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La consagración de la primavera

Drama Laura (Valeria Sorolla) acaba de llegar a Madrid para instalarse en un Colegio Mayor y estudiar la carrera de Químicas. Sola y casi sin dinero, intenta adaptarse a su vida universitaria mientras lidia con sus inseguridades. Una noche, por casualidad, conoce a David (Telmo Irureta), un chico con parálisis cerebral que vive con su madre, Isabel (Emma Suárez). Laura inicia con ellos una relación de confianza mutua que le ayuda a superar ... [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
8 de febrero de 2023
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película diferente ésta de Franco. Atrevida y delicada a un mismo tiempo, atrae pero también asusta a un espectador que poco a poco se va sintiendo atrapado por una historia en la que el interés, la compasión, la curiosidad y, por qué no, el morbo se van mezclando y se muestran al espectador envueltos en un paquete tan atractivo como inquietante.

Sorolla, Irureta y Suárez (qué gran actriz, va pasando todo el arco de edades sin desfallecer y con la misma fuerza de siempre) están perfectos en una historia inédita, o casi, en cuanto a temática y perspectiva de la misma, una película valiente que afronta un tema tan espinoso como desconocido: la sexualidad de los discapacitados.

De la mano del personaje que encarna Valeria Sorolla vamos descubriendo esa relación y necesidad que tienen las personas discapacitadas respecto al sexo, algo que desde nuestra "normalidad" no nos planteamos o directamente rechazamos, pensando que estas personas son seres asexuados.

Una película que merece mucho la pena ver y que tiene un aspecto pedagógico muy interesante que, supongo, Fernando Franco no busca directamente pero sí que es un valor añadido en esta, para mí, su mejor película después de la también notable QUE DIOS NOS PERDONE, tan diferente a esta.

Vaya año de cine patrio, no recuerdo otro como este pasado 2022.
melchorin
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7 de febrero de 2023
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Fernando Franco ya pude ver hace algún tiempo La herida, película en donde abordaba el día a día de una mujer joven, con serios problemas... Una película que marca al espectador, no se sabe muy bien si por su temática, o por la excelente interpretación de Marian Álvarez, actriz sobresaliente ahí. Ahora, casi una década después, nos trae esta consagración, otra historia en donde la protagonista vuelve a ser una mujer joven, en este caso más joven aún, pues es una estudiante de Químicas de primer año, en Madrid. El problema es que Valèria Sorolla, que interpreta a Laura, no tiene esa fuerza, esa fotogenia, que destilaba MA, y éste es ya un hándicap, desde el comienzo. Como pasaba en la otra, la cámara oscilante que dice otro usuario se echa encima de la actriz, de Laura, y la sigue todo el tiempo, incluso cuando duerme. Si la cinta se apoya todo el rato sobre este personaje, la actriz tendría que ser mejor, más convincente. Y no lo es. Que su personaje sea una chica perdida, que sufre de parálisis emocional, no es razón para que la actriz esté tan floja, como si no acabase de creerse su personaje, la historia en la que está metida. Su pareja en pantalla, Telmo Irureta (David), lo hace muy bien, porque el hombre no es actor, es un paralítico cerebral, y ya está. El hombre no actúa, es.

Una posible interpretación de la película es la siguiente. La primera juventud, la que abarca desde los 18 hasta los 25 años, digamos (y que se corresponde más o menos con los años universitarios), no es nada fácil, eso ya lo sabemos todos. Nuestra protagonista se encuentra ahí, perdida en la noche, en una ciudad extraña, en mitad de la fauna salvaje de la capital, Madrid, ella que dice que es de Manacor, Mallorca. No sólo tiene pocos años, sino que es frágil, no es una mujer-mujer como las que había antes, en otras décadas; ni tampoco es una chica de ahora, desvergonzada, de conducta ligera. Es una doncella, como alguien ha dicho. Y, en los antiguos mitos y leyendas, las doncellas eran sacrificadas, para que su sangre regara los campos, y viniese la primavera, la vida nueva. Laura está perdida y su mirada expresa muy bien el miedo que siente. A pesar de todo, sale, se relaciona, lo intenta. La noche es joven, salvaje, y ella está protegida aún, en ese Colegio Mayor de Santa Ana, que es un convento en realidad. Como universitaria novata, puede sacar buenas notas; pero en la escena social, cero patatero. La juventud millennial ya no sabe nada del amor. La generación Z a la que ella pertenece, no sólo no sabe del amor (sólo existe el sexo, que está por doquier) sino que ha sido abducida por las pantallas, y sobre todo por el dichoso whatsapp de marras, como una enfermedad maligna y poderosa que lo arrasa todo. Con semejante herramienta, ¿qué va a conseguir? Ruido, confusión, un polvo, una huida...

