Nueva York para principiantes

Nueva York para principiantes (original traducción, ejem) no es la hiriente sátira que uno espera tras leer su sinopsis (la historia está protagonizada por el humorista Simon Pegg, quien interpreta a un irreverente periodista que comienza a trabajar para una prestigiosa publicación que no casa con su desenfadado, y algo desordenado, estilo de vida) o si se es conocedor de su origen literario. Y ahí es donde los responsables de esta cinta se equivocan, porque en lugar de mostrar el lado más amargo y rastrero del show business nos acaban narrando una típica historia de amor cuya ligera crítica queda diluida entre tanto convencionalismo.

Con su reparto pasa un poco lo mismo que con su historia: pinta mejor de lo que termina siendo. Y eso que Pegg consigue que su amoral (pero de buen corazón, claro) personaje caiga simpático y Fox tiene la sana virtud de saber reírse de su imagen de bella tonta, sin embargo, el resto de intérpretes (especialmente Jeff Bridges y Gillian Anderson) están francamente desaprovechados. Weide pudo haberse desmarcado con un trabajo diferente y ácido, pero, bien por miedo o por conformismo, ha acabado filmando una comedia de lo más anodina. Lástima.

Extraña película que uno no sabe si pretende ser una comedia romántica más o un filme políticamente incorrecto ya que alterna entre una cosa y la otra sin solución de continuidad. El personaje de Simon Pegg es presentado como alguien que no posee prácticamente ninguna virtud, es antipático, egoísta, maleducado y para colmo de males es extremadamente torpe. Es como Peter Sellers, pero en plan capullo. De este modo la supuesta gracia de la película se encuentra en contrastar su comportamiento con el sofisticado mundo de una revista a lo Vanity Fair y las estrellas de cine a las que tiene que entrevistar. Digo lo de supuesta gracia porque algunos de los chistes no terminan de funcionar y parece que se esfuercen demasiado en parecer gamberros.

En la segunda parte la película adopta un tono quizá más previsible pero termina funcionando mejor, ya que por fin el protagonista cae un poco mejor al espectador y las relaciones entre los personajes se ven algo más realistas. Ayuda que de vez en cuando introduzcan algunos toques gamberros que hacen que la cosa no caiga en un exceso de ñoñería. Los chistes también comienzan a funcionar mejor al estar mejor integrados en la historia. También ayuda el fenomenal reparto. Pegg es capaz de salvar a un personaje que sería insoportable en manos de alguien como...Jack Black, por poner un ejemplo. Megan Fox actúa fatal pero ya sabemos por qué aparece en las películas y al menos el papel de tontita superficial le va relativamente bien. Jeff Bridges es un grande aunque sale demasiado poco. Gillian Anderson está bien. La visión crítica del mundo del espectáculo es superficial y no muy inspirada y la realización a veces es correcta y otras un tanto videoclipera. Los homenajes a la Dolce Vita no se sabe muy bien a qué vienen pero no molestan demasiado. La que me vendió la película fue Kirsten Dunst , que resulta completamente encantadora en su papel, y eso que no es una actriz que me suela gustar en exceso interpretativa o físicamente. También el final (en spoiler) me resultó bastante simpático.

Algunos dirán que esta segunda parte traiciona el espíritu de la cinta pero dado lo poco inspirada que resulta la "transgresión" de sus primeros minutos y la corrección con que está realizada la parte sentimental-algo más natural que la media en estas películas- al final resulta que los creadores de esta supuesta gamberrada casi son más eficaces ofreciendo una comedia romántica de estilo clásico con ligeros toques de mala leche ya que el comienzo no auguraba una sátira especialmente lograda o sutil.

En cualquier caso me parece entretenida para pasar un rato sin más pretensiones, eso sí, sabiendo que no vas a ver nada especialmente subversivo.

