Haz click aquí para copiar la URL

El rayo verde

Drama. Romance Quinta y penúltima parte de la serie "Comedias y proverbios". Delphine es una joven secretaria parisina sin planes para sus vacaciones después de que su amiga las cancelara en el último minuto. Sola y triste, ella está decidida a viajar. En el camino conoce a una chica sueca que intenta animarla pero que sólo consigue acentuar su sensación de soledad, hasta que su destino de repente da un giro inesperado. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
19 de noviembre de 2007
71 de 133 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de Rohmer deberían venderlas en los herbolarios, junto con las galletas integrales y los libros de Bucay: son progres, blandas, bienpensantes, amables, banales, educadamente sensuales, superficialmente cultas, llevaderamente filosóficas y tramposamente pseudopascalianas, y, por encima de todo, espontáneas y naturales... ¡faltaría más! Híbrido de Nueva Era y socialdemocracia postmoderna, paradigma perfecto de la subcultura light llevada al cine. Y aquí, El rayo verde como ejemplo modélico; con el dudoso mérito de haber construido el personaje femenino más estúpido que se ha visto en la pantalla en las últimas décadas.
Me pone de los nervios, ¿se nota?
Ludovico
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10 de agosto de 2006
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las críticas más habituales hacia Eric Rohmer es que sus personajes hablan como libros y no como personas. A causa de su manía por analizar, los textos le quedan demasiado académicos y supongo que por eso, en esta película, se fue por el lado contrario y optó por que fuesen los actores los que improvisaran las escenas para intentar conseguir esa naturalidad de la que a veces es carente el diálogo de sus películas.

Creo que la idea está bastante bien, sobretodo porque representa el hecho de que un director no se acomode e intente probar cosas diferentes dentro de su estilo, pero quizá hubiese ido mejor otro tipos de actores dotados para improvisar. Con sus gestos y su forma de comportarse consiguen que casi parezca que no haya cámara, no obstante el diálogo es demasiado insulso. Había momentos en los que aburría (e incluso exasperaba) el carácter de Delphine, la protagonista, demasiado pueril, dubitativa, sentimental, insegura e introvertida. La falta de talento para la improvisación no solo se nota por el inexistente fondo en el diálogo, además, como se ha improvisado a la torera durante todas las escenas, la protagonista acaba muy lejos de ser consistente y en cambio nos queda un carácter totalmente desdibujado. Personalmente opino que había ido mejor un término medio y que por lo menos la película tuviese algo más de sustancia porque nada se saca de personajes totalmente vacuos.

La reflexión que se aprecia sobre la soledad en el mundo moderno, lo de sentirse aislado a pesar de estar rodeado de gente (ese concepto tan celebrado años después en películas como Lost in Translation), la encuentro acertada, también el que nos muestre a la protagonista enunciando a ciertas convicciones personales por tal de poder ser aceptada socialmente, por eso se la puede aprobar, pero pretender ir más allá de ahí ya es hacer castillos en el aire. No es ni una crónica de la realidad social francesa (como he llegado a leer por ahí), ni una muestra sobre el mundo moderno (de los 80, claro). Demasiada trivialidad y demasiado no pasar nada, para que engañarnos: la película acaba se acaba manifestando como un tostón. Insulsa hasta decir basta.

Está tan discordante esta película respecto al resto de la filmografía del cineasta francés, que incluso la utilización de los espacios naturales, una de sus grandes habituales, resulta no ser tan evocadora como es habitual y no ayuda a aportar riqueza o profundidad a la puesta en escena. Hay algunos escenarios dignos de ver, como Biarritz, pero no se nota la habitual empatía que hay en otras películas como por ejemplo en Cuento de Otoño.

De todas las películas que he podido ver de Rohmer, el Rayo Verde ha sido la más inferior de todas. No aporta gran cosa, ni tampoco resulta entretenida. Quien quiera ver una buena película de Rohmer antes le recomendaría Mi noche con Maud o Pauline en la playa, ésta es una de cal.
Jean Ra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de abril de 2006
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraño retrato de ese difícil período en que, tras haber roto con tu pareja, tienes demasiado tiempo muerto.
Si a ello le añadimos unas vacaciones en que no sabes qué hacer ni adónde ir y que, a pesar de estar con gente, nada ni nadie te satisface por mucho que lo intentes, nos encontramos con esta película sencilla, cálida y a la vez sugerente sobre esos difíciles paréntesis vitales.
neugierige
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de octubre de 2015
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De dónde nace una película como ésta? El Rayo verde es una de esas películas que caracterizan a la etapa de comedias de mediados de los 80 del director Eric Rohmer. Personajes sencillos en situaciones ordinarias, muchas conversaciones en ocasiones de temas filosóficos, en otras, de temas más banales, no obstante todas tratadas con sencillez y ligereza cotidiana. Los planos se suelen dirigir con indiferencia hacia los protagonistas casi con un sobrio afán documental. La cámara no tiene ninguna intención protagonista, la cámara solo muestra. Pero, ¿De dónde nace entonces el milagro? Uno ve la película y sale sintiéndose más ligero, más enamorado, más entusiasmado y emocionado

