Yo soy Sam

Me parece una película muy dura, pero preciosa. El modo en que el padre, al margen de su retraso mental, lucha y lucha para que no le separen de su hija. Es impresionante cómo se esfuerza para ser capaz de criar a su hija, a pesar de sus dificultades, y que a su hija no le falte nada. (Me emociono al recordarlo, jeje). Y la hija... Lucy, igual que el niño de La vida es bella: ADORABLE. La hija es increíblemente madura y el amor que siente hacia su padre es alucinante.

Se trata de una película entrañable, con una gran interpretación por parte de todos los actores principales, en especial la de Sean Penn. En ella se aprecia con claridad, cómo muchas personas no saben tratar a gente con discapacidad mental, y sobre todo se ve cómo se encargan de ponerles límites sin conocer absolutamente hasta dónde es capaz de llegar cada persona con su amor y esfuerzo, independientemente de su limitación psíquica. Es un largometraje que llega directo al corazón, y aunque triste y muy emotivo en su mayoría, también tiene muchos momentos de risa.
Por último, no quiero olvidarme de mencionar su banda sonora, compuesta por canciones de Los Beatles. Sam, (el padre), le puso Lucy a su hija por ser un gran amante de los Beatles y en concreto de la canción: Lucy in the Sky (with Diamonds). ¿Se puede ser más tierno?

El papel de discapacitado debe ser un reto atractivo para grandes actores (Dustin Hofmann, Tom Hanks...). Sin duda, Sean Penn hace un buen trabajo en esta película, pero a mí se me hace insoportable tanta sensiblería.

Definitivamente el amor hacia un hijo no tiene barreras ni limites, simplemente sensacional, he llorado como la niña que soy, la puedo ver infinidad de veces y las mismas veces, las lágrimas a flor de piel.
Muy tierna, mostrando como el amor y la comprensión son las bases para cualquier relación humana y que el nivel de inteligencia no suma ni resta a la hora de amar.
A pesar de que es una película conmovedora la realidad sería que jamás por mucho que lo pida una niña no dejarían a una persona con un retraso tan grande cuidar de ella, y menos de una menor pero que le vamos a hacer es una película. Muestra muy bien como muchos retrasados libran cada día una batalla para que sean tratados como iguales, “normales”, pero quiero quedar claro que tampoco es un documental.
Está hecha para todo tipo de persona, quien la vea no pasara por alto su vida, en algún momento hará un alto y analizará también la suya ya que nadie es libre de nacer como el protagonista.

Exquisitas actuaciones de los tres protagonistas, aunque la película desborda excelencia por la actuación de sean pean.
No paras de conmoverte y sentir que el amor todo lo puede sin importar, la edad, sexo, condición.
Te desgarras al ver que la ingenuidad de una niña y de un hombre-niño va mas alla de lo que este impuesto como la correcta estructura familiar.

Antes de empezar a ver la película albergaba la sospecha de si estaba basada en unos hechos reales. Pero es cuestión de comenzar para percatarse de que lo que cuenta Jessie Nelson, que además es la guionista junto a Kristine Johnson, es una trola. Es curioso pero cabría preguntarse por qué las historias inventadas casi siempre suenan tan falsas, tan poco verosímiles, tan facilonas como ésta de "Yo soy Sam". Y diría que lo son porque cuando tenemos una realidad que no nos gusta, que no aceptamos, lo que sale de nuestra libre imaginación no puede ser más que una fantasía que satisfaga nuestros gustos personales, que concuerde con nuestras ideas, que nos haga sentirnos cómodos para calmar nuestra cobardía. Porque de lo contrario no haríamos mala literatura o cine sino buena historia, psicología o sociología. De este modo, "Yo soy Sam" arranca con una paternidad, con una crianza, con una madre, con un entorno, con un desarrollo no creíbles para acabar provocando carcajadas cuando oímos a una Michelle Pfeiffer, que estaba estupenda a sus más de cuarenta años, afirmar que es fea.

Pero si sólo fuera, digamos ciencia ficción, pues tendría un pase como simple diversión. Pero no, detrás de esta especie de fábula hay varias ideas tontas y progres. Por ejemplo, ese elogio de carambola a la estupidez al que se llega cuando se desprecia la sabiduría y la experiencia. No es casualidad que "Amelie" (2001) fuera del mismo año que ésta. Detrás de ambas películas, como de otras muchas modernas, subyace la idea que para cualquier cosa, lo importante no es el conocimiento, ni el esfuerzo, ni la práctica sino tan sólo la voluntad. Así, ser un buen padre no requiere nada más que la intención. Por eso cualquiera puedo serlo. Igualdad ante todo y en este caso además inclusión social. Pero ahora me pregunto, ¿podrá este padre atender a su hija si se pone malita o si hay alguna emergencia?, ¿podrá educarla, formarla como persona, ponerle normas?, ¿alimentarla porque no sabe ni cocinar? Claramente no. La obra no se plantea nada de esto y nos engaña con una hija maravillosa y tan madura como para nunca tener ningún roce con Sam. Como si para crecer perfecta no necesitara nada más que amor.