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Borrachera de poder

Drama Jeanne Charmant Killman (Isabelle Huppert), juez de instrucción, es la encargada de instruir y desentrañar un complejo caso de malversación de fondos en el que está implicado el presidente de un importante grupo industrial. A medida que avanza la investigación, se da cuenta de que su poder es casi omnímodo. Pero, al mismo tiempo, y por causa de su adicción al trabajo, su vida privada se tambalea. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
12 de mayo de 2007
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chabrol sigue sin recuperarse de la borrachera de éxito y fama que alcanzó cuando era capaz de hacer grandísimas películas. Con “Borrachera de poder” filma una cinta aburrida que sólo en determinados momentos despierta algo de interés. Chabrol vuelve a defraudar a los que esperan algo más de su refinado sentido de olfato para rebuscar en el interior de las personas. Estoy casi seguro, de que si esta película no la firmara Claude Chabrol, su nota sería muchísimo más baja.
Huppert salva la película de la mediocridad. Finalmente, Chabrol le debe más a Isabelle Huppert que la actriz a su director. No es de menester decir a estas alturas que Huppert es, sin lugar a dudas, una de esas actrices que jamás decepcionan y que si fuera americana y/o más joven tendría en el alféizar de la chimenea alguna que otra estatuilla dorada. Aunque igual, le basta habiendo ganado dos veces en Cannes la mejor interpretación femenina, un Oso de Plata en Berlín, un BAFTA inglés, un César y 12 nominaciones más, 2 David di Donatello, 2 premios a la mejor interpretación femenina europea y multitud de otros premios en diversos festivales.
Sin duda, es la vida personal de la jueza interpretada por Isabelle Huppert la que me despierta más interés. La relación con su marido y su sobrino es el Chabrol que espero regrese a las pantallas, porque el resto de la cinta, la verdad, es que ni fu ni fa. Se deja ver y al poco tiempo… olvidar.
Chagolate con churros
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19 de mayo de 2007
34 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Domingo por la tarde en el jardín de Chabrol. Corre del pastís después de una comilona de quesos malolientes, patés, cassoulet y la véritable andouillette de Troyes (esta última porquería me la comí yo en Sens porque Servadac me dijo que era una especie de salchicha...).

-Papa Chabrol: Bueno, ¿qué? ¿hacemos una película? (eructito)

-Chabrolitos 1, 2 y 3: ¡Sí, sí, sí! ¡Yo me pido la música! ¡Yo quiero actuar! ¡Yo quiero ser la script!

-Papá Chabrol: Nada, nada, no os preocupéis, os contrato a todos. No sé qué va a ser de vosotros cuando yo falte.

-Chabrolito 1: ¿Y quién actuará?

-Papá Chabrol: ¿Quién va a ser? La de siempre, Isabelle Huppert, que la tenemos a mano. Que empiece a rodar cuando acabe de fregar los platos.

-Chabrolito 2: ¿Y el guión?

-Papá Chabrol: Tengo aquí unos recortes de periódicos. Con esto y unos chistes que se me ocurran sobre la marcha, valdrá.

-Chabrolito 3: ¿Y quién va a ser el malo?

-Papá Chabrol: Todos.

-Chabrolito 1: Jo, esa película ya la hemos hecho.

-Papá Chabrol: Querido, yo siempre hago la misma película. Y cada vez me sale mejor. Pásame la botella, anda.
Macarrones
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2 de agosto de 2007
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es "Borrachera de Poder" una buena película. No puede juzgarse hoy el cine sin evitar la comparación con lo que hay a su alrededor, y ésto es tan, tan mediocre, tan, tan uniforme, tan, tan infantil que este tipo de cine se agradece y mucho.
Chabrol plantea la trama y desde la primera escena nos dice lo que nos va a contar y -sobretodo- como lo quiere contar. Estamos ante una historia -cotidiana como, en general, todo el buen cine francés- de investigación de la corrupción, pero, paralelamente, la vida particular de la protagonista -una fantástica Isabelle Huppert- adquiere más y más importancia y -a la postre- es la que más interesa.
Ante la "borrachera" de películas infames que invade la cartelera de estos tiempos, donde al cine se va a consumir (la infinita variedad de productos) y a pasar el tiempo, sean muy bienvenidas este tipo de películas, sin grandes pretensiones, honestas y -sobretodo en el mejor sentido de la palabra- SERIAS.
segundo toro de la tarde
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25 de noviembre de 2006
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente, linda y muy francesa actriz (Isabelle Huppert), junto a ella los demás parecen aficionados. Aparente policial que deja en la ambigüedad tanto sus relaciones personales como algunas situaciones dramáticas planteadas de refilón. Una jueza frente al poder corrupto, ella brillante y obsesiva en su trabajo y ausente frente a su situación afectiva. Felizmente no se convierte ni en héroe ni en mártir. La república, la justicia, como valores y objetivos de la clase media, no de la clase política y sus secuaces que se enriquecen con los bienes públicos y que están al servicio de un inmenso poder (trucho). Nada más que esto, la película no cierra, sólo plantea una situación y termina en una frase. Fin.
Leonel
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3 de abril de 2007
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con estilo elegantemente burlón y la renovación del compromiso con una forma de narrar, coherente entre el planteo estético e ideológico desde hace más de cuarenta años, esta nueva y esperada película del lúcido maestro de la nouvelle vague se traslada a Par¡s, para poner en escena un tema muy actual: la corrupción en las altas esferas del poder.

La historia se inspira en un sonado escándalo que, a principios de los noventa, envolvió a una megaempresa petrolera estatal francesa. Chabrol elige apartarse de hechos y personajes concretos, lo que además aclara explícitamente desde el comienzo, con una leyenda más que visible a modo de epígrafe.

Entre la ironía y la denuncia, su mirada está puesta en los mecanismos del poder en sus distintas esferas: política, económica, judicial, pero también y sobre todo personal.

Para observar los íntimos lazos que vinculan finanzas y política, elige por un lado, la óptica de la Justicia en el personaje de una implacable jueza de instrucción, magistralmente interpretada por Huppert, decidida a investigar hasta las últimas consecuencias.
"No me interesa la imagen de la justicia, me interesa la justicia", enfatiza esta nueva variante de heroína chabrolliana, mezcla de mujer fatal y justiciera, tal como lo indica su sugerente apellido "Charmant Killman" o la elegancia de sus polisémicos guantes rojos.
Más que por ambición o prestigio, su móvil es la obsesión de justicia, algo que no comprenden ni sus víctimas ni sus mismos superiores, campeones de la hipocresía y las apariencias.

Alejado del clasicismo, el incansable maestro no sigue el molde de una historia policial y acota los momentos de suspenso o intriga porque el nivel de la "historia" no es lo importante para él sino el juego de poder entre la jueza y sus acusados.

"La comedia del poder" no está a la altura de lo mejor en la extensa filmografía del director francés, que en ocasiones se vuelve un tanto reiterativo. Sin embargo sigue siendo un placer asistir a sus guiños irónicos y disfrutar de la formidable actuación de Isabelle Huppert.
rouse cairos
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