Uno de los ingredientes principales del milagro es que aquí los protagonistas de esta película no son protagonistas, son personas. No son títeres de un director, no son títeres de una idea platónica que los conduzca a todos hacia un mismo destino moral, nadie tiene que aprender nada concreto, precisamente porque el creador de la obra no es un demiurgo, el creador es aquí alguien a nivel de sus protagonistas. No les juzga, no opina sobre ellos en ningún momento ni las guía hacia ningún lado, simplemente los muestra, les permite expresarse, deja que la infinitud salga de su concreción individual. De tal manera los actores que contrataba Eric Rohmer para sus películas los contrataba en función de su personalidad y los ponía en situaciones de improvisación para examinar sus personalidades, es así como la naturalidad se convierte la nota clave que rodea a toda la película, el protagonista crea más película que el propio director, que pone el marco para que éste se desarrolle en su plenitud, y precisamente por dicha naturalidad es como podemos conectar la aparente banalidad de las situaciones con todo lo que queda latente en sus palabras, en sus gestos… La obra, que en principio puede parecer prosaica guarda una carga lírica en su interior, en el potencial de que uno de sus personajes, su naturalidad eleva a nuestra mente ideas de su pasado y de su futuro, de toda la infinitud que él podría ser y que pudo ser.

La película casi no parece consciente de sí misma, simplemente avanza, muestra, el personaje evoluciona sin ser trastornado, llora cuando debe llorar y la cámara no le seca las lágrimas ni las provoca, se interrumpe, e intenta agarrar una sonrisa allá donde cree poder encontrarla. En esta desnudez en la que se desarrolla la película es donde el verso tiene un mayor peso. En esta aparente prosa y su lírica latente la música es inexistente, queremos simplemente oír el sonido de la realidad, como se quiebran las hojas, como rompe el viento, como llora Delphine. En la aridez que nos impone esta realidad surgen en determinados momentos una música, unida a la recolección de una carta al azar. La música es la esperanza de que efectivamente algo más existe, Delphine es soñadora y esas porciones de música son extensiones de su propio sueño. La propia vida tiene música y ahí lo vemos.

El final redondea el cuento, verifica la magia, aparece el rayo verde y agrega el verso final, un verso que se siente como un oasis en un desierto. Un verso en un poema en prosa se siente como un milagro, de la misma manera que los milagros no se aprecian en el cielo, si se aprecian allá donde son necesarios. Con este final Rohmer, que en otras películas de la misma etapa se había limitado a un realismo más puro, acervando la comedia y volviendo más explícitos los dilemas (Cuatro historias de Reinette y Mirabelle, por ejemplo), aquí logra hacer esa síntesis entre romanticismo y realismo. Logra ubicar el puente necesario entre la vigilia y el sueño.

Es difícil expresar la magnificiencia de esta película ya que lo que la caracteriza es su sencillez, su esencialidad, sin adornos ni florituras. Esas cosas que se consiguen solo dando en el clavo de alguna manera, con elementos intangibles y que no están muy claros. Estas obras son, si cabe, más importantes que las obras pretenciosamente grandes, porque son más misteriosas y más irrepetibles. Son obras de alguna clase de milagro, de muchos aspectos que se reúnen en su máxima expresión en un momento concreto, de la forma concreta. Una actriz, un momento, un pensamiento fugaz del director que le permitió que se hiciera este gesto y no otro… Estamos ante una película invisible y por tanto infinita.
Feu Follet
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de diciembre de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin mucha convicción, aunque espoleado por denitzek, quien si no me equivoco la considera una de las películas de su vida, acometí mi desvirgamiento con Rommel Fernández, y desde luego quedé satisfecho, bastante más de lo esperado.

El Rayo Vallecano es una película sobria, sencilla, pretendidamente descuidada, y que al parecer tuvo como objetivo desmarcarse drásticamente de su obra anterior, tildada de densa. Es decir, Rommel Fernández quiso descolgarse con su The Wrestler particular, y para mi gusto estuvo inspirado, porque la obra rebosa ternura y naturalidad, absoluta veracidad, transparencia.

Marie Riviere es, a mi entender, la gran artífice de este logro, junto a esta austeridad buscada de Fernández. Inocente y magnética, es difícil no encariñarse con esta mujer, con su desubicación en el mundo, pese a que su conducta roza a veces la ñoñería y el estreñimiento más recalcitrantes. Pero quién a veces no necesita una sobredosis de azúcar o una sonda anal.

Debí de tener yo uno de esos días, supongo.

En fin, bastante recomendable.
Barfly
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow