papel innato, Edward Woods convincente y adecuado en su acompañamiento del principal, y Jean Harlow natural, apropiada y remarcable. Empleando diálogos irónicos y sarcásticos, agudos y agresivos, típicos y característicos de este género. Y unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes a cada una de las épocas narradas, y personajes que la forman, estéticamente detalladas y conseguidas.
En conclusión, la considero una de las más grandes obras de cine negro y del género de gánsters. Indeleble e insustituible, y recomendable para todos los seguidores de este tipo de cine, por ser violenta y agresiva, sublime e inmensa en resultado. Y que no dejará a nadie con la sensación de no haber visto, una gran cinta digna de elogio, que sobrevive eficazmente el paso del tiempo.
Elcinederamon
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18 de septiembre de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero, aclarar que si estuviéramos en los años 30, esta película tendría un 9. Desgraciadamente, ha llovido mucho desde entonces.

No obstante, la calidad en muchos aspectos de la película permanece viva. Algunas escenas no han perdido su fuerza y consiguen llegar al corazón, o al estómago (según qué caso). Hace no mucho que ví "Scarface, el terror del hampa" y el protagonista era demasiado exagerado. James Cagney en "El enemigo público" es más creíble y realmente consigue acojonar con la mirada. También cabe destacar la fotografía, unos diálogos bastante aceptables y el atractivo de la historia de la película (debió ser emocionante ser traficante de alcohol en la América de la ley seca, ¿no?).

Lo peor, para mí, algunas de las interpretaciones (no hablo de Cagney), así como la sensación de que se le podría haber sacado bastante más jugo a la historia (la peli es cortita) que además cojea por un par de sitios (ver spoiler).

Aún así, con lo que me gustan las pelis de gángsters, creo haber visto con "El enemigo público" la más antigua del género que me haya gustado realmente. ¡Bastante recomendable!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
pakitobond007
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