Cegados por el deseo (Closer)

Cuadrado perfecto. Todos nos follamos a todos. Perfecto. Natalie Portman perfecta. Julia Roberts ídem. Jude Law también. El único que se me antoja exagerado es el histriónico Clive Owen. Es el único de los ángulos rectos que no me creo. No existe un tipo así. Y si existiera viviría sólo para hacerle la vida imposible. No se puede ser tan desagradable... joder! Pero reconozco que tiene mérito serlo.

La sensación final de vacío y tristeza es desoladora. La vida a veces también lo es en cuanto al corazón se refiere, y una de las virtudes de Closer es presentarla tal cual, como un crudo relato de la sociedad moderna alternando pros y contras como una montaña rusa sin fin. La secuencia del burdel me parece magistral.

El desenlace es patético pero vigoroso. Ahí radica su fuerza. ¡Hace daño aposta! Genial película para esquizofrénicos sentimentales. 9.3

"¡...pues hemos hecho las cosas normales que suele hacer la gente cuando folla!"

Cuatro pijos aburridos se conocen, se enamoran, se entrecruzan, lloriquean, folletean y cuando ya están consiguiendo dejar de aburrirse, nos aburren a los demás. Película pedorra donde las haya, un compendio de pedantería, maneras insufriblemente "artie", lenta como ella sola y a la que se nota demasiado su origen teatral. A Natalie Portman ya se la veían maneras de putilla en "Beautiful Girls" y aquí lo borda; Julia Roberts sigue en su línea mediocre; Jude Law pone cara bonita y poco más y Clive Owen cumple sufridamente, como es habitual en él. La típica película que, o te engancha y te encanta, o acabas deseando haber ido a ver lo último de Uwe Böll, que por lo menos hace gracia.

Un argumento tan maduro como el de esta película tuvo la suerte de ir a parar a las manos del genial Mike Nichols quien supo imponerle su sello personal al film, y de además darle los papeles a 4 formidables actores quienes brillan con luces propias pese a tener en sus labios algunos de los diálogos más duros y brutales que hayamos oído en mucho tiempo. Las palmas sorpresivamente no son para la estrellas (Roberts y Law que están muy bien en sus roles) sino para sus respectivas parejas en la trama.

Natalie Portman nos da la actuación de su carrera personificando a Alice (a mi parecer el personaje más complejo del film), una suerte de Lolita mezclada con Femme Fatale que nos embruja desde su primera aparición hasta la escena final del film, y dejándonos boquiabiertos en varias secuencias del film sea mostrando su hermosa anatomía o semi-destruyendo sicológicamente a Larry en el bar nudista.

Clive Owen (Larry) es la gran sorpresa del film. Un actor inglés que no había tenido hasta ese momento mayor oportunidad de lucimiento ("Crimen de medianoche", "Más allá de las fronteras") pero que aquí se revela como un estupendo intérprete que nos enseña la mejor y peor faceta que un hombre puede mostrar.... y no por ello perder un ápice de humanidad (¿o alguien sería capaz de no justificar sus reacciones?)

Es cierto que algunas situaciones puedan parecer forzadas y que el final no deje satisfechos a todos, pero este es a no dudarlo uno de las grandes películas de los últimos tiempos.

Solo cuando se ha vivido intensamente, atravesando lugares comunes, propios y ajenos, se puede llegar a entender CLOSER.

No es un trabajo menor, ni siquiera fácil. La complejidad de las emociones mostradas, de las constantes búsquedas... de los encuentros divergentes, pueden llegar solo a ser entendidas, por quien las haya vivido.

Magnífica en su forma de manejar la elípsis narrativa. Los giros de guión la van transformando, con resultado superior; encontrando los actores, una salida, por encima de trabajos clásicos o adocenados, a los que tan frecuentemente nos acostumbran las grandes productoras hollywodienses.

Jude Law (Dan, el escritor frustrado): Mira qué corderito soy, tía, si es que soy una perita en dulce, anda, vente conmigo que estoy muy solito.

Natalie Portman (Alice o Jane, yo qué coño sé, total, la stripper-camarera): Jo, tío, pues sí que eres una perita, te quiero un montón.

Jude Law: Joer, qué buena está la Julia Roberts (perdón, Anna la fotógrafa). Esta chorba me la pone dura... Aissss, qué dilema tengo...

Julia Roberts (la fotógrafa): Tío, déjame tranquila, qué tú estás pillado ya, cabroncete (pero vaya que estás buenorro, jodío. Y qué bien sabes comerle la boca a una tía).

Clive Owen (Larry, el dermatólogo salido): Tía, aquí tienes a tu Rajá de las Rajitas... Coño, ¿qué dices? ¿Que me han gastado una broma? Joer, he quedao como un pringao. Pero vaya, que sí que estás muy buena.

Y así sigue la encantadora historia, mientras unos se lían con los otros, se quieren y no se quieren y se vuelven a querer (me recuerda a alguna canción pastelosa...). Vaya, que ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio.

Y no digo ya nada de la liante velocidad de los acontecimientos. El tiempo pasa tan rápido que yo casi ni me entero. ¿Ya ha ocurrido todo eso? ¿Cuándo? ¿Y qué ha sucedido mientras? El tratamiento del tiempo es pésimo. Un poquito más de calma, oigan... Que canta demasiado esta adaptación de una obra teatral. Por Dios, imagino que el guión original de la obra será mejor, pero lo que es la película no creo que le haga justicia, señores. Qué cacao.

¡AJJJJJJJ! ¡Socorro, mi detector de culebrones está al rojo vivo! ¡Si llega a durar un segundo más, se activa la alarma de ataque masivo por invasión de un aburrimiento supremo!

¿Pues sabéis qué? Que le den por culo al Jude Law. A la Portman. A la Roberts. Al Owen (bueno, sólo a sus personajes, a los actores todavía los perdono). Que se metan sus retorcidos, mareantes e insoportables cuernos y paranoias por todos sus orificios. Que se vayan a deshojar una margarita a las orillas del Támesis. "Me quiere, no me quiere...".
Y, por cierto, no vi química ninguna entre el Law y la Roberts. ¡Qué forzado!
Y sólo quería que el tormento terminara de una vez. O que todos decidieran convivir en armonía, y hacer una cama redonda. ¡Si era lo que pedían a gritos! Habría sido de lo más sencillo, porque con el revoltijo que se traían... ¿Quién distinguía ya?

Total, que después de ver esto, de lo que me dan ganas es de meterme a monje budista. ¿Vosotros creéis que me admitirán en un acto de piedad?