Bueno, bueno, no saquemos los pies del tiesto, y que nadie se vaya a pensar que estoy comparando ni a Simon Pegg (un cómico divertido) con un genio del humor como Peter Sellers -pero ambos nacieron en Inglaterra-, ni por supuesto la pelicula que nos ocupa con el clásico de Blake Edwards -pero en las dos, un recién llegado mete la pata constantemente, organizando lios cada vez mayores hasta llegar al límite de la cordura-. Dicho esto, tenemos que decir que estamos ante un comedia razonablemente divertida, y que habla de un tema de tan candente actualidad como la prensa del corazón: un periodista inglés que trabaja en una revista alternativa, y cuyo mayor talento -esto, dicho por el mismo personaje- es cabrear a los demás, consigue que una prestigiosa publicación neoyorquina le contrate. Tras llegar a la "gran manzana", comprueba que ascender en el mundillo no solo es difícil, sino que le exigirá hacer cosas que en principio, no está dispuesto a hacer.... (sigue en spoiler)

"Nueva York para principiantes" ha resultado ser, nada más y nada menos, que todo lo que me esperaba. Una película pobre, insulsa y realizada por y para vender la imagen de la nueva mujer más sexy del mundo: Megan Fox. Pero ahora no es momento de adentrarnos en esto.

Realizada en el 2008 y dirigida por Robert B. Wieide, esta película que se podría incluir en el género de comedia te hará pasar un rato agradable, pero yo diría que no divertido. Esto es así, el reparto es pésimo. Simon Pegg (Sidney) no consigue que me sienta bien ante su imagen, es un hombre nada atractivo que hace papel de actractivo e influyente y lo siento pero no me lo transmite. Kirsten Dunst (Alison) quizás sea la única que me haya transmitido algo, pero es debido a que es la única buena actriz del reparto. Megan Fox (Sophie) no sabe actuar, no transmite y el único papel que hace es de chica sexy y tonta.

En resumen: podemos decir que Nueva York para principiantes es como mucho una película pasable, casi imposible de suspender debido a Kirsten Dunst y realizada para atraer al público masculino ansioso de ver a Megan Fox que sale chorreando de una piscina o para aquellas mujeres (que desgraciadamente son muchas) que les gustaría ser como ella. Pero que decir si para eso pronto tendremos al cuerpo de Jennifer. La trama es aburrida y la química entre actores nula.

No la recomiendo. Pero para gustos los colores.

Tú, que has sido la chica de monstruos, millonarios, superhéroes o reyes, ¿cómo puedes conformarte con semejante mandril? Claro que no es culpa tuya, mi querida Kirsten Dunst. ¿Cómo pueden desperdiciar tu talento en esta chorrada inglesa? Pero siendo abominable su pareja en la ficción, pobre de tener que soportar a este garrulo, más aún es forzarla a decir que su película favorita es "La dolce vita" (1960) ¡Venga ya! Eso sí, la fascinación que la de Fellini despierta en Robert B. Weide explica muy bien la mediocridad de su "Nueva York para principiantes". A fin de cuentas no deja de ser otro ejemplo de que lo que el espectador quiere es la vulgaridad y un protagonista rematadamente inútil supongo por qué así se siente superior... o no porque recaudó en taquilla ni el 68 % de lo invertido. Un fracaso.

A todo esto, la película es una comedia romántica calcada a "El diablo viste de Prada" (2006) pero para hombres. En algún momento te dibuja alguna sonrisa pero la mayor parte se ve con una sensación cercana al bochorno. Megan Fox anima con su presencia la función pero va de tan irresistible que no termina de engancharme esta joven. Prefiero a Kirsten Dunst, aunque desde luego no es tan guapa. Y hablando de guapas, ¿por qué insisten en ponerlas como estúpidas de remate? Por otro lado, buenos secundarios pero un protagonista interpretado por Simon Pegg que es un verdadero idiota. Con deciros que quería que fracasara, está todo dicho. De hecho, ella tampoco lo traga. Le suelta "eres de lo peor ¿De qué planeta vienes?". Pese a todo, el imperativo de guión manda aunque sea absurdo. Mala.