Curiosamente, el director-guionista coloca a las primeras de cambio la escena primordial, que sella el devenir de nuestra heroína. El encuentro con David servirá para que ella encuentre un reposo, una guarida, un remanso de paz, en esa casa, casa-salvaguarda de todos los peligros del Madrid demoníaco que la rodea. En qué mala hora ella se salió del Chagall para venirse a los madriles del copón. Con lo malos que están los callos, y lo que ella echa de menos la ensaimada. Pero la vida es dura, al sur de Kaliningrado. En esa habitación ella encuentra el solaz, y por qué no decirlo, algo de dinerillo, que siempre viene bien. Qué mala es la vida, sin dinero. Poco a poco, en esas sesiones con su nuevo amigo, la mujer se va abriendo, y hasta se ríe un poco, y hasta se abre a la influencia. La música ayuda, sobre todo si es un blues antiguallo. Pero el amor está bien lejos, no está a su alcance. Incluso el sexo está lejos, y ella siente pánico, cada vez que alguien la pretende. Porque ése es el examen más difícil: desnudarse, abrirse a los demás, mostrar el cuerpo, sentir afecto por un igual. Y la relación de Laura con David no es de igual a igual, eso lo sabe muy bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lukas
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6 de octubre de 2022
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La consagración de la primavera (el ballet con música de Stravinsky) va de la celebración de la llegada de la primavera mediante el sacrificio de una joven virgen, que danza hasta morir. Obviando la tradicional manía de aprovechar cualquier excusa para sacrificar doncellas, el ballet simboliza, en gran parte gracias a la revolucionaria música de Stravinsky, que levantó ampollas en su día, la vuelta a lo pagano y elemental desde la camisa de fuerza que la civilización y las religiones abrahámicas imponen.

En la película tenemos a una joven doncella que sufre de parálisis emocional, fruto de lo que comentábamos, que le lleva a cerrarse en sí misma y no relacionarse con sus semejantes, no solo en lo sexual que es lo más manifiesto de la película, sino en todo tipo de situaciones de la vida. ¿Es un caso perdido? Eso ya quien quiera saber que la vea, solo diremos aquí que tiene la suerte de encontrar a un chico en situación perfectamente complementaria a la suya, que es el concepto de la película. Esperemos de todas formas que no termine como en el ballet, que ya sería llevar la última escena un poco demasiado al terreno oscuro.

Gran papel de la actriz protagonista Valeria Sorolla (podría caer Goya-nominación a Actriz revelación), bien acompañada por Telmo Irureta, también novel, y Emma Suárez, aunque su papel es un poco blandito para no crear más conflicto.

Gustará a: Stravinsky, tímidos, Anya Taylor-Joy
No gustará a: gente que regala ropa, asistentes sexuales, bachateros
eristuff
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11 de octubre de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje del director sevillano Fernando Franco y tercera presencia en la sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián para competir por la ansiada Concha de Oro, lo que parece una bonita y duradera relación entre director y festival.

Laura, una joven recién llegada a Madrid para empezar a estudiar la carrera de Químicas, conoce una noche a David, un joven con parálisis cerebral que vive con su madre Isabel. Pronto, ella entablará una relación de confianza plena tanto con David como con su madre, que le ayudará a superar sus miedos e inseguridades.

Franco se centra en el personaje de Laura, una chica nueva en Madrid que procede de una familia conservadora y que tiene que lidiar con los temores y las dudas que le asaltan. El encuentro con David y, posteriormente, con la madre de este, le hará ver otros puntos de vista distintos de los que estaba acostumbrada, donde la tolerancia es el pilar esencial.

En medio de todo esto, la película nos abre los ojos a la realidad que sufren las personas con parálisis cerebral, que necesitan relaciones sexuales como cualquiera. Todo ello el director lo trata con mucha naturalidad y respeto, invitándonos a reflexionar sobre nuestras intimidades. Valeria Sorolla está esplendida en su primer papel en un largo, creando un personaje intrigante lleno de matices, y Telmo Irureta borda el suyo con un interesante humor negro. Completa el reparto la siempre fenomenal Emma Suárez.

Una propuesta de lo más interesante que nos muestra la evolución psicológica hacia la madurez de una chica que acaba de dejar el hogar materno. Para no perdérsela.

www.sudandocine.com
Cangurito78
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12 de junio de 2023
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No termina de despegar la carrera de Fernando Franco.
Escoge maravillosamente a sus actores (Marian Álvarez en La herida, o por supuesto Valeria Sorolla, Telmo Irureta y Emma Suárez en esta cinta), pero el resultado final no pasa de ser aceptable.
Sin duda, La consagración de la primavera (hermosísimo título) es una película importante, porque pone el foco en las personas con discapacidad, normalmente invisibles en el cine (y en la vida), y por supuesto en su sexualidad, algo que parece casi un tema tabú cuando se habla de estas personas.
Sin embargo, es cierto que resulta una cinta un tanto incómoda, porque la moralidad de lo que pasa entre Laura y David es algo turbio. Podría establecerse comparación con una película en cierto modo similar, Las sesiones, pero en aquella, la relación entre Helen Hunt y John Hawkes era bastante más sana.
Correcta, hermosa en muchas ocasiones, pero cuestionable en otras muchas.
Sibila de Delfos
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