La caza

No miento si digo que el duelo Betty Gilpin-Hilary Swank es de lo mejor que ha parido el cine de acción/terror de los últimos años.
Las dos desafectadas, las dos tremendamente cabreadas, y funciona porque no caen en NI UNO de los convencionalismos del género.
"Estoy loca, pero al menos lo sé.": amén a eso, Hilary.

Por otro lado, hermosa jugada de trazar un posible arco de chiquilla mona-guapazo piadoso-jocoso tipo duro al principio con los actores más conocidos, y reventarlo en vísceras a la primera de cambio.
En este mundo no juegas con ventaja si sigues las reglas, solo si estás dispuesto a ensuciarte con ellas, entérate.

En otra época, la afirmación de Betty Gilpin al final levantaría ampollas.
Como vivimos en una sociedad enmohecida y sensiblita, no pasará de inteligente macarrada, pero algo de lo que dice resuena verdad si la escuchas con atención.

La escena en la que el pobre cerdito entra al búnker, haciendo que lo frían a tiros, y la pena y dolor que les genera a los snobs de turno, cuando poco antes han disparado a seres humanos tiene mis dieses. Esa y la historia de la liebre y la tortuga que nuestra fantástica prota le cuenta a su aliado-enemigo.

Todo empieza en un avión privado, donde doce extraños, dormidos y atados, están siendo llevados a algún otro lugar del mundo para jugar a algo muy macabro sin ellos saberlo; pero uno de los secuestrados se despierta y terminan matándolo allí mismo (muy a lo Eli Roth). El resto se va a despertar ya en el descampado de un gran bosque. Todos tienen una mordaza que está cerrada con un collar, que a su vez requiere una llave para ser abierta (muy a los Shaw). Pero solo una de las víctimas, Crystal (Betty Glipin) sabe lo que hace y no va como pollo sin cabeza –nunca mejor dicho, porque nuestro cebo, es decir, la Roberts, pierde la cabeza en menos de quince minutos de película-. Todos se dirigen a una caja –que casi todos creen que es una trampa- pero no lo es. En ella hay armas para todos y un cerdo (Orwell, en honor a Rebelión en la Granja). Mientras, la todavía viva Yoga (Roberts), encuentra en otra caja la llave de las mordazas, que irán quitándose entre todos. El juego empieza y la primera en morir por un disparo en la cabeza es la bonita Yoga, que no tiene ni idea de qué va todo esto en ningún momento. Después, casi todos irán cayendo. Cuando quedan la mitad, se dividen y tres de ellos terminan en una gasolinera con unas personas de lo más amables…aquí vemos qué bien se lo han montado, porque las muertes cada vez son más originales y retorcidas. La Élite, como los llaman los cazadores, son muertos uno a uno. Descubrimos, a lo largo del film que estas personas son defensoras de la naturaleza, veganos, están en contra hasta del azúcar en la bebida, luchan contra la xenofobia, homofobia, tenencia de armas –aunque todo esto no exento de una buena crítica a ellos mismos, pues llevan armas, envenenan, cazan humanos y utilizan a miembros de otras etnias para engañar vilmente a la Élite-. Pero alguien se les resiste siempre, de manera inteligente y además les va a ir cazando uno a uno, Crystal, de la que descubriremos después de muchas correrías huyendo o matando, que sirvió en Afganistán, que no es una paleta como todos pensaban y que además quiere al líder de la cacería que vive en la Manor House, que no es otra que Athena (Swank). Pronto veremos una lucha encarnizada y divertida por sobrevivir –con mucho chiste y humor negro-.

La mala fama del momento de su promoción no ha hecho más que avivar las ganas de verla y tengo que deciros que merece la pena.

Por cierto, están en Croacia y aunque no es el mismo lugar que Hostel, sigue siendo muy Eli Roth todo.

Cosas que he aprendido:

Si quieres a alguien para una cacería, asegúrate que es la persona adecuada. Athena se equivoca de Crystal, ya que hay dos con el mismo nombre y Athena tiene muy claro a quién quiere (en este caso, personas que han publicado en redes algo en contra de la naturaleza, los gays, los negros, etcétera).

La liebre siempre gana. Crystal relata en su periplo el cuento que le contaba su madre. El de la liebre y la tortuga, que muy resumido dice así: la liebre es tan rápida que gana siempre a todos, pero un día, la tortuga la reta a una carrera y la liebre acepta; pero pensando en todo el tiempo que le va a llevar a la tortuga recorrer el espacio se queda dormida más de la cuenta, tanto que la tortuga está a punto de pisar la meta; la liebre se despierta y echa a correr muy rápido, pero es tarde, porque la tortuga gana. Pero la liebre siempre gana, así que esa noche va a casa de la tortuga, tira la puerta, mata a su familia delante de la tortuga para que lo vea y luego la mata a ella; después cena en la casa de la tortuga. La liebre siempre gana.

Otra cosa, no te fíes de nadie nunca. Los que son tus enemigos, son tus enemigos y tus amigos también son tus enemigos.

Cuando hayas ganado, como buena liebre, bebe el mejor champán, ponte los mejores zapatos y el mejor vestido de la tortuga y coge el avión donde te sirven caviar, porque eres una liebre.

La moraleja final es clara: El único personaje principal que logra salvarse es aquel que vive ajeno al peligroso mundo de Internet.