Borrachera de poder

Este es el relato de una juez de instrucción queriendo arrasar los enjuagues de una gran compañía. El trabajo le absorbe hasta el punto de que se olvida de atender a su marido, que queda aislado, y más vale que el director lo hubiera quitado de un plumazo. El director tendría que haber hecho más creíble el relato, aún a riesgo de que el público lo hubiera identificado con los escándalos de la petrolera Elf-Aquitain. El director tendría que haber colocado al marido de la juez como confidente de la trama para que el espectador llegara a conocer lo que se estaba cociendo. La audiencia, para que la se fuera olvidando de la instrucción, le facilita nuevo despacho y una juez ayudante. El espectador sigue sin saber qué está pasando y, al final, vislumbra que la justicia ha cedido a las presiones de la gran compañía. Chabrol, que es un gran director, tendría que haber cuidado numerosos detalles para que el relato fuese creíble. De toda formas, con lo que sucede en el entorno judicial español ya tenemos suficientes casos: los jueces Marino Barbero, Coro Cillán, Grande-Marlaska y, sobre todo, Mercedes Alaya, de la audiencia de Sevilla, que está sufriendo más que Dios en la cruz para sacar adelante la instrucción de los EREs podridos de la Junta de Andalucía, desde hace 30 años en manos del PSOE. Aquí la realidad supera a la ficción de Chabrol.

Una película muy peculiar, una sencilla puesta en escena, un guión explosivo, una actuación magistral, y sobre todo, una invitación a la reflexión.

La película me hace reflexionar quién aquí tiene el poder, la juez o los políticos, pienso quién es aquí el bueno y el malo pero sobre todo pienso hasta que punto he de meterme en política y dejar que esta me afecte a mi vida, muchas preguntas me hace plantearme esta película en la que la puesta en escena es muy sencilla pero en la que todo el rato parece cocerse una historia explosiva y peculiar.

Qué podemos decir de Huppert, pues que todos parecen unos amateurs al lado de ella, es sin ninguna duda, una de las mejores actrices de todos los tiempos, es magistral su actuación, da miedo y respeto, su frialdad y su mirada, asustan, realmente me imponen respeto.

La película parece que no será nada en especial, pero a medida que avanza, más me engancha y es porque siento una gran similitud al mundo de actual y sus problemas políticos y sociales, todos son iguales, por esa razón he dejado de interesarme en política.

Sin más, una gran sorpresa.

Pues yo, aunque la película la firme Chabrol y la protagonice Huppert no le doy un aprobado. Vale que ellos dos por sí solos le dan un caché y un interés, pero es que se queda ahí y no da para más. Parece rodada en plena borrachera pero de Chabrol.

Es sorprendente porque la trama es interesante, incluso está basada en hechos reales, por lo que he leído. Pero vamos, aunque no estuviera basada, no tendríamos más que cambiar de sexo a la protagonista y nos veríamos ante una trama real como la vida misma que está completamente de actualidad en España en la figura del juez Garzón. La trama es la del juez que se empeña, ya sea por una cuestión de amor propio o porque realmente cree en la necesidad de hacer Justicia, en enfrentarse al poder y termina trasquilado, vamos, en una palabra: Garzón. Y que con este fondo argumental, Chabrol no haya sabido hacer una película interesante, atractiva y comprometida, sino que se limite a dar pinceladas sueltas sobre la corrupción, la soledad de la juez, la incomprensión de su propio marido... En fin, que deja mucho que desear.

Ni siquiera puedo salvar, como hacen en otras críticas, la interpretación de Huppert, porque me cuesta creer a esa jueza que parece más preocupada por su peinado impecable de peluquería que por lo que está pasando.

En fin, perfectamente prescindible. No te pierdes nada si no la ves.

El problema de esta película se detecta fácilmente cuando ves el "making off" que algunas ediciones en DVD incorporan. El provocador Chabrol quiso llevar al cine el escándalo financiero que hizo tambalear a Francia, el caso ELF. Pero lo hace con reparos para no meterse en charcos judiciales, y a la vez, ejerce de cínico e intenta jugar a que no parezca lo que es, aunque él mismo se encargue de difundir de que se trata. Así, con estas precauciones y sobreentendidos, la película no profundiza y descarrila por el lado de la trama de investigación. Tampoco quiere darle todo el protagonismo a la historia personal de la juez de instrucción y nos deja a medias en el conocimiento de la persona que hay detrás del personaje, su historia de sacrificios, la relación con su familia, etc... Eso si, tiene el encanto indudable del cine francés, de Chabrol y de Isabelle Huppert. Si la jueza ayudante hubiera sido Sandrine Bonnaire la película se justificaría sola.

Historia que por su temática ni me gusta ni me entretiene ni me aporta nada nuevo, pero este no es el caso de "borrachera de poder", fielmente interpretada por Huppert, digna de mención, te mete en la historia desde su primera aparición. Cinta que consigue su objetivo, de un tema tan aburrido como este la hace amena y entretenida, cosa que no me había pasado en ninguna de este estilo, la música siempre acompañando los momentos mas "tensos" de la historia de una manera inquietante. Chabrol fiel a su estilo, marcando lo que mas le interesa como primordial y haciendo de lo sencillo algo sugerente y lleno de componentes que mejoran la trama. Recomiendo a todos aquellos seguidores de este director y a quienes estén abiertos a ver cine nada comercial y lleno de